Capítulo 10

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Desperté por la luz del sol que me pegaba directamente al rostro.

Abrí los ojos y pestañeé unos segundos para acostumbrarme a la luz.

Me senté en la cama y recién me di cuenta que no estaba en mi habitación, y lo peor de todo era que.... No estaba con mi ropa... ¡¡No estaba con mi ropa!!... ¡¡NO ESTABA CON MI ROPA!!

Tenía puesto una franela de hombre

Ay Dios mío

¿Qué pasó ayer?

-ya despertaste- afirmó Damon pícaro, como siempre, y de paso sin franela.. en bóxers, saliendo del baño de la habitación.

Es más sexy de lo que pensaba

-¿Acaso te gusta lo que ves?- preguntó burlón mientras que se ponía un pantalón y se paraba frente a mi.

Me había quedado varios segundos contemplándolo y... ¡no me había dado cuenta!

Al instante cuando entré en razón, aparté la vista de él y me sonrojé intensamente... Dios, que pena.

-e...este...- no sabía que decir, estaba muy avergonzada

-Tranquila bebé, no muerdo- mencionó sentándose a mi lado mientras movía las cejas de abajo hacia arriba.

Bufé por su actitud y decidí ir al punto.

-¿Por qué no tengo mi ropa puesta?- pregunté seria mirándolo a sus hermosos ojos azules.

-Porque pensé que así estarías más cómoda- respondió inocente.

-ah, entonces ¿qué? ¿Me cambiaste de ropa?!-

-si- respondió con simpleza y yo le di una mirada de pocos amigos.

-Tranquila no vi nada que no quisiera ver- mencionó en mi oído e instantáneamente por su ronca voz mis vellos se erizaron.

-¡Idiota!- me levanté con una almohada en la mano y le empecé a pegar con todas mis fuerzas pero al parecer él no sentía ni un mínimo toque, ni como el roce de una pluma, nada.

-Basta bebé- se levantó frente a mi muy cerca agarrándome los brazos con firmeza -no vi nada, te lo prometo... Elena fue la que te cambió... te puedes relajar- comentó finalmente con un guiño y salió de la habitación.

Ahora estoy más tranquila...pero todavía no entiendo porqué no estaba en mi habitación...

Decidí dejar ese tema por un rato e irme a duchar.

Me dirigí a mi habitación la cual estaba justo al lado que la de Damon.

Saqué un short de jean, una blusa de tirantes blanca, unos oxfords negros y ropa interior para luego adentrarme en el baño.

Me despojé de la franela que, supuestamente me había puesto Elena, y de mi ropa interior sucia y la metí en un cesto que se encontraba ahí.

Luego me metí en la ducha y comencé a bañarme dejando que el agua caliente tan relajante cayera por sobre todo mi cuerpo.

Luego de 20 minutos de ducha caliente, salí del baño y comencé a vestirme.

Ya lista, me puse mi anillo y bajé a la cocina para desayunar, y lo primero que me encuentro en la nevera son... bolsas de sangre.

No pude con la tentación de agarrar una de ellas, se habían vuelto mi adicción y eso era preocupante, por lo menos para mi.

Comencé a devorar una bolsa de sangre, y luego pasé a la segunda...la tercera...la cuarta... y así sucesivamente hasta que perdí la cuenta.

The 0-8-4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora