Capítulo 6

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Quise preguntarle a Sean por qué pidió que votaran por él, pero Tiana nos interrumpió.

«—¡Hay que dormir temprano! —dijo Tiana

»—Pero, Tiana... —empecé a suplicar.

»—¡Sin excepciones!, deben estar descansados»

Y con eso terminó la noche.

Después de desayunar, teníamos que ir al centro de entrenamiento, así que no pudimos platicar mucho esa mañana. He estado con una sensación rara en el estomago desde anoche. Hasta pensé que vomitaría, pero no fue así. Aunque, todavía tengo mucha intriga de las razones de Sean. Habíamos llegado al centro de entrenamiento más temprano, pero, sin embargo, no podíamos hablar aquí, necesitábamos un lugar más privado.

—Tengo una duda —observo a Sean un momento—. Le dijiste a Jeffrey que podrías probar con el hacha, pero practicaste con la espada.

—Confusión momentánea de armas. —me dedicó una sonrisa. Yo levanté una ceja—. Está bien —levantó ambas manos—, estaba desesperado, no sabía qué decir. ¿Has visto su mirada? —Preguntó refiriéndose a Jeffrey—. Intimida. —Yo suelto una carcajada, porque sé que es verdad.

Mientras la sala se va llenando de más tributos voy a preparar una fogata. Ya sé cómo hacer una, pero no se que más hacer. Termino la fogata, un fuego reluciente. Empiezo a observar la sala en busca de alguna otra estación. No quiero volver a los cuchillos, aunque sé que tengo que mejorar mi habilidad. Es solo que, ciertamente, le tengo terror a Jemma y tengo miedo a que me odie. Bueno, ya me odia, pero no quiero avivar más esa llama, no quiero morir tan rápido. Todavía tengo esperanzas de volver a casa. Mientras recorro la habitación con la vista veo a los demás tributos. ¿Tendré que matar a alguno? Es lo más probable. ¿Alguno de ellos fingirá no saber nada para luego atacar ferozmente? Puede que sí. De pronto mi vista cae en Elodie y en su grupo de profesionales, y me arrepiento de haberlo hecho. Se acerca hacia mí con una amplia sonrisa. ¿Cómo le diré que no quiero estar en los profesionales?

—¡Hola! —me saluda, con su vocecita chillona—. ¿Ya decidiste?

—Sí, y... no, gracias. —Su sonrisa desaparece más rápido que inmediato—. No te lo tomes a mal, pero, uhmm, no quiero estar con los profesionales. —Genial, no debí haber dicho eso. Elodie no habla por unos momentos, analizando la situación y después dice:

—¡Bien! —Sonríe ampliamente. Después se me acerca más a mí hasta que su aliento cocha con mi oreja—. Cuídate. —me susurra. Acto seguido regresa con su grupo y yo quedé allí, pasmada. ¿Asustada? Probablemente también.

Alguien toca un silbato el cual me sacó de mi ensimismamiento. Nos reunieron y nos ordenaron que debíamos que hacer un entrenamiento el cual era obligatorio. Consistía en una carrera atravesando ciertos obstáculos. Teníamos que saltar sobre unas grandes simulaciones de troncos, también nos lanzaban objetos, simulando que fueran armas -flechas, lanzas, piedras- que volaban hacia nosotros. Hasta algunos entrenadores se atravesaban dispuestos a pelear, asemejando a algún tributo que te quería matar. Creo que lo hice regular. Cuando es el turno de Sean, pelea y esquiva muy bien al entrenador.

Finalmente el día ha acabado y me siento agotada, todo por ese entrenamiento. Llegamos al apartamento y nos tumbamos en el primer sofá que vimos, por suerte de Tiana; yo quería acostarme en el suelo y que nadie me levantara de allí nunca más.

—Día duro ¿eh? —Jeff aparece con una taza de café humeante y yo bufo.

—Creo que me fue pésimo. Nos hicieron correr y esquivar cosas. —digo, recuesto mi cabeza del posa brazos y cierro los ojos.

Distrito 11: el primer Vasallaje de los 25.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora