Cadena perpetua había sido la sentencia que Chën recibió. Apenas tres meses habían pasado desde aquel juicio, sin embargo, no podía decir que las cosas parecieran cambiar.Todos los putos días eran iguales. Tenía la misma maldita rutina desde el primer momento en el que pisó ese terreno de la cárcel de máximo riesgo en el sur de Corea. Bueno, a excepción del primer día que había recibido una completa inspección de la que solo se había podido reír por la forma en la que los guardias que les tocaba revisarlo estaban más asustados de lo que probablemente podrían haberlo hecho con cualquier otra persona que hubiera entrado y pasado por el mismo procedimiento.
No era que hubiera ido por las mejores situaciones desde ese día en adelante. Con pulseras que le habían dejado en sus muñecas en su modo de evitar el uso inadvertido de su don, Chën solo podía maldecir ante cada mísero minuto que pasaba encerrado entre esas paredes.
Los pisos grises, las paredes de ladrillo, las rejas en su celda, el catre de piedra que apenas le daba comodidad con una olorosa y desgastada almohada. Todo era tan monótono.
Si algo podía agradecer eran las actividades que les daban para manejarse en el interior de la prisión. Incluso limpiar mesas, quitar gomas de las sillas y trapear pisos parecía más agradable que pasársela encerrado sin ningún objeto con el que pudiera entretenerse, ¡porque ni siquiera le habían permitido leer! Alguien por ahí había dicho que en sus manos cualquier cosa podía volverse un arma, y aunque ciertamente el comentario lo llegó a halagar, no podía creer que por esa maldita excusa le habían prohibido usar palillos para comer.
¿Cómo lo hacía?, se preguntaban. Chën tenía guardias para que le facilitaran algunas actividades. Le daban comida deshidratada para evitarse las molestias de tener que cortar o servirse.
No se dijera de la convivencia en el lugar. Aunque hubiera pocos espacios donde pudiera interactuar con otros criminales de alto calibre–entre la cafetería, los baños y el patio–, Chën estaba seguro de que ni siquiera eso rescataba su tiempo ahí. No era que fuera el criminal más admirado por muchas personas, en realidad, no era para nada querido. Como el puto hombre que había apoyado en la destrucción de su planeta, los humanos no lo veían con los mejores ojos, y claro que el primer día había tenido una increíble bienvenida hecha por los presos.
Si por bienvenida le podían llamar a ser apaleado, azotado, amarrado por tres hombres sobre una mesa mientras otros lo molían a golpes y mil y un agresiones de las cuales los guardias hicieron ojos ciegos y oídos sordos convenientemente en ese día.
En otras palabras, la vida en la prisión no era bonita. No se había hecho fama en el lugar, no tenía los gustos de la vida que llevaba antes, ya ni siquiera podía refugiarse en sus orígenes para creer que tenía un hogar al cual volver, porque no había nada ni nadie que lo fuera a sacar de ahí. Tenía una puta cadena perpetua, y aun así...
Chën no se arrepentía de lo que había hecho. Sabía que había estado bajo manipulación de la Fuerza Roja, que su Contaminación lo había corrompido; pero quisiera o no, cuando todo pasó, a él le había gustado. No había sido como esos lloricas de D.Ø, SeHůn o Lāy que habían llorado y llegaron a luchar contra el cambio. Él lo había recibido con gusto, lo aceptó.
Tal como el bastardo de ChanYeøl, ese cambio había hecho de él la mejor versión que podría tener.
Extrañaba esa sensación. Debido a la descontaminación que hicieron BaëkHyun y el idiota humano clon que lo había ayudado, esa fortaleza se había ido. Su elemento seguía, aunque lo tuviera restringido, sabía que estaba en él, pero lo que la Fuerza Roja le había dado...
Esos dones que había recibido de ella desaparecieron.
Lo odiaba. Chën odiaba en lo que se había convertido, y más que odiarlo, quería deshacerse del sentir que había fallado en su misión. Le había fallado a su madre.
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I See You [ChanBaëk/XiůChen]
FanfictionNueve meses han pasado desde que la Fuerza Roja fue eliminada, y desde entonces, las cosas han ido bien en la Tierra como en EXO. Con las elecciones de EXO a punto de iniciar, trabajos habituados entre los sobrevivientes de la guerra, y una nueva vi...