Capítulo 22 | Reencuentro

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Tiempo después de aquél incidente, Seungri da pocas señales de vida en la oficina. Según las cotillas del departamento de publicidad, él se había ido de viaje desde que habíamos discutido frente a la universidad. Aquél día ya parecía muy lejano pues mañana sería el lanzamiento de la campaña y, por consiguiente, también mi último día en Aori. Llego a mi casa después de un largo día de oficina y lo primero que hago es prepararme algo de comer, un poco de arroz con kimchi no suena tan mal y la verdad me sorprendo a mí misma con antojo de algo ya que mi apetito había desaparecido desde hacía ya varias semanas. Mientras la cocina se empieza a llenar del olor a comida caliente, pongo un poco de música para animarme.

Estos días habían transcurrido en una sola nota, es decir, claro que eran buenos, pero muy pocas cosas me generaban alguna emoción real. Sentía que mi corazón y mi cuerpo estaban completamente entumidos.

Cuando la comida está lista, busco algún plato para servirla y, para mi sorpresa, encuentro los recipientes en los que la señora Kwan me había dado un poco de comida para llevar. Mis dedos comienzan a cosquillear. Recordaba ese día como si fuera ayer: ver a Seungri hacer su trabajo de DJ, disfrutar de la comida de la señora Kwan, abrazarnos en el callejón... Detengo mi mente cuando siento mi corazón acelerarse con los recuerdos. Definitivamente tenía que devolverlos, no podía quedármelos.

Termino de comer y me cambio de ropa a algo más cómodo. Me recojo el cabello y decido caminar hacia mi destino. Después de todo, estaba cerca del departamento y el aire fresco era algo que siempre había disfrutado. Cuando me miro por última vez al espejo antes de salir, escucho que llaman a la puerta. Me sorprende ver a Kyungsoo por la mirilla.

—Hola, Rosie-yah —me saluda con una sonrisa en el rostro. Tiene el cabello desarreglado y sus manos se encuentran detrás de su espalda, como si estuviera escondiendo algo. Me inspecciona un poco antes de volver a hablar—. ¿Vas de salida?

—Sí —respondo de buen humor. Aún cuando éramos vecinos, tenía ya bastante tiempo que no nos veíamos, sobre todo porque después de haberle dicho que lo nuestro no podía funcionar no esperaba verlo de nuevo fuera de mi puerta como en los viejos tiempos—. Tengo que regresar estos recipientes a un restaurante que está aquí cerca. ¿Quieres acompañarme?

—Claro que sí —acepta con una sonrisa—. Yo venía a darte esto —dice mientras me enseña lo que escondía en sus manos, una bolsa de tomates—. Son orgánicos, estamos sembrándolos en un jardín que adaptamos en el restaurante. Esperaba que me dijeras qué te parecen.

—¡Muchas gracias! —exclamo verdaderamente conmovida tomándolos de sus manos—. Tal vez los utilicemos para la cena. Espérame aquí, los dejaré en la cocina y nos vamos.

Hago precisamente lo que le digo y pronto salimos del edificio. No le pongo mucha atención a mi alrededor, mis pies se mueven automáticamente a mi destino uno tras otro sin detenerse. Sólo puedo sentir a Kyungsoo a mi lado mientras caminamos en silencio. Cuando menos me lo espero, veo el restaurante de la señora Kwan frente a mí. Está abarrotado de gente y la veo a ella saliendo de la cocina algo apurada con una bandeja que deposita en una mesa en la zona más alejada del lugar. Nos quedamos parados en la entrada esperando a que notara nuestra presencia y ella lo hace unos segundos después. Me sonríe y yo hago una pequeña reverencia a modo de saludo, pero me sorprende con un abrazo. Cuando se separa de mí, saluda a mi acompañante con una formal inclinación y puedo notar que lo escudriña con la mirada mientras lo ve de pies a cabeza.

— ¡Rosie-yah, es un gusto verte! —exclama después de unos segundos mientras sus ojos brillan de emoción.

—Igualmente —respondo amablemente mientras le enseño los recipientes de plástico—. Sé que tuve que haberlos traído antes pero...

La chica que él nunca notó | SeungriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora