𝐕 | Anhelado encuentro

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❝ El amor no llama
al timbre antes de entrar.❞

➤; Katherine Pancol

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Año 3510 ; Xicaea , Palacio Astiria

Midoriya otra vez estaba caminando por el camino dorado, no con la misma emoción de antes porque seguía planificando en su mente, pero al menos de esa forma su corazón dejaba de latir con tanta fuerza y rapidez.

Tampoco quiere pensar en las inseguridades que lo atacaron de repente, ayer no se sentía de esa forma, pero ahora tiene miedo de que vuelvan a dejarlo de lado y no ser suficiente como para satisfacer al Sultán. No quiere ser rechazo, mucho menos desea volver a vivir la experiencia de la noche anterior donde se quedó fuera de los aposentos. Hizo a un lado esos pensamientos, repitiéndose que era bueno y tenía lo necesario, iba repetir esas palabras como un mantra hasta que creérselo.

Dicen que es un método útil.

—Escucha, lo saludarás cuando ingreses, recuerda que debes besar el dobladillo de su bata y no lo mirarás a los ojos —Le recordaba Chisaki junto a Mei, los dos caminando a cada lado de Midoriya —Está prohibido hablar fuerte o reír, y lo más importante, tienes que ser discreto y respetuoso.

—Sé como comportarme —Dijo de forma tajante frenando los consejos de Chisaki.

Ambos supervisores intercambiaron una mirada, escépticos a esas palabras después de haberlo visto actuar como un animal desde que llegó y perdiendo el control cuando algo no sale como quiere.

Midoriya agregó palabras a su mantra: Tiene que hablar más alto que otros, debe reír porque las sonrisas son lo más atractivo de cualquier persona y va a ser adecuado, pero no a comportarse sumiso como el resto de las personas en el harén.

Bien, todo claro.

Mei se percató de los hombros tensos y la preocupación de Midoriya, le dio palmadas en su espalda baja susurrando que debe calmarse y estar tranquilo, Midoriya se dejó consolar por alguien que no era Ibara.

El miedo no lo llevaría a ningún lugar, no le mostraría el camino hacia el corazón de Todoroki.

Se detuvo frente a la puerta para tomar aire y al sentirse listo, Chisaki dio dos toques sobre la madera, deteniendo a Todoroki en su caminata de ida y vuelta dentro del cuarto. Le dio la espalda al recién llegado queriendo verse más digno que cualquier alfa.

Nadie creería que estaba nervioso por un omega hasta el punto de pasar saliva y moverse como animal enjaulado, su respiración incluso se cortó cuando las puertas se abrieron y pudo percibir el aroma de las fresas y el dulce chocolate, apenas se percibía, pero estaba presente muy claramente para él.

Los omegas reciben un meticuloso y estricto cuidado y entrenamiento para mantener a raya las feromonas, los celos y cualquier complicación de ese tipo, por eso el aroma de Midoriya no puede sentirse tanto en comparación a cuando era libre.

Todoroki tomó aire de manera suave antes de voltear lentamente hacia Midoriya, lo vio allí a pocos pasos de distancia con la cabeza gacha, manos al frente y un poco inclinado. Llevaba un atuendo rojo que hacía resaltar la palidez de su piel, por ser el comienzo de la noche, Midoriya avanzó siguiendo las indicaciones de Chisaki y Mei, sin levantar la mirada y arrodillándose para besar el dobladillo de la bata del Sultán. Los nervios de ambos eran evidentes.

A diferencia de otras visitas, Todoroki no esperó a que terminara de alejarse de la bata antes de sujetar su mentón para que levantara la mirada, incluso acarició su mejilla con el dedo pulgar y de nuevo fue embelesado por la belleza del omega con brillantes esmeraldas en sus ojos, dos gemas que no se podían comparar a nada que haya visto antes y su sonrisa dejaba ver lo satisfecho que sentía por la sola imagen. Su dedo índice y pulgar continuaban en el mentón ajeno.

El Sultanato de Shōto: El Magnífico © || TododekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora