Cap. 5

44 8 1
                                    

Capítulo cinco.

¿Dijo mi nombre? Pero... ¿Como era que ese chico sabía de mi inútil existencia?

Me obligue a despabilar. Mantuve mi sonrisa algo forzada y con una pizca de confusión en mi cabeza.

—Si, soy yo. ¿Como... como es que me conoces?

—¡Ah! —exclamó cubriendo su rostro con ambas manos. Me miro por el espacio entre sus dedos y observo hacia atras, como si a sus espaldas estuviera su respuesta. Volvió su vista lentamente a mi y bajo ambas manos—. No, digo, solo escuche tu nombre cuando esta... ¡estaba en el mercado!

—¡Oyee, Angry! —Se escucho un grito, no molesto, sino que con un toque de gracia, desde el interior de la cocina—. ¡Apurate! ¡¿Que no ves que tengo como cincuenta platos sobre las manos?!

—¡Ya voy! —Volvió a verme—. ¿Me permites unos minutos?

Los chicos podían esperar un poco en el auto, ¿no?

—Adelante, no te preocupes.

Me quedé quieta en mi lugar, viendo como entraba por una puerta y desaparecía. Pocos minutos después salió de nuevo, pero...

¡Su cabello era naranjo!

Venía sonriente hacia mi, apoyo su codo sobre la mesa y su mejilla en la palma de su mano. Mantenía sus ojos cerrados, no se si del todo.

—Hola bonita, ¿que quieres pedir?

Analice la situación.

Será que soy daltonica en ciertos momento, lo dudo.
Sin pensarlo bien, pregunte:

—¿Como te llamas?

—Nahoya Kawata, ¿y tu?

—Hekima Hitoshi.

—Lindo nombre —murmuro juguetón—, entonces, ¿que deseas comprar?

—Si, lo siento, suelo ser algo preguntona. Quiero un ramen de cerdo, uno de pollo y siete solamente de fideos.

—De acuerdo. —Lo anotó en una libreta y mi vista se distrajo a sus espaldas, por donde pasaba el otro chico de cabello azul—. ¿Algo más? —me pregunto llamando mi atención nuevamente.

—No, solo eso... Una pregunta.

—Dime.

—¿Como se llama el otro chico?

—¿El que parecía estar enojado? —Asenti segura, pues si lucia enojado—. Pues es mi hermano menor, Souya Kawata, ¿puedo saber por que la pregunta?

—Por nada exactamente, mera curiosidad.

—Comprendo, pues Hekima, espera máximo diez minutos y estará todo listo. Siéntate donde quieras. Para llevar, ¿cierto? Dudo que alguien tan pequeña pueda comer tanto.

Solté una risa nasal y negué con la cabeza—. Si, para llevar por favor.

—Claro.

Entró nuevamente a la cocina y yo me senté en una de las mesas a las esquinas. Mi celular vibró y lo mire.

"¿Cuanto te falta?"

Eso decía el mensaje que Rindou me envió.

"Máximo unos diez minutos. Pueden esperar, ¿cierto?"

"Si, si, pero no tanto tampoco".

Solté una risita y deje mi celular sobre la mesa. Mire detalladamente el lugar y note una foto más allá, colgada en una de las paredes. Me levante, fui hasta ella y al estar frente a frente no pude contener mi sorpresa. Eran más de una en las que yo aparecia, tenía unos quince o dieciséis años. Me acerque mucho más y note que estaba con un uniforme negro, estampado en el, ¡el logo Manji!

Filofobia (Rindō Haitani). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora