La chica que él nunca notó | Seungri

Capítulo 28 | Graduación

Me siento un poco nervioso cuando estoy frente a la universidad de Rosie. Puedo ver la larga fila de invitados que están esperando el acceso para ver a sus graduados, cada uno de ellos contribuyendo a la atmósfera eléctrica que se percibe a millas. Tomo mi lugar en la línea, cuidado en todo momento el ramo de flores que tengo en mi mano y la pequeña caja rectangular que se encuentra en la bolsa del saco. Le he comprado un bonito collar que espero le guste. Somos nuevos en esto y aún no puedo descifrar sus gustos, pero creo que la he observado lo suficiente para saber qué tipo de joyería usa, por lo que esperaba que realmente fuera de su agrado. 

Meto mi mano libre en la bolsa para cerciorarme de que el paquete realmente esté ahí. No podía poner el dedo sobre la razón exacta por la cuál me sentía tan ansioso, sin embargo, cuando me sorprendo a mí mismo intentando distinguir a los padres de Rosie entre la multitud, todo comienza a tener sentido. Comenzamos a avanzar y, en un parpadeo, ya me encontraba sentado en el auditorio. Las luces se apagaron y comenzó la graduación. 

El maestro de ceremonias mencionó el orden del evento así que, después de que uno de los alumnos diera unas palabras, comenzó la entrega de diplomas. Varios nombres fueron mencionados y varios graduados, vestidos con toga y birrete, subieron al escenario. Poco a poco la ansiedad se convirtió en expectativa, por lo que, cuando dijeron el nombre de mi campanita, no pude evitar vitorear y aplaudir más alto de lo que podría ser socialmente aceptado. 

Estaba preciosa.

Casi pude sentir lágrimas llenar mis ojos de los orgulloso que me sentía. No obstante, me detuve, porque a mi derecha había más ruido del que yo había anticipado. Yuna, Hyunsuk y lo que podía intuir eran los padres de Rosie se encontraban sentados varias filas frente a mí y aplaudían dichosos de verla recibir su diploma. Yo sonreí de oreja a oreja. No podía creer lo afortunado que era de que fuera mi compañera y de que mi campanita comenzara una nueva etapa de su vida a mi lado. 

Soy un maldito con suerte. 

Cuando termina la ceremonia y todos salen del auditorio, me apresuro a buscarla. Comienzo a escanear a la multitud y pronto la distingo entre sus compañeros. Se encuentra hablando con algunos de ellos mientras se ríe y espero a que se vayan para poderme acercar y no interrumpir su conversación. 

—¡Seunghyun-ah! —dice sorprendida cuando me ve. Corre hacia mis brazos y me da un abrazo tan fuerte que juro que provocó que me faltara el aire por un breve segundo. Me cuesta trabajo separarla de mí, pero le entrego el ramo de flores y su felicidad aumenta—. Son preciosas... muchas gracias —vuelve a abrazarme y esta vez deposita un beso en mi mejilla, lo cual hace que me sonroje como un idiota—. Creo que es momento de presentarte a mis padres, vamos  a buscarlos.

Toma mi mano y me guía entre la multitud para empezar la búsqueda. El tacto de su mano me reconforta y disipa mi nerviosismo. Pronto puedo distinguir a Yuna, que nos observa emocionada. A su lado, Hyunsuk se encontraba revisando su teléfono y dándole indicaciones a una pareja que, por su aspecto, pude imaginar que eran sus padres. Aquél chico era igual a su madre. Mientras más nos acercábamos, pude distinguir otra pareja de adultos que nos observaban con curiosidad. Claramente no tenían facciones coreanas, por lo que era más que obvio que ellos eran los padres de Rosie. 

Su madre era un poco más alta que su padre, el cual era un poco regordete, pero con un rostro amable. Daba la impresión de ser muy gracioso, mientras que, su madre, parecía un poco más seria. Era idéntica a su hija, sin embargo, los ojos de Rosie eran claramente como los de su padre. 

Ella se acerca y los abraza a ambos fuertemente. Su madre tiene lágrimas en los ojos, pero las limpia con un pequeño pañuelo mientras le dice algo a su hija en su idioma natal. Hago una nota mental para recordarme aprenderlo y, así, poderme comunicar con ellos de mejor manera. Siguen hablando un momento hasta que su padre me mira fijamente y me extiende una mano para saludarnos.