Tras haber aceptado, Ash se encuentra pasmado en sus pensamientos.Aquella noche era extremadamente oscura, y ni hablar de lo ocurrido. Si fue enviado por su hermano a que lo contrataron, no fue su culpa que en un principio no lo aceptaran, y que después de cierto escenario, le dieran las gracias hasta que notaron algo en su curriculum y ¡Buum!, exalta lo último y finaliza. Lo enviaron a él como un mafioso a buscarlo de nuevo. ¿Realmente fue por algo del curriculum o un capricho de los supervisores de esa extrevista?
Así que ahí iba él, con un abrigo color marrón, sus característicos lentes y cabello suelto, que acompañado del viento, se volvía une enredo total de colores rubios con algunas hojas.
¿Que se encontraba en un bar? Bueno, no tiene problema en ir a alguna celebración en donde vendan licor, pero no en una tan barato como el primero que se te cruza en fin de semana. No. No es así. ¿Por qué un lugar... tan barato? Ese alcohol debe ser reciclado, supone y ríe.
Y allí estaba, una persona completamente diferente que en la foto que se le entregó; esa persona no era él, no podía ser él. Destrozándose en licor de mala calidad, absorbiendo una y otra vez esas lágrimas que derramaba sus ojos en plena mesa. Nadie quería estar a la par de él; por el contrario de su persona, que las chicas camareras del lugar se aglomeraba en búsqueda de su propia conveniencia.
¿Eiji? ¿Qué Eiji? Aslan entristece su semblante, pues iba molesto desde un principio.Y ahora no puede pensar en la estupidez que cometen solo por no tener un minuto más de tiempo. No conocía una misera parte de Eiji Okumura, un apellido bastante extraño para estar en Estados Unidos, por lo que es difícil, de dónde sea que venga y a dónde sea que quiera llegar. Un título así, aprovechando en una buena empresa, por supuesto que dará a resaltar. Malditos convenientes y sus reglas de mierda.
¿Tan fuerte era su situación para que termine así?
—Eiji —lo llamó tal tal cual pudiera pronunciarlo —. ¿Eiji?
—¿Hmm?
Tambalea en su silla, y por más raro que suena, va a caerse al segundo de escuchar su nombre. No ha de ser común, no en Estados Unidos. Esa mirada, esos ojos, esos labios, parecen del sueño. Aunque algo adormecido por el tiempo que ¿durmió? Lo quiso agarrar como si fuera una delicada hoja a la que de seguro conservaría en su bolsillo. Oh, chico, ¿qué rayos haces aquí?
Y ahora están camino a un hotel, cualquier cosa que sea irse de este mudno, o al menos de un lugar cercano. Y piensa cuando el pelinegro vuelva a sí, ¿le hablará normal como lo ha hecho hasta la hora? ¿Se expresará normal? ¿Qué expresiones y facetas extrañas tendrá? Es un completo desconocido de quién conoce sus récords académicos y algunas fallas institucionales, así como los trabajos que dejó y a los que recomiendan al chico. Muy buenas referencias y críticas, por cierto.
—Mi nombre es Aslan, quiero que sepas que —suspira—, que es posible que no te caiga bien o que te enamores de mí al instante en que empecemos a hablar —pausa. ¿enmorar? Vamos Aslan, no seas tan narcista—. No, espera... ¿Qué? -relame sus labios al momento que toma un mechón de cabello y lo jala tan duro como puede; luego suelta un quejido por el tacto que queda palpitando— No quiero eso. Agh, repetir otra vez —y sí, Aslan estaba repasando qué decir cuando Eiji despierte, no sepa qué hizo la noche anterior, a quién llamó o buscó, entonces está él: Aslan Callenreese, que será su salvador y alguien quién tiene que decir su nombre en forma muy estilosa-. Bien: Hola, soy Aslan, te preguntarás quién soy, pues imagina un error en el personal que te dijo "Hey, vete alv".

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Querido Ash
FanfictionCon cada roce y expectante movimiento, se reúnen en el mismo valle de dolor, encontrando los recuerdos repugnantes del pasado. Ocurre muchas veces, todos los días y cada noche; entonces deciden olvidar lo una vez, y disfrutar su estancia en un milis...