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Pov'Omnisciente

Cuando Tsukishima vio llegar al pecoso, soltó un suspiro de alivio ya que pensó que no lograría llegar a tiempo.

— Perdón, perdón, no sonó la alarma.— Se disculpaba el ya nombrado mientras se sentaba al lado del rubio, en la parte de la ventana, porque él mayor sabía que amaba ir de ese lado, así qué siempre dejaba ese lugar desocupado.— Hola Tsukki.

— Hola.

— ¿Dormiste bien?

— Si... ¿Y vos?

— Como un tronco.— Se estiro un poco y dejo su mochila en el piso.

El de lentes lo miro, analizándolo, como si fuera otra persona y no su mejor amigo. Lo sentía diferente.

Se le ocurrió una idea para volver a acercarse a Yamaguchi. Se quito los audífonos y en su lugar sacó unos auriculares de su mochila, y los conecto en su celular.

Dudo un poco pero al final se armo de valor y le toco la mano con el dedo para llamar su atención.— Yamaguchi.

El nombrado se giro para verlo a la cara.— ¿Pasa algo Tsukki? — Le sonrió, una sonrisa cálida y cariñosa la cual contagio al rubio.

— Toma.— Con algo de timidez, no muy propia de Kei, le extendió el otro auricular.

— De acuerdo, ¿Que estás escuchando?- El de pecas se puso el auricular.— Ay me encanta esta canción.

Lo sé. — Pensó.

Movía la cabeza al ritmo de la música y cuando vino su parte favorita de la canción, la cantó en voz baja.— You go down just like a Holy Mary. Mary on a, Mary on a cross. Your beauty never ever scared me~.

El rubio no podía despegar la vista del número 12, estos días sin él se le habían hecho una eternidad. Le gustaba ver sus expresiones en cada canción. Lo hipnotizaba y lo hacía feliz.

Estar cerca de aquel chico de cabello oliva de nuevo era como una gran bocanada de aire después de nadar. Su aura era tan pacifica y cálida que empezaba a sentirse a somnoliento, y sin darse cuenta apoyo la cabeza en el hombro del menor.

— Oh, ¿Vas a dormir Tsukki?

Levantó la mirada para encontrarse con aquellos ojos color café que tanto extrañaba ver.

— Uhm.— Dijo como afirmación y volvío a cerrar los ojos.

— Okey, te despierto cuando lleguemos. Duerme bien.— Le regalo una sonrisa. Y el de lentes casi por instinto agarro la mano del pecoso y la posiciono en su cabeza, indicando que quería ser cariñado.— Esta bien, pero solo será un poco.

Sentir aquellas manos acariciando su cabello lo hacia sentir seguro, si le dijeran que definiera esa sensación en una frase se quedaría corto.

Sentir aquellas manos acariciando su cabello lo hacia sentir seguro, si le dijeran que definiera esa sensación en una frase se quedaría corto

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El nuevo chisme del KarasunoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora