El Lazo Que Nos Une.

🗝️🗝️ [ Deseo ] 🗝️🗝️

Antes de empezar quiero decirles que el carácter de Inosuke cambiará al de su reencarnación se podría decir, los que han leído el manga sabrán que ese Inosuke es más tímido y reservado y así, bueno ahora que ya di este aviso ustedes sabrán si leen esto o no.

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Cuando era más pequeño mamá solía contarme historias de los destinados entre un Omega y un Alpha, eran tantas historias que yo quería buscar a mi destinado y tener una vida feliz llena de amor así como la de mamá y papá, y un día conocí a un chico unos años mayor que yo y como en las historias de mamá sabía que era el, sabía que era mi destinado y aún que solo hablamos por unos segundos basto para que yo quisiera volverlo a ver y estar con el, pero jamás pensé que mamá moriría dejándonos a mis hermanos, a papá y a mí.
Ahora como único hijo Omega de la familia Hashibira, papá junto con mis dos hermanos mayores cuidan de mi como el tesoro más preciado.
- Papá - llamé - ¿Por qué no puedo salir de casa? -
- Porque aún eres pequeño Inosuke, pero te prometo que cuando seas más grande podrás hacerlo - respondió gentilmente.
- Está bien -
Sabía que para papá era difícil cuidar de nosotros y mantener nuestro templo sagrado dónde mamá puso mucho tiempo de su vida y yo no le daría problemas y así el tiempo paso y yo me olvidé de mi destinado.

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En el templo de la familia Hashibira un padre y sus tres hijos se encontraban en el jardín disfrutando de tan bello día soleado, pues ser padre soltero era difícil para Douma quien con dificultades a cuidado de sus hijos en especial a su hijo menor Inosuke.

- Tengan cuida con Inosuke - decía.

- ¡Sí! - respondieron.

En este lugar todos los que trabajan para esta familia sabían que todos eran Alphas a excepción del pequeño Inosuke quien había nacido Omega como su difunta madre Kotoha y para todos el menor era la gran representación de su difunta madre.
- Dime Inosuke, ¿Estás nervioso por tu primer día de en la secundaria? - preguntó Gyutaro.
- ¡Sí! - exclamó sonriendo.
- Supongo que para ti es algo emocionante, pero yo no quiero ni regresar - mencionó suspirando - Aún así papá no permitirá que faltemos -
Los dos hermanos rieron de las expresiones de su hermana Ume, pues era la menos obtimista en asistir a la escuela.
- Inosuke recuerda una cosa - dijo llamando la atención del pequeño Omega - Si algunas vez te sientes amenazado por algún Alpha no dudes en decirnos -
- No te preocupes Nii-san, papá nos enseñó a defendernos - dijo con obtimismo.
- Aún así Inosuke, debes decirnos así no preocuparemos a papá - interrumpió Ume.
Inosuke asintió con una sonrisa, pues sus hermanos tenían razón lo menos que ellos querían era molestar a su padre es por eso que se tenían entre ellos para protegerse.

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Cuando era un extravagante niño de nueve años recuerdo que conocí a un niño menor que yo por unos cinco años no lo sé, pero realmente recuerdo aquella extravagante conexión que tuvimos con tan solo mirarnos a los ojos, sabía que no era normal que algo así pasará, pero lo que hizo que saliera de mis pensamientos fue ver aquellos rastros de lágrimas que había en él.
- ¿Te has perdido? - pregunté.
El pequeño niño asintió aún mirándome, yo suspiré porque en mi mente pensaba, ¿Cómo podía existir alguien más extravagante que yo? Pues sus ojos esmeralda irradiaban una luz única.
- Bien, busquemos a tu madre - dije extendiéndo le mi mano.
El ni siquiera lo dudo y eso me sorprendió, aún así caminamos un poco tomados de las manos buscando a su madre, hasta que una mujer muy hermosa apareció frente a nosotros, parecía agitada y agotada suponían de tanto correr.
- ¡Inosuke! - exclamó.
- ¡Mamá! -
Recuerdo que en el momento que el pequeño me soltó sentí una sensación de vacío que no quería, pues mi vida extravagante debía tener todo y aún que quisiera tener a ese niño por más tiempo el ya había encontrado a su madre.
- Gracias por cuidarlo - dijo gentilmente.
- No tiene porque agradecer, yo solo quería ayudar - dije.
Después de eso yo me aleje de esa familia, pues si no lo hacía mis instintos me harían cometer una locura, aún que esraba ver esos extravagantes ojos esmeralda otra vez.

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Recidencia Uzui, el joven maestro de arte se levantaba después de haber pensado tanto y no haber logrado nada, pues por más que quería recordar el rostro de aquel niño no podía y solo recordaba aquellas esmeraldas.
- Maldición - musitó con cansancio.
A pesar de que hoy era su último día de descanso antes de regresar a las estresantes clases de su club de arte, estaba molesto e irritado.
- ¿Tengen? - preguntó entrando a la habitación.
- ¿Qué sucede Makio? - preguntó sin interés.
Makio prima de Tengen líder de su familia es la encargada de cuidar de Tengen, pues para eso había sido criada, sin embargó, le era molestó para el mayor quien solo quería una vida extravagantemente tranquila.
- Hinatsuru y Suma han llegado - respondió sonriendo - Ambas están anciosas por verte -
- No estoy de humor - dijo levantándose para salir de la habitación.
- ¿Es por ese niño? - preguntó seria.
Makio sabía hacerca de ese niño misterio de que tanto hacía enfurecer a Tengen, pues cuando eran niños los había visto, pero jamás vio el rostro de aquel pequeño.
- No tengo ganas de pelear Makio, así que por favor dejame solo - respondió serio.
- Tengen, por favor reacciona Hinatsuru y Suma son buenas colegas tuyas y las mejores opciones para ser tu esposa - decía con hirites - Ese niño tal vez ya no vuelvas a ver, tal vez este muerto, casado o lejos, no lo sabemos, pero se que jamás lo volverás a ver -
Tengen hizo caso omiso a las palabras de Makio y siguió su camino hacía su cuarto de arte dónde tenía miles de cuadros de aquellos ojos esmeraldas.
- ¿Cuándo te volveré a ver? - se preguntaba.
Para el albino le era difícil el tener que hablar del matrimonio, pues desde aquel día se imaginó casado con aquel extravagante niño de ojos esmeraldas.