Capítulo 27

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Gustabo se encontraba en los asientos traseros del 4x4 junto con Juanjo, que estaba conduciendo, y Tonet, que estaba concentrado en elegir una buena canción para disfrutar del camino. El rubio miraba por la ventana del lado derecho, observando la extensión de campo que los rodeaba. Estaban dirigiéndose hacia el norte de la isla, donde estaba la plantación que ellos solían utilizar para cosechar sus cosas. El niño tarareaba una melodía mientras apretaba entre sus manos la bolsa de semillas que Armando le había entregado unos minutos antes. Era más que obvio que estaba nervioso, y tampoco podían juzgarlo, no es que plantara drogas todos los días. Además de no saber cómo se hacía, no estaba seguro de qué tan seguro era hacer algo así prácticamente al aire libre y a plena luz del día.

Su pierna subía y bajaba constantemente en un tic nervioso mientras que su mente le seguía narrando los posibles fatídicos finales que podrían tener. En un momento se asomó entre los dos asientos delanteros y carraspeó para llamar la atención de los otros dos.

Gustabo: ¿Qué tan seguro es esto?

Juanjo: ¿Seguro en qué sentido? Si hablas de daño físico es bastante seguro, es muy poco probable que nos encontremos con alguien más en la plantación, asi que relájate

Gustabo: Pero hablando de la policía, ¿qué tan seguro es?

Hubo unos pocos segundos de puro silencio, en los que Juanjo y Tonet intercambiaron una serie de miradas que preocupaban al más chico.

Gustabo: ¿Entonces?

Tonet: Bueno... Realmente no es tan inseguro, la policía pocas veces revisa la plantación para ver si hay alguien. No creo que tengamos tanta mala suerte, ¿no?

El de tez oscura se giró para mirar al de bufanda, buscando con su mirada un poco de apoyo.

Juanjo: Ehh, sí, tendríamos que tener mucha mala suerte para que justo vinieran hoy. No te preocupes, tenemos pistolas de todas formas, por las dudas

Gustabo asintió con la cabeza aún sin confiar del todo y se recostó sobre el asiento de atrás, pensando en que definitivamente tendría que tener los ojos muy abiertos para asegurarse de que nadie los interrumpiera.

A los pocos minutos el coche se detuvo y los otros dos salieron, indicándole al rubio que hiciera lo mismo. Gustabo bajó del vehículo, aún apretando entre sus manos las semillas, y siguió al mayor de los tres hasta la plantación que parecía estar limpia.

Juanjo: Bien, esto funciona así, préstame las semillas

El más chico extendió su mano y se las entregó, observando como se agachaba sobre la tierra.

Juanjo: Tienes que hacer un pequeño pozo aquí, de esta forma

Su mano se apoyó en la tierra fresca y cavó levemente, haciendo un pozo de poca profundidad.

Juanjo: Ahora pones un par de semillas, cuatro o cinco

Abrió la bolsa y tiró un montoncito en su mano, colocando después un número impar de semillas en la tierra.

Juanjo: Las tapas con la tierra y luego las riegas

Tapó el pequeño pozo y le indicó a Tonet que le alcanzara una regadera. El moreno se alejó hasta lo que parecía ser un granero y de allí sacó una regadera, que llenó con agua segundos después. Se la entregó a Juanjo y este regó la zona donde había plantado las semillas.

Tonet: ¿Ves? Es super fácil.

Gustabo: ¿Y esto cuánto tarda en crecer para cosecharlas?

¿𝙽𝚄𝙴𝚅𝙰 𝙵𝙰𝙼𝙸𝙻𝙸𝙰? || GᴜsᴛᴀBᴏᴡʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora