3. La chica de la librería II

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Capítulo 3

La chica de la librería II

- Ey, hola de nuevo, hasta que te alcanzo, (se toma una pausa para respirar mejor), caminas bastante rápido, ibas apurada parece, (le sonríe) se te quedó esto (levanta el paraguas), con esta lluvia pensé que lo podías necesitar, así que trate de alcanzarte para que no te mojaras y tampoco se mojara tu libro, la mira amablemente, le sonríe (rubí la mira y como si de una cámara lenta se tratase por segunda vez en el día) la chica de rulos abre el paraguas lo pasa sobre su cabeza, lo acomoda a la altura de rubí, fijándose que la cubra lo suficientemente bien para que no se moje, le da una nueva sonrisa y le hace una seña para que sujete el paraguas.

- Emm bueno yo solo venía a devolverte tu paraguas, ya tengo que volver a mi trabajo, que estés bien y disfruta tu libro, le da una sonrisa, se da media vuelta y se va..

¿Rubí? Bueno una vez más no supo que hacer, que decir, definitivamente "rulitos" la paralizaba, solo alcanzó a suspirar y en un hilo de voz dijo "gracias" y la miro hasta que desapareció de su vista (suspira)

- Por qué rubí! Por la cresta! Podría haberle preguntado al menos su nombre, (se lamenta).

Vuelve la vista al frente, y camina rápido a la estación, solo quiere llegar a su departamento, enterrarse en su cama y no salir más.

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En el trayecto rumbo a su hogar, rubí se permite pensar en lo sucedido hace un momento atrás..

- Pero que linda, corrió por mi, pensó en mi, se preocupo en qué no me mojara, y abrirme el paraguas para cubrirme?
Lo ame, pero de dónde salió esta chica, jamás conocí a alguien tan atento, tan preocupado por mi, ninguno de mis ex siquiera, pero cuando iban a ser detallistas si siempre me fijo en puros pasteles.

(y en cierta forma a pesar de ser bi, rubí jamás tuvo una relación con una mujer, nunca se le dió)

- Pero que me hiciste rulitos, ahora no te puedo sacar de mis pensamientos, yo solo se que quede prendada, fascinada con su belleza, su llamativo cabello rizado, la manera en la que sus ojitos se achinan al sonreír, su nariz tan bien perfilada, sus pecas, sus ojos café oscuros, esa mirada tan profunda que pareciera que te atraviesa el alma, sus labios carnosos y ese lunar en la comisura de su boca, es tan sexy (rubí se sonroja ante su última palabra)
dios podría jurar que era un ángel pisando la tierra.

- ¿Habrá Sido real? O me la imaginé? Quizás el mundo de los libros solo me hizo viajar a un mundo de fantasía, y solo fue mi imaginación y esa chica jamás existió!

(Sacudo mi cabeza obligándome a salir de tantos pensamientos)

- Basta rubí, deja de pasarte tantos rollos, ni que viviera con la Esme, si ella es la del mundo de bilz y Pap, no yo.

(y después de pelear conmigo misma alcanzo a levantarme y salir de golpe del tren)

Uf casi paso de largo (digo en voz alta, como si alguien fuera a responder), ¡Ya basta rubí! Cálmate y concéntrate, no podi actuar como una niña chica.

(un par de ojos la miran por su extraño comportamiento, y se ríen, la miran como si estuviera loca y no ayudaba mucho el que se estuviera hablando así misma en voz alta)

Ya bastante sonrojada y avergonzada sale a toda prisa de la estación, y por suerte ya no estaba lloviendo, agradece internamente y respira aquel aire frío típico después de una fuerte lluvia, eran las 13:20 pm cuando por fin llegó a su departamento, deja el paraguas a la entrada, abre la puerta y la calidez de su hogar la recibe, respira y dice:
"hogar, dulce hogar", se despoja de la chaqueta dejándola colgada al costado de la puerta, cuelga las llaves, su pequeño bolso y se dirige a su habitación, deja el libro aún envuelto en una de las repisas vacías que alguna vez puso, pensando que alguna vez la llenaría de libros, claro está que solo fue un pensamiento, por qué jamás, en todo este tiempo que lleva viviendo sola compro un solo libro, hasta ahora, que lo compro por fuerza mayor, se sienta al borde de su cama, se detiene un momento, mira fijamente una de sus pantuflas que al parecer hoy estaba decidida a analizar y por alguna extraña razón le parecía bastante interesante, de golpe sacude su cabeza y se levanta bruscamente.

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