Capítulo 4

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Graciela se despertó, al oler algo raro, como a tostadas. Al abrir los ojos, lo primero que vio fue una bandeja en el lado de la cama donde estaba Adrián, con un zumo de naranja, tostadas y un vaso de leche. Al lado había un clavel rojo junto a una nota en la que ponía: “Buenos días dormilona, he tenido que irme, cámbiate e intenta irte antes de las 12, que vienen mis padres” y un corazón dibujado.

Aquello le parecía surrealista, algo la decía que no se fiase de aquél chico, ¿la invitó a su casa conociéndola de tan solo dos días? y, ¿dónde se había metido él?

La chica pegó un bocado a la tostada y se cambió, pues ya eran las once y media, bajó las escaleras, pero decidió sentarse un momento a hablar con María para contarla todo. 

Tras 3 tonos al fin cogió el teléfono.

-¿Hola?- Contestó la chica con voz algo adormecida.

-Hola, soy Graciela, ¿estabas dormida?

-Bueno, acababa de despertarme, ¿sigues con él?

-Que va, se ha ido y me ha dejado una nota, pero hemos dormido juntos.

-¿Juntos?¿en la misma cama?

-Sí, su casa es enorme, y además tiene criada.

-¿Enserio? No me pega nada.

Hablaron otro rato pero la chica tuvo que colgar, se la había pasado la hora y ya eran menos diez. En el momento justo en el que estaba haciendo el esfuerzo para levantarse, escuchó unas llaves, y corriendo fue al patio. 

Era una pareja de adultos, tenían unos 50 años, pensó que seguramente fuesen los padres del muchacho. 

Se metieron en la cocina y entonces ella salió rápidamente por la puerta.

Mientras caminaba hacia el metro, le contaba al chico por mensaje lo que la había pasado y le preguntó que por qué se había ido. 

Al llegar a casa, el chico la respondió, diciendo que había quedado con unos amigos.

Fue a la cama, a descansar otro rato porque no había dormido a penas. Se tumbó, algo intranquila, pues no se acababa de creer que Adrián hubiese quedado con amigos.

Su madre la despertó sobresaltándola a la una y media, decía que había pasado algo muy malo, que se levantase corriendo. 

Se levantó lo más rápido que pudo, su corazón iba a mil por hora, parecía que se la iba a salir del pecho.

-¿Qué pasa mama?

-Es abuela.

-¿Qué ha pasado?

-Otro infarto, los médicos están en su casa, vamos, que te llevo.

Se quedó de piedra, no contestó, pues no tenía palabras. 

Rápidamente montó en el coche y al llegar, vio una ambulancia en la puerta, se bajó y entró a la casa corriendo.

Los médicos dijeron que a penas la quedaba una hora de vida, su corazón estaba dejando de latir y ya estaba muy pálida.

Graciela entró a la habitación de su abuela, que se encontraba postrada en la cama, se sentó en la silla que estaba a su lado y la cogió de la mano. 

Miraba su cara, tenía una pequeña nariz, al igual que ella, la barbilla pronunciada y se notaba el peso de los años en su arrugado rostro. 

Se puso a recordar, y no pudo evitar pensar en aquella vez en la que estaba con su abuela en el parque y la preguntó que por qué los demás niños pasaban el día con sus padres y ella siempre con su abuela. La mujer, con una sonrisa en la cara la respondió: Cariño, es que sus abuelos no los quieren tanto como te quiero yo a ti.

No pudo evitar romper a llorar cuando lo recordó. Pensaba en cuántos momentos había pasado con ella y en que ya no los iba a poder repetir. 

La puso la mano en el pecho y en cada frágil latido, notaba cómo se esfumaba la vida de su cuerpo. Era la mujer que la había criado, era prácticamente su madre. Entonces, su corazón dejó de latir.

Avisó a su madre, mientras su llanto se volvía más intenso, no sabía que hacer, y se fue a la calle corriendo. Se puso a correr todo lo que podía, ni ella sabía hacia donde estaba yendo. 

Tras haber estado sentada en un banco, se fue a dar un paseo, cuando pasó por la calle de Adrián. Entonces decidió llamar, quizá él podía animarla.

Abrió la mujer de la pareja de la que huyó esa misma mañana.

-Hola, soy una amiga de Adrián, ¿está en casa?

-¿Adrián?

-Sí, su hijo, ¿no? 

-No, nosotros no tenemos hijos, creo que te han dado mal la dirección.

Un soplo de esperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora