— Te ves hermosa —pronuncia al ver a la mujer vestida de blanco dándole la espalda que ni siquiera lo piensa cuando ya está girando para mostrar su contenta expresión al escuchar su voz.
— Y tu te ves gigante —contesta Dahyun cuando se vuelve hacia ella y ambas se sonríen, su hermana mayor abre sus brazos y Tzuyu no hace la espera larga, corresponde la acción y ambas ríen de manera tonta apretando sus agarres, ha pasado un tiempo desde que Dahyun miró a la menor.
— Momo realmente está nerviosa, no deja de comer —Dahyun pone los ojos en blanco y niega ante el mal hábito de la que será su esposa en un par de minutos.
— Bueno, al menos esta llenando su estómago y no pensando en dejarme plantada en nuestra boda. —contesta mientras se gira y sigue viendo su reflejo en el baño arreglando algunos pequeños detalles de su peinado.
— Si, eso creo.
La puerta se abre de golpe, ahora dejando ver la imagen de la mayor de las tres, Nayeon sonríe con clara emoción y se lanza a los brazos de su hermanita, empujando a Dahyun en el proceso que se queja por lo alto.
— Papá dijo que estabas aquí, ¡me alegro por verte de nuevo! —se separa un poco y hace el típico ademán comparando sus alturas— ¿Desde cuando creciste tanto?
— A los 14 años Tzuyu ya era la más alta de las tres, Nayeon —contesta la mujer más pálida, provocando que Nayeon chiste la lengua y Tzuyu ríe por lo bajo ante el comportamiento infantil de sus mayores.
— Las extrañaba. —confiesa está vez abrazándolas a ambas.
El trío continúa su platica, poniéndose al día con sus vidas; la carrera universitaria de Tzuyu y su trabajo de pasante en la compañía donde su padre desempeña sus labores, el nuevo matrimonio de Dahyun y los primeros meses de Nayeon siendo madre. Todo parece ser perfecto en este punto de la vida para las mayores de las Im.
Pero todo es tan extraño para Tzuyu, pues escuchar algunos de los logros de sus hermanas le resulta ser un doloroso recordatorio de que el tiempo pasa y la vida, por más dolorosa que sea, también tenía que seguir.
Tras unos minutos de charlas y risas, las hermanas le dan el espacio necesario a Dahyun y salen de la pequeña habitación, Nayeon recibe a los padres de Momo y Tzuyu va en busca de su asiento que es al lado de Mina.
— ¿Estás bien? —pregunta la chica de lunares, palpando con suavidad la espalda de la bebé que duerme cómodamente en sus brazos. Sin duda la pequeña Hyeju tiene un favoritismo por la japonesa, Nayeon se lo reprendia siempre, pues no fue ella quien la llevó en su vientre por nueve meses ni la dio a luz.
La joven asiente incluso con un nudo en la garganta, pues ahora puede darse cuenta de cómo los demás a su alrededor son felices mientras que ella... No lo es. Se inclina para ver el rostro sereno de su sobrina y sonríe sintiendo un sentimiento extraño en su pecho, acaricia su mejilla con delicadeza y luego se endereza, soltando un pesado suspiro.
Claro, pudo encontrar la forma de distraerse del horrible dolor sumergiéndose completamente en sus estudios y su nuevo trabajo, ignorando por completo la vida fuera de ellos, tuvo que resignarse a hacerlo porque no tenía opción, pero la herida de hace 6 años sigue abierta, ha estado bien, pero no lo suficiente como para superar a esa persona. Tzuyu la ha tenido tan presente hasta el día de ahora.
Mina le sonríe de forma tranquilizadora y voltea cuando la típica melodia de piano resuena en el lugar y hace que los invitados tomen asiento dando por indicado que la ceremonia está por iniciar.
Lágrimas fluyen por el rostro de Tzuyu dándose la oportunidad de sentirse emocional; quiere creer que es por el hecho de ver a Dahyun caminando del brazo de su padre con ese hermoso vestido, y no porque sabe que ella nunca vivirá algo así. No está dispuesta a entregar su corazón a nadie más.
