|Bajos instintos|

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Título: Bajos instintos.

Advertencias: Omegaverse. Apto para todo público.

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POV. Kenning Flugslys.

Nunca he tratado de esconder mi condición omega, me enorgullezco de serlo y de no obedecer ninguna de las órdenes dadas por alfas arrogantes. Ese peculiar "defecto" me llevó hasta donde estoy el día de hoy.

Lord Black Hat, es un misterio para mí, en la historia de toda la organización soy el primer omega masculino en trabajar para él y no morir por incompetencia. Definitivamente no quería ser el primero y pasar a la historia de esa manera.

Al jefe no le importaba que fuese un omega, de hecho, nunca le ha importado el género secundario de nadie, trata a todos por igual, con desdén y altiveza, eso me gusta. Me hace sentir cómodo y en sintonía con el resto, nadie es más y nadie es menos que yo en la organización.

Llevo casi veinte años trabajando para él y nunca lo he visto revelar su casta. Ese es otro de los tantos misterios que lo rodean, pero si tuviera que catalogarlo en una jerarquía en definitiva lo pondría en la alfa.

¡¿Pero cómo me atrevo a dudarlo?!.

Es obvio que Lord Black Hat, es un alfa en toda la regla, me sorprendería si no lo fuese. Y si lo es, ¿por qué ocultarlo?. Cualquier persona estaría orgullosa de serlo y de demostrar su fuerza y poder, el jefe no, tal vez sea porque ya está retirado o simplemente no le da importancia ya que no lo requiere. Black Hat, no necesita ser un alfa para intimidar y poner a sus pies a todos, frente a él hasta el más orgulloso se arrodilla y se arrastra suplicando clemencia.

—¡Concéntrate, Flug!. ¡Termina tu trabajo!.

Estoy pensando demasiado en el género secundario del jefe, si es que al menos tiene uno, ni siquiera sé si es humano. La cosa más humana que le he visto hacer es leer el periódico.

Si Black Hat, resultara ser un alfa solo podría respetar su maravilloso autocontrol con los géneros secundarios, no cualquiera puede convivir con un omega sin marcar, tenerlo en su mansión y olerlo en celo todo el tiempo.

¿Qué me haría Black Hat, si yo...?.

¡Maldita sea!. Son las hormonas, estoy a una semana de mi calor, eso está haciendo que tenga estos pensamientos extraños, piensa en Heed y su aroma alfa... ¡En Heed!.

De pronto siento una energía oscura envolverme y soy teletranportado a la oficina del jefe, caigo sobre mi cara y me levanto de un salto, saludando a mi amo.

—B-buenas tardes, jefecito, ¿en qué le puedo servir?— Mi voz tiembla y ha salido demasiado aguda.

Black Hat, estaba mirando Hats-ville desde la ventana gigantesca, giró sobre sus talones y me dió una mirada severa, mostrando sus afilados y brillantes dientes.

—Puedo oler su excitación desde mi oficina, doctor, es desagradable— Espeta con una mueca de asco.

—Y-yo lo siento, señor. No volverá a suceder, usaré un parche si es necesario— Bajo la mirada, mostrando sumisión.

Él ha dicho que ha olido mi excitación, pero no podría a menos que... ¿Será debido a sus agudizados sentidos o es un alfa y por eso puede sentir mi olor?. Su voz me saca de mis pensamientos.

—Eso espero, Flug— Se sienta en su silla y se gira, ignorándome.

No me muevo, mis pies no me responden aunque trato fervientemente de salir corriendo. Comienzo a entrar en pánico, mis feromonas se alocan en un intento de llamar al alfa potencial que tengo delante y solo puedo desear que me parta un rayo en ese momento.

—¿Por qué sigue aquí, doctor?— Su tono es amenazante, me estremezco.

—S-señor...— Mi voz sale suplicante y me reprendo por eso.

Black Hat, se derrite y repta por el suelo como una sombra antes de reconstruirse frente a mí. Su imponente figura está tan cerca que puedo sentir el perpetuo frío que irradia de su cuerpo.

—Eres patético, Flug...— Su tono es casi demoníaco -¿Realmente necesitas qué haga esto?.

No comprendí su pregunta hasta que por primera vez en mi vida escuché el tono alfa más poderoso y perentorio que alguien ha usado en mí.

¡Muévete y ponte a trabajar, omega despreciable!— Su voz salió rasposa y distorsionada y tuve que luchar por obedecer y no caer al suelo en completa sumisión.

—¡Sí, señor!— Mis piernas hicieron caso y corrí de regreso al laboratorio.

Una vez en mi estudio pude caer de rodillas, abrazándome a mí mismo. Mi corazón latía rápidamente en mi caja torácica, mi cuerpo no dejaban de temblar y quería llorar. Ahora lo sabía, Black Hat, también era un alfa aterrador y su sola voz de mando demostraba un impresionante poder. Solo imaginar cómo sería su aroma hizo que mi piel se pusiera de gallina.

Si yo me hubiera presentado en celo frente a él como en otras ocasiones y Black Hat, hubiera usado su voz de mando, ¿me habría derrumbado y suplicado por su polla?. ¿Qué haría él al ver a su patético científico de esa manera?. ¿Se ofendería y me mandaría a la dimensión del eterno sufrimiento o cedería a sus instintos primitivos y tomaría a un omega necesitado hasta el olvido?.

Definitivamente sería asesinado o algo peor, Lord Black Hat, es un maestro de la tortura.

Pero mi estúpido lado omega ignoraba el miedo que sentía y solo podía desear sumirse en sus instintos más bajos y volver a la oficina de Lord Black Hat, para suplicarle que pasara el calor conmigo.

La sola idea hizo que mis mejillas se calentaran de vergüenza y por primera vez estuve feliz de usar esta bolsa en la cabeza.

Por suerte, Black Hat, es alguien con autocontrol y prudencia y eso lo admiro.

—¡Flug!— El estruendoso grito de Black Hat, resonó por todo el pasillo llegando con claridad hasta mi laboratorio.

—¡Ya voy, jefecito!— Respondí sabiendo que a él no le costaría escucharme.

Casi olvidaba ponerme el parche.











Gracias por leer.

Colección PaperHat [Villainous]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora