Capítulo 3. SORPRESA

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Al día siguiente desperté sintiendome mal.
Me arregle para ir al hospital, antes no había podido hablar de un tratamiento, estaba en shock. Pero ahora tenía un poco más despejada mi mente, quería aliviar un poco mi dolor.

Entre al consultorio de Sebastián.

—Buen día señora Durand. -

—Solo dime Catherina, ya sabes Sebastián. -

—Si, ¿que te trae por acá?. Pensé que no querías venir más aquí. -

—Solo quiero que me ayudes con el dolor. No quiero luchar, solo quiero que me ayudes a aliviar los dolores. -

—No te des por vencida... Ten (extiende su mano y me da una tarjeta) Es un oncologo de primer nivel, está en Estados Unidos, puedes ir a consultar con él. -

—No, no quiero luchar por eso... -

—Guardalo, no sabes cuando te puedas arrepentir de tu decisión. -

—La guardaré pero no te prometo que le hablaré. -

—Esta bien Cat, ten, es la receta de los medicamentos, ahí van anotadas las indicaciones de que hacer. -

—Gracias Sebastián, nos vemos luego. -

Porque tendría que luchar si no tengo nada, no tengo a nadie.

Voy saliendo del hospital inmersa en mis pensamientos, una llamada me interrumpe.

~Hola suegro. -

~Hola mi niña, ¿como estás?. -

~Bien, voy camino a mi empresa. -

~Cariño, tengo que advertirte, Vanessa está de vuelta en Francia. -

Doy un gran suspiro, tratando de que mi voz suene tranquila y sin derramar una lágrima.

~Lo sé suegro, Dominique me lo dijo ayer. Y se ha estado viendo con ella. -

~Tranquila mi vida, me encargaré de ella. -

~No no, déjalo así suegro. -

~¿Qué dices?.-

~Suegro, ya no puedo más, quiero divorciarme de Dominique. -

~No mi vida, me ocuparé de esa mujer. Saldrá de sus vidas ya mismo. -

~No suegro, olvidalo. Sé que Dominique no me quiere, ni siquiera siente un poquito de respeto por mi, ni por nuestro matrimonio. No quiero seguir así.
Me rindo, en cinco años no he podido ganarme su cariño. -

~No mi niña, no puedes hacer eso. -

Sabía que el no aceptaría que yo me divorcie de u hijo.

~Que puedo hacer entonces, el ama a Vanessa y yo no puedo hacer nada. -

~De ella me ocupo yo. Además aunque te divorcies de mi hijo, esa mujer nunca será aceptada como miembro de la familia. -

~Suegro me arrepiento de haberme casado con Dominique, me arrepiento mucho. De tantos hombres que quisieron casarse conmigo, elegí al que menos quería, ahora me odia más y soy muy infeliz.
No lo quiero más, quiero ser feliz por lo que me quede de vida. -

Sin escuchar una respuesta, colgué la llamada.

Y decidí llamar a mi abogado y cambiar mi testamento.

Llamada.

~Hola Carlos, necesito hablar contigo, ¿tienes tiempo ahora?. -

~Señora Durand, por supuesto. La espero en mi despacho. -

Te entrego mi vida (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora