Día 3: Hanahaki.
***
El frío de invierno era particularmente más notable esa mañana. Miguel había salido cubierto por un pesado abrigo directo a la escuela. Buscó con la mirada a su pareja en el patio, pero no halló nada. Con un bufido se dirigió dentro del edificio y caminó lentamente a su casillero.
Ahí, divisó unos rizos conocidos de reojo. Era su mejor amigo de toda la vida, Camilo. Se giró a él con una sonrisa y lo saludó con la mano. Camilo le dedicó una sonrisa inusualmente tímida y suave, pero siguió su camino.
Desconcertado, Miguel abrió su casillero, pensando en hablar con él después. Sin embargo, algo cayó de ahí. Un sobre.
Levantó aquel sobre sin remitente, pero que lo tenía como destinatario. En su interior había una carta y un pétalo de una flor. Ahora estaba aún más confundido. ¿Tenía un admirador secreto? Pero él ya tenía novio...
Con manos temblorosas abrió la carta y comenzó a leer.
"Miguel:
Es raro que te escriba una carta. Lo sé, probablemente no es algo que se espere de mí, pero no puedo decir nada de esto en persona. No porque me avergüence, sino porque en realidad la vida no está de mi lado en esto, Miguel. Ya diré por qué.
¿Alguna vez has pensado en que llevó a que nos conociéramos? Fue un poco de casualidad y tal vez el destino quería algo. Nos topamos de la forma más de cuento que nadie se pueda imaginar. Tiraste todas mis cosas, me ayudaste a levantarlas y nos hicimos amigos. No miento cuando digo que tú eres la persona más linda que he conocido jamás. La forma en la que tu hoyuelo se muestra con tu perfecta sonrisa. Como tus ojos se hacen pequeños cuando sonríes, como ahora—espero—todo de ti me hizo pensar..."Dios, quiero ser igual que él".
Aprendes las canciones con tanta facilidad que me dan celos. Y cada que me prestas alguna cosa puedo ver las ampollas y cicatrices de las cuerdas de la guitarra en tus dedos. Es increíble escucharte cantar, siempre sabes cómo iluminar el ambiente. Las chicas y los chicos enloquecen con tu voz, ¿Te conté de la cantidad de personas que me pidieron tu número? Bueno, claro que te lo dije, porque así conociste a su novio.
Hiro jamás tuvo algo que me disgustara por completo. No es su inteligencia, ni su poco estilo, ni siquiera lo egocéntrico que a veces llega a ser—la mayoría de veces presumía para impresionarte, creo que nunca te diste cuenta—no, simplemente algo no me gusta de él. Nunca me gustaron sus actitudes, cómo te prohibía cosas y cómo te alzaba la voz. Siempre has sido tan importante para mi que nunca soportaba cuando alguien te trataba mal. Aún no lo soporto. Pensé que era simple protección de nuestra amistad.
No fue hasta que Coco (ya te digo, esa hermana tuya que tiene poderes mágicos) habló conmigo fue que en verdad me di cuenta de lo que pasaba. Esa misma tarde, escupí un pétalo ensangrentado en el lavabo de mi baño. Suena asqueroso, lo sé, lo siento. Pero mi pánico en ese momento sobrepasó cualquier asco que sintiera.
Isabela me contó del Hanahaki. Cuando lo escuchas suena...poético. Una enfermedad donde escupes flores gracias a un amor no correspondido. En verdad, no se veía como una pesadilla hasta que comencé a ahogarme con flores en medio de la noche. No parecía tan malo hasta que comencé a escupir sangre de forma constante. No lo parecía hasta que después de hablar con Hiro sobre ti, vomité una cantidad ridícula de flores. Y lo entendí.
Te amo. No sabes lo horrible que es escribirlo en un papel y no decírtelo a la cara. No sabes el dolor que siento mientras escribo esto. No solo por las raíces que han comenzado a querer irrumpir en mi corazón, también porque es difícil confesarme de esta forma.
¿Sabes como es la única forma de curarme? Dejando que me ames de vuelta, una cirugía o muriendo. La cirugía me salvaría, pero me haría olvidarte. No puedo enamorarte. No dejaría que te mintieras a ti mismo para amarme. No te lo mereces. Ni siquiera el imbécil de Hiro se lo merece. Pero, no puedo dejarme morir. Amor, tú jamás dejarías sola a Coco, yo no quiero dejar solo a Toño.
Para cuando encuentres la carta y me mires de nuevo, ya no seré igual por la simple razón de que no tendré memoria alguna sobre ti. Te escribo esto como una despedida. Fuiste la casualidad más hermosa y dolorosa de mi vida, y que sepas que aunque sufrí tanto por ti, jamás en mi vida me arrepentiré de haberte conocido. Mis padres aceptaron mudarnos, no creo que nos encontremos después de que termines la carta.
Te amo, te amo, te amo. Te lo digo ahora cuantas veces pueda hasta que llegué el momento en el que no tenga memoria de la fuerza con la que te ame. Tienes en tu posesión un pétalo de amapola (no salió de mis pulmones, lo juro) por si alguna vez quieres recordarme. Es de plástico, por lo que jamás se marchitará, tal como mi amor por ti. Aunque no te recuerde, seguirá ahí, impregnado en estas letras. Impregnado en mi como un tatuaje permanente en mi pecho.
Cuídate, no dejes que Hiro te diga que hacer, o me veré obligado a seguirlo en sueños.
Por siempre tuyo,
Camilo Madrigal."
Miguel no se había dado cuenta en qué momento había comenzado a llorar, pero los sollozos amenazaban con salir de su pecho. Se sentía ajeno a su cuerpo. Como si eso no le estuviera pasando a él.
Camilo lo amó. Y ahora no tenía ni una memoria de él.
Una gran presión en su pecho detuvo cualquier pensamiento y tosió con fuerza. Una fuerza que le desgarró la garganta y palideció cuando sintió algo en su boca. Esa mañana, Miguel Rivera escupió su primera amapola ensangrentada. Y Camilo no se había equivocado. No iba a abandonar a Coco.
Pronto, él tampoco tendría memoria alguna de ese que fue secretamente su primer amor.
![](https://img.wattpad.com/cover/303216338-288-k49752.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Cicatrices [Camiguel Angst Week]
Fanfic"Dibujaste estrellas alrededor de mis cicatrices, pero ahora estoy sangrando."