Cap. 7

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Siete

Capítulo siete.

Jalaron de mi muñeca y caí al suelo abruptamente, tuve que poner mi mano libre contra el muro para que mi rostro no diera contra el.

Mire hacia los lados para comprender lo que sucedía, pero lo único que ví fue a los chicos disparando hacia los atacantes. Perpleja me quedé al verlos con armas y por instinto retrocedi solo unos centímetros. Fue Kokonoi el que me vio alejarme con lentitud.

—Oigan, Hekima ya nos vio.

—Dale un golpe en la nuca —le dijo Takeomi recargando el arma que Sanzu le lanzo. Me alarme y cuando el peliblanco se me acerco de forma lenta, patee su mano con algo de fuerza a lo que hizo una mueca y la agitó con sutileza.

—Hekima, tranquila, te vamos a sacar de aqui —aseguró con serenidad—. Solo, no hagas nada mientras nos ocupamos de esto.

Sentí como me agarraron por atrás y ahí estaban Rindou y Ran.

—¡Dejenme malditos bastardos! ¡Hijos de puta! ¡Me engañaron!

Ran me miro comprensivo y suavizó un poco su agarre para luego decir:

—No te engañamos, si somos como "empresarios" pero además de e...

Mi vista se nublo de un momento a otro y todo a mi alrededor acabo en silencio y una oscuridad.

—Rindou, no tenías para que noquearla —le reprochó su hermano mayor con desaprobación.

Este solo lo miro mientras la dejaba a un lado para que no estorbara, y dijo como si lo que sucedió fuese de lo más normal.

—No se callaba y estamos más ocupados en esto.

—¡Chicos, quedan pocos! —exclamó con emoción el pelirosa y extendió sus manos hacia atras—. Tomen estas, recarguen y pasenme las suyas.

Ran le entrego solo un arma mientras que cargaban las otras. Sanzu los miro con desagrado, más igualmente aceptó el arma.

—Saquen a Hekima de aqui y prendan el auto, quedan menos así que ya vamos para allá —ordenó Kakucho.

—Yo la llevó —indicó el menor de los Haitani tomando a la chica en sus brazos.

—Adelante Roméo —bromeó Ran.

Rodo los ojos con fastidio y se encargó de utilizar la salida de emergencia para aparecer justo en la calle. Buscó la camioneta y entró dejando a Hekima sentada en el lado del copiloto. Llevo el auto hacia la salida y pasaron pocos minutos cuando los chicos salieron a prisa del bar, y como siempre cierto personaje sale con sus tonterías, Sanzu salto por la ventana y entró entre risas para caer sobre las piernas de Rindou.

—No seas estúpido, pelo de chicle, menos mal tenía la ventana abajo.

—Ay, Rindou, dejate de tonterías, ya me han usado para romper vidrios con la cabeza.

—Pero no vidrios a prueba de balas, tarado. —Levanto la cabeza de Sanzu agarrando un mechón de cabello entre sus dedos—. Y pasa para atrás.

—Ya, ya. —Miro a la joven—. ¿Y si yo cargo a Hekima?

—No —contestaron al unisono los chicos.

—Entonces, ¿ella me carga?

—Ya pareces un crio —murmuro Mochizuki dándole un fuerte golpe en la cabeza. Todos agradecían ese golpe.

—Si no te callas te irás amarrado al techo —amenazó Takeomi, prendiendo un cigarrillo.

Alzó las manos con rendición y se sentó tranquilamente en donde le correspondía.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2023 ⏰

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Filofobia (Rindō Haitani). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora