En los últimas días reflejos de vagos recuerdos invaden a una persona en especial, lo que hace que las complicaciones entre dioses y diablos se vuelva complicada. El veredicto final se dictará, ¿Qué deidad reinará sobre la tierra?
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Tener que huir con un bebé colgado de su cuerpo para luchar contra un diablo es algo que no se lo perdonaría jamás, y mucho menos el hecho de que sus compañeras tengan que socorrerla.
Cuando recobró la conciencia luego de aquel insinuado ataque, su cuerpo fue débil al intentar incorporarse; Gemma miró una vez más Géya quién dormía a pesar del gran escándalo que han ocasionado. Notó como su mejilla era cubierta con una pequeña línea de sangre, tras haber sido impulsada a las afueras del sello por Nina, no cayó tan comodante en el césped a pesar de lo liviano que se ve.
—¿Tenías que hacerlo? —preguntó Mena con una sonrisa colgada de su oreja. Esto sí que se ha convertido en un problema, si hubiese sido en otra ocasión estarían en la plena seguridad de que para ella no habría tanto enredo al momento de cortarle la cabeza—. Digo que lo mejor hubiese sido confinarlo.
—Gemma está con un pie en el infierno, ¿quién confinaría a esta basura? —hablaban a la vez que sus cuerpos se movían ágiles golpeando al diablo sin dejarlo respirar.
—Las puedo escuchar, no hablen de mí. —Gemma frenó la garra que iba en dirección a la cintura de Mena quien titubeo intentando cortar su brazo con la catana.
—Ja, qué bueno, ya nos hacías falta —mencionó con sarcasmo Nina.
La joven fue arrojada a la mitad de un gran risco, eso, necesitaba decir que el campo de batalla se ha reducido. Lo que antes estaba cubierto de una hermosa flora, ahora es la viva imagen de la destrucción. El terreno que sostenía la gran esfera que ocupaban hacía que sus cuerpos se tambaleaban.
—¡Gemma! —exclamó la Green, su mano sostuvo la muñeca de la ajena cuando estaba al borde de caer. Mena quién tuvo la oportunidad de cortar el brazo de aquel diablo, dio justo en el blanco, apartándolo de sus narices.
—¿Estás hecho de piedra? —cuestionó Mena cubriendo a sus compañeras, a lo que el diablo mostró una sonrisa fugaz.
—Dame a Vindan, y dejaré que vivan. —Ese nombre causaba furor en Gemma; justo ahora lo maldecía por haberse quedado dormido por un maldito té que probó—. El último recipiente —Gemma comenzó a vomitar.
—Gema...—susurró Nina estirando su brazo derecho al verle reaccionar—. Mena, dudo mucho que soporte otro ataque.
Géya despertaba, la mirada de Gemma se encontró con ella haciendo que sus sentidos se calmarán. Limpió sus labios tras sentir la respiración, regulándose, colocándose esta vez sobre sus pies, llenó sus pulmones de aire, y al segundo expulsó el mismo.
—Menudo método de relajación —comentó Mena chasqueando su lengua. El diablo ante ellas no hecho nada más que acomodar un par de huesos que se le han zafado gracias a los puños poderosos de Nina—. Me gusta.
