Capítulo 8.

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El pasillo era iluminado por la tenue luz de un foco a punto de fundirse. Su corazón palpitaba rápidamente debido a la sensación de que algo estaba pasando sin saber lo que era.

Sintió sus manos humedecer al ver la puerta frente a él. Temeroso colocó una mano sobre el pomo de esta, abriendo poco a poco siendo silencioso.

Sus ojos se abrieron tanto como pudieron al igual que su boca. Retrocedió rápidamente sintiendo como sus piernas temblaban, estaba a nada de desfallecer. Incrédulo, se encontraba incrédulo.

Cayó al piso mientras un llanto silencioso lo embargaba. "¿Cómo?" "¿Por qué?" eran las preguntas que daban vueltas en su cabeza desde que vio aquella escena que le rompía el corazón.

Lo vio salir, vio su expresión preocupada y sólo pudo negar sintiéndose patético. "¿Por qué te encuentras preocupado? ¿Por mí?" volvió a negar. "No, te preocupa que te haya descubierto. Que te haya visto besándola cuando hace apenas un par de horas me prometías amor y fidelidad"

Su llanto a ese punto era incontrolable. Podía jurar que se sentía morir y realmente quería hacerlo.

Abrió los ojos bruscamente. Podía sentir en la habitación un aroma agrio, un aroma que representaba dolor. Suspiró. "Buenos días, Harry" se dijo a sí mismo abrazando sus rodillas.

Había prometido no pensar ni sufrir más por la traición del que sería su alfa, pero no podía evitarlo cuando esos pensamientos y sueños llegaban a recordar que era un omega desdichado.

Aunque ya habían pasado años de aquel suceso desastroso en su vida y parecía haber seguido adelante, aún había ocasiones en las que se miraba al espejo y sólo podía ver a un triste omega traicionado. Pasaba minutos viendo su reflejo preguntándose qué había de mal en él y por qué el alfa al que tanto amó lo traicionó de esa manera.

Tampoco podía evitar imaginar su vida si todo eso no hubiera pasado. Cerraba los ojos y perfectamente podía ver la perfecta imagen de su alfa junto a sus cachorros, podía visualizar la imagen de una familia perfecta. La familia perfecta que siempre soñó a su lado y que él echó a la basura.

Lágrimas bajaban por su cara, el llanto se había hecho presente sin que él pudiera evitarlo.

Lo odiaba tanto. Lo odiaba porque apesar de todo no podía dejar de sentir tanto por él. Lo odiaba porque sin importar lo que le hizo, aún se sentía enamorado. Porque aún sentía su corazón acelerarse al pensar en esos momentos que en el pasado lo hacían sentir tan feliz y lleno de amor.

Lo odiaba porque a su causa era un estúpido omega patético y sin dignidad.

La puerta se abrió y rápidamente se secó las lágrimas. "Hazz" escuchó a su amigo peliazul murmurar suavemente. Él rápidamente hizo un puchero haciendo que Matt sin preguntar lo que pasaba fuera hasta él rápidamente y lo hundiera entre sus brazos.

El omega ojiverde pudo sentir la calidez de su amigo y su llanto volvió a hacerse presente. Aunque tratara de mostrar que lo había superado, aún le dolía. Aún podía sentirse como en ese momento en el que recibió aquel anónimo con la verdad del triste engaño.

La mano del omega ojiazul pasaba suavemente una y otra vez por la espalda del rizado. Sabía lo que pasaba, lo que le ocasionaba tal dolor a su amigo y sólo quería ayudarlo. No era la primera vez en el tiempo que lo llevaba conociendo y sabía perfectamente que la mejor ayuda para él era el que estuviera sosteniéndolo mientras se permitía derrumbarse.

Harry se separó de Matt y se miraron fijamente. Éste le sonrió suavemente y el rizado le devolvió el gesto con una sonrisa que mostraba agradecimiento. "Gracias" se podía leer en su mirada.

El peliazul limpió sus lágrimas y le dio un suave beso en la frente. -Sabes que te amo, ¿verdad, ricitos?

Harry rió por el apodo y asintió. -Tú también sabes que te amo, ¿verdad, pitufino?

-Claro que sí, Hazz. Por cierto, el desayuno está listo. Si quieres puedo ir a levantar a los pequeños.

-Está bien, iré yo. Sólo me lavaré la cara.

-Muy bien, entonces yo pongo todo en la mesa.

Harry asintió y observó al omega marcharse. Decidió levantarse despacio e ir al baño para hacer sus necesidades.

Una vez listo, se dirigió al cuarto de sus pequeños. Sonrió levemente, aún recordaba cuando decoró por primera vez la habitación para sus pequeños. Era un omega muy embarazado. Esta vez lo hizo con ayuda de sus pequeñas nubecitas y recordarlo lo llena de amor.

-Buenos días, amor- saludó al pequeño alfa quien sonrió algo adormilado.

-Buen día, mami- le dio un pequeño beso en su mejilla, recibiendo otro del rizado.

-¿Descansaste, Brendan?- el alfa asintió mientras se estiraba.-Me alegra, alfa bonito. Vamos a despertar a Battista, ¿sí? Recuerda que debemos ser cuidadosos para que no se moleste.

-Síp, hay que ser suavecitos con él- sonrió.

Cuando lograron despertarlo, el omega llenó de tiernos besos a sus pequeños quienes reían ante los cariños de su mami. Procedió a alistarlos para llevarlos al jardín y bajaron juntos.

-¡BUENOS DÍAS, CORAZONCITOS MÍOS!

-Buenos días, tío Matt- dijeron al unísono y corrieron a abrazar al omega que sonrió encantado.

-¡Qué rico está esto, tío!- mencionó el pequeño omega.

-¿Sí, cachorrito? Eso es porque está hecho con mucho amor para mis pequeñas nubecitas.

Ambos rieron suavemente haciendo sonreír a los omegas más grandes. Y así transcurrió el desayuno, entre sonrisas y chistes llenando de alegría a los presentes.

Tal vez no tenía la familia que siempre soñó con el alfa, pero tenía una pequeña familia que lo hacía feliz y acompañado.

Estaban saliendo cuando vio a una pequeña salir de la casa de al lado. "Debe ser la hija de Louis" pensó.

-Buenos días, vecinos- la escuchó decir y sonrió. Sus pequeños saludaron con sus manitas recibiendo el mismo gesto de la niña.

-Buenos días, linda. Espero que tengas un lindo día en la escuela. Soy Harry y ellos son mis hijos, Brendan y Battista, por cierto.

-Muchas gracias, señor Harry. Espero lo mismo para ustedes. Yo soy Estelle, Estelle Tomlinson- asintió y con su pequeña manita hizo una seña mostrando el pulgar, también observó a sus pequeños intentarlo y sonrió.

-Buen día, Harry- saludó ahora el alfa, quien portaba un traje plateado que resaltaba su color de piel y ojos.

-Hola, Louis. Buen día- sonrió amistosamente.

Ambos se observaron, sin notarlo, durante un par de segundos. Una sonrisa posada en su rostro.

Se despidieron aún con la mirada puesta el uno sobre el otro hasta que tuvieron que avanzar a su destino.

and it's my place now if i got you. lwt+hesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora