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—...

Hubo un silencio prolongado, JungWoo estaba anonadado.

¿Por cuánto había dicho? ¿Escuchó bien?

Era totalmente incorrecto vender su cuerpo por dinero, además no era gay.

Tenía esposa.

Su cuerpo se tensó, no sabía qué decir.

Doyoung habló:— Será con un contrato, en cuanto aceptes te lo trasladaré a una cuenta bancaria pero estará bloqueada hasta que se complete el año, no te preocupes.

La cara de JungWoo se deformó aún más.

— ¿Cuánto... dinero dijiste que era?

— Mil dólares.

A JungWoo se le fue el aire, era que dejaran usar su cuerpo a cambio de tanto dinero...

— Al menos dime quién eres.

— Kim Doyoung, dueño de la empresa Huang Zilong.

JungWoo sintió como su cuerpo se iba de lado y su mirada se oscurecía al escuchar lo que acababa de decir.

El jefe de la empresa más grande del país le estaba pidiendo que fuera su compañero sexual.

Se quedaron mirando un buen rato, Doyoung sin dejar caer su suave sonrisa, lo miraba con genuina amabilidad tan así que no parecía que le estaba proponiendo tener sexo.

Podría haber dicho que no, que tenía una esposa y que estaba bien así con su trabajo de papeleo, que no era gay, que no le interesaba nada que no sea pensar en su suicidio mientras miraba estáticamente un calcetín en el piso por las mañanas.

Pero no.

"Piensa en el dinero piensa en el dinero" se dijo.

—A...cepto...

Doyoung reaccionó casi al instante, sonrió grande e iba a hablar hasta que JungWoo lo interrumpió.

—No quiero sexo anal. — La expresión del contrario cayó, pensar que alguien tan poderoso tenía cara de quinceañero. — Puedo hacer cualquier cosa que me pidas, pero no me vas a penetrar. Tómalo o déjalo.

Hablaba tan decidido pero se notaba desde lejos que estaba temblando, tan nervioso, tan necesitado por dinero y también aunque nunca lo aceptaría, quería dejar la monotonía de sus días.

Doyoung recobró su compostura y sonrió pícaro, se recostó sobre la mesa acercándose a la oreja de JungWoo quién respiraba rápidamente.

— Está bien.

JungWoo respiró.

— Solo quiero que me satisfascas sexualmente, no me interesa lo demás. Si tu condición es no tener sexo anal está bien, hay muchas más cosas mejores que me gustaría probar además de eso.

La cara del contrario estaba aterrorizada. Apenas había pasado 5 minutos y ya se había arrepentido de haber hecho eso y aceptarlo.

Jiyu...

— Firma esto. — Sacó un papel y lo puso en la mesa seguido del plumón. — En un rato te transfiero y te paso la cuenta y las pruebas legales del giro a tú número. Esté pendiente.

—¿Cómo conseguiste mi número?

— No necesitas por qué saberlo. — Sonrió y salió del local en cuanto JungWoo terminó de firmar.

...

Casa.

Hogar dulce hogar.

Llegó y colgó su abrigo en el porchero, dio un gran suspiro cuando vio a Jiyu en el sofá sentada con cara demacrada y ojeras por probablemente llorar, se acercó lentamente sin decir nada a la cocina.

—JungWoo. —habló Jiyu.

No dijo nada, la ignoró por completo mientras se servía café en una taza.

—JungWoo. — Repitió. — Tú... ¿Dónde estabas..? —su voz se escuchaba demacrada y JungWoo se tensó, deslizó sus manos por el mesón cabizbajo.

—Llovió y esperé a que pasara la lluvia, me quedé distraído viendo un partido de fútbol en el centro comercial, cuando vi la hora ya era muy tarde. Había tráfico. —habló cortante sin muchas ganas, Jiyu con cara preocupante se paró.

—Siempre me dices lo mismo, jaja — rió sarcásticamente.— "me quedé distraído en tal parte" "había tráfico"... Hace días que me dices lo mismo Kim JungWoo.

—Jiyu. No empieces.

— Si empiezo, JungWoo. Soy tu esposa, me preocupo y necesito saber qué te pasa... no me hagas pensar otra cosa.

—¿Otra cosa qué, eh? ¿Que me follo a otra? ¡Maldita sea Ohm Jiyu! Soy una persona ocupada y ya. — Gritó cansado dándose la vuelta. — Y si lo hago, sería tú culpa.

—¿Mí culpa? ¡Agradece que sigo contigo! ¡Que alguien te cuida! Si no quieres que piense que tienes a otra ¿Qué quieres que piense? ¿Que eres una maldita puta que te dejas cojer por un mari—Fue interrumpida.

Un fuerte sonido resonó en la casa.

JungWoo le dio una cachetada.

El golpe fue tan fuerte que la cara de Jiyu se volteó, anonadada miró lentamente a su esposo— Kim...

—Jiyu... dios mío... —se acercó intentando agarrar de las mejillas a la mujer. Aunque asustada, ella se dejó. — Jiyu... Kim Jiyu... — La más bajita abrió los ojos y sonrió.

A pesar de todo, JungWoo jamás le pedía perdón cuando hacía estas cosas... Y Jiyu siempre olvida cuando ella llega drogada a la casa para decirle a JungWoo cuánto extraña a su ex Lee Mark.

Después de eso tuvieron sexo.

inmundicia  |  dowooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora