—Saludos a la familia real de Liones—Elizabeth suspiro haciendo una reverencia al mismo tiempo que sus hermanos, padre y madrastra. Hace un tiempo se firmó un tratado de paz y comercio entre liones y otro reino.
—Bienvenidos visitantes, disfruten su estancia—exclamó con la voz dulce mientras el líder de su grupo besaba su mano enguantada con una sonrisa. Era viejo, con bigote y cabello cano, pero bien perfumado con ropas nobles, con una adorable sonrisa cada que besaba la mano de las princesas y emperatriz y saludando efusivo la mano del príncipe y el emperador. Su gran felicidad siempre era contagiada a sus ciudadanos y por eso la tierra de las serpientes era una gran aliada comercial. Celebraron con varios nobles el cierre de ese tratado y aunque no fue algo tan grande, su familia se presentó para mostrar respeto hacia los demás.
—Que elegantes y refinadas son las princesas—halago, el emperador sonrió feliz de que notarán lo educadas que eran sus hojas—Deben de darle una gran alegría—
—No se equivoca, emperador—respondió al viejo señor que sonrió. Nadie se dio cuenta de cómo una cosa se resbalaba por el piso con la lengua de fuera moviendola de arriba a abajo, un ser letal, ojos terriblemente negros. Un demonio que en algún momento susurro a los oídos de los humanos para ponerse en contra de las bestias divinas
—¡Kyaaaaa!—
—Gsssss—una serpiente amarilla con la lengua de fuera ladeo su cabeza ante el grito de la princesa liz. Su portador la había dejado caer y ahora estaba a los pies de su majestad. La pelirroja se asunto pensando que iba morder la por lo que dio pasos hacia atrás, tomó a elizabeth de los hombros y la uso de escudo humano. La albina parpadeo un poco confundida y ambas escucharon las risas de los hombres
—Tranquila majestad, esta serpiente no es venenosa—se adelantó a explicar aquel joven que la traía con han pequeña sonrisa—De hecho es más inteligente que los humanos, es muy amigable, no tengas miedo—
—Yo...¡No tengo miedo! —le grito con un sonrojo de vergüenza en sus pálidas mejillas y salió de detrás de su media hermana titubeando. Mordió su labio al ver la tranquilidad de elizabeth por aquel animal rastrero. La pequeña albina estaba calmada mirándola fijamente con la orilla de sus labios ligeramente curvada y estiró su mano. La serpiente levantó la parte superior de su cuerpo empezando a enrollarse en el brazo de la princesa entre pequeños silbidos. Bartra sonrió aún más al ver lo refinada que era su hija mayor y se acercó hasta ella, elizabeth lo miró parpadeando confundía y dio un saltito al sentir la mano de su progenitor sobre su hombro
—Que solemnidad la tuya elizabeth, se nota que ya eres parte de la realeza—la de ojos azules abrió su boca como una "o" perfecta, se agachó para permitir que la serpiente se bajara y fuera directo a los brazos de su portador y sonrió nerviosa
—Oh, gracias majestad, todo es gracias a sus cuidados orientación—el emperador no dejo de apretar el hombro de la susodicha con amabilidad y se quedaron en un pequeño silencio. A sus espaldas la pelirroja apretó los puños con el entrecejo tenso
—No es justo — pensó —Seguro no tiene miedo porque está acostumbrada a vivir en la calle rodeada de alimañas—tenso la mandíbula considerándolo una competencia injusta. Al instante sólo suspiró llamando la atención del hombre de ojos grises e hizo una reverencia perfecta de disculpa—Estoy apenada, lamento haberme exaltado majestad—relamio sus labios y levantó la mirada para clavar sus ojos en los de su hermana—Debe ser porque no estoy acostumbrada a este tipo de situaciones—Elizabeth rodó los ojos entendiendo a la perfección lo que intentaba decir y la ignoro, no iba a dejarse llevar por algo tan estúpido como eso, vivir en la calle le había hecho saber que cosa era venenosa y que no. Al menos ella tenía supervivencia. En cambio a la princesa bastarda, que supo bien las intenciones de sus palabras, el emperador soltó el hombro de elizabeth con una sonrisa y se aproximó hasta liz
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Domando a una bestia encantadora (PAUSADA)
FanfictionElizabeth vivía el cuento de cenicienta en carne propia, con la muerte de su madre fue acogida como sirvienta y su niñez fue un infierno. El día que dijo "basta" y se dispuso a hacer algo con su vida se da cuenta que es hija bastarda de el gran empe...