Capítulo 8

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BaëkHyun estaba cayendo. En ese vacío que había atravesado por la puerta, podía sentir un aire correr y alzar sus cabellos. Si veía a su alrededor, no parecía que hubiera algún principio o fin que le diera aterrizaje. Tampoco estaba Lāy. Por más que hubiera creído tenerlo de la mano al tomar la llave, ya no podía verlo.

¿En qué momento se le había perdido?

"¿Lāy?" Lo llamó, sin embargo, no obtuvo respuesta. Su voz rebotó con eco en esa extraña oscuridad. Él frunció el ceño. No podía ver nada, si tan solo hubiera luz. "¡Lāy!"

Preocupado por perder a su amigo otra vez, BaëkHyun conjuró su elemento.

La luz fluyó como siempre de sus dedos. Acababa de sentir el calor en sus manos; sus ojos brillaron con la misma intensidad, y al hacerlo, todo el negro a su alrededor comenzó a volverse blanco.

"¡LĀY!"

Fue tanto el brillo que salió de su cuerpo que él mismo se perdió. Ya no podía verse, hubo una extraña sensación que lo ahogó por un segundo, pero al siguiente, cuando abrió los ojos tras un parpadeo, acababa de alzarse bajo el agua.

Su cuerpo quedó flotando en un pequeño manantial; al ver a su alrededor otra vez pudo notar que estaba en el santuario del Árbol de la Vida.

El problema era que él no recordaba que hubiera algún manantial o pequeño río que pasara cerca del Árbol. Tan pronto lo entendió, sus ojos fueron al agua que lo estaba rodeando a unos pasos de su dios. El agua no era transparente, ni siquiera era del color de la basura que pudiera contaminarle como en sus mundos, era azul. Literalmente azul, de un tono tan brillante que asemejaba ser pintura. No era espesa, así que dudaba que lo fuera; sin embargo, no era natural. Había algo en ella que no sonaba esperanzador. Y si recordaba lo último que vio ahí, con Xiůmin que pareció crear esto donde él estaba...

Lo supo tan pronto intentó moverse. No pudo hacerlo, sus brazos y piernas parecían retenidos, como si grandes cadenas los hubiera aprisionado. Pero no era eso, el agua misma estaba funcionando como su retén, no había nada más que lo estuviera rodeando, y aun así...

Ese mismo líquido se estaba conectando con las raíces del Árbol. Si BaëkHyun alzaba poquito los ojos para buscar el origen de aquello que lo estaba aprisionando, no encontraba mucho más allá del tronco que se alzaba en todo su esplendor. No parecía del mismo modo ahora que lo veía bajo la sombra de cielos nublados y relámpagos que estuvieran retumbando a lo lejos, pero todavía estaba grande.

Al igual que Xiůmin por encima de él, en la punta del tronco, alzado en los aires con los ojos rojos hacia el cielo. Traía los orbes en sus manos extendidas, su poder se estaba manifestando en unidad, como rayos que volaban en distintos colores sobre él, y al juntarse solo unos metros sobre el cielo abrían un portal que no podía estar pasando desapercibido por nadie. Lo que sea que fuera eso, estaba tomando una forma de serpiente. Pero BaëkHyun debía saber mejor que eso, esa serpiente que se estaba proyectando no era un simple animal pequeño, era un dragón.

Lit, el devorador de universos.

Lāy se lo había dicho, y quizá no supiera dónde estaba ahora él, pero no podía esperarlo para saber cómo actuar por esto. Necesitaba detener a Xiůmin, en lo que sea que estuviera haciendo y manipulado por qué, tenía que ir en contra.

"¿Qué crees que haces?" Apenas intentó moverse otro poco, como si poner más fuerza en sus actos pudiera liberarlo de las aguas que lo estaban sosteniendo. No lo hizo, en su lugar, solo terminó cansándose hasta tener agitada su respiración, y con eso escuchó una voz grave que lo hizo levantar los ojos. ChanYeøl estaba sobre él, con ese mismo aspecto aterrador de antes. Sus ojos negros lo estaban mirando con un ceño fruncido. "No vas a poder escapar de ese modo, no lo intentes. Solo vas a hacerte daño."

I See You [ChanBaëk/XiůChen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora