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Temprano por la mañana, el lujoso auto de color negro deteniéndose en frente del enorme edificio de la empresa Fazbear

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Temprano por la mañana, el lujoso auto de color negro deteniéndose en frente del enorme edificio de la empresa Fazbear. Saliendo del auto, Freddy Fazbear, el jefe de una de tantas empresas familiares. Freddy imponía respeto y seriedad sobre todo, por lo que al salir del auto varios hombres se acercaron para atenderlo.

—Buenos días.

Caminando hacia la gran entrada. La puerta que fue abierta para él para que entre sin ningún esfuerzo, más los saludos de bienvenida que le daban cuando pasaba. Freddy era conocido por ser un hombre elegante, serio y delicado con sus movimientos, pero que al mismo tiempo eran firmes y fuertes, por eso algunos le tenían miedo o se ponían muy nerviosos con su presencia.

Todo eso cambiaba cuando Freddy tenía en frente a esa persona en especial; ese hombre que tanto amaba con toda su vida, que lo juro amor eterno hacía cinco años atrás: su esposo Chip Hernández.

—¿Mi esposo ya llegó?—Le pregunto a uno de los hombres que lo atendía de forma sería y tranquila. Freddy todos los días esperaba que su esposo este ahí en la empresa para ayudarlo o simplemente tenerlo a su lado en el día, le hacía sentir bien.

—Su esposo llegó hace media hora.

Justo cuando respondió ahí apareció. Freddy le sonrió de inmediato, yendo casi corriendo hacia él para abrazarlo. Chip había estado fuera del país por unas dos semanas, por lo que era normal que lo extrañe tanto.
Habían acordado en verse en la empresa ese día. Chip obvio llegó más temprano para darle así la sorpresa, de verlo y abrazarlo.

—Buenos días, mi corazón, ¿Cómo has estado, mi cielo?—Le preguntó el mexicano al separarlo del abrazo, agarrándole de sus mejillas, dándole un pequeño beso en los labios.—Te ves tan precioso el día de hoy, mucho más de lo que ya te ves, cosita hermosa.

Freddy rió suave, siendo besado en los labios unas cuentas veces más.
—Mmh. He estado bien pero te he extrañado mucho también.—habló con sus manitas en el pecho de su esposo, mirándolo a los ojos con tanto amor. Sonriéndole, le dió un beso en los labios, uno pequeño ya que no podía quedarse ahí más tiempo, debía de subir a su oficina y comenzar a trabajar por ese día.

—Yo también te he extrañado mucho, bebito. Ven, te llevaré a tu oficina y ahí te hablaré de muchas cositas, mi amorcito.—Le agarró de la mano, caminando de esa forma con él hacía el elevador.

Llegando a la oficina bastante espaciosa dónde solo estaban ellos dos, así Chip comenzó a platicarle de varias cosas que habían ocurrido en esas dos semanas que se fue a México por problemas graves de familia. Estaba algo preocupado todavía pero se había asegurado de haber dejado a su madre en un lugar seguro donde pueda esperar un tiempo hasta que le den una VISA para viajar a Estados Unidos.

—Pensé que tu mamá ya estaba recibiendo la atención necesaria para conseguir el permiso.—Freddy habló, sentándose a un lado de su esposo, cruzando sus piernas.—Lo siento porque el proceso es muy largo.

—No te preocupes. Mi mamá está en un lugar muy seguro ahora con más mujeres en su misma situación. Me dijo que va a esperar el tiempo que sea necesario para venir.

Freddy asintió, después pensando en lo que podría hacer para traer a la madre de Chip en ese momento. Él al igual que toda su familia tenía muchísima influencia en otros países, por lo que no debía de ser un trabajo difícil hacer que la acepten en Estados Unidos. Él quería hacer todo para que la madre de Chip este segura y más que nada cerca de sus hijos.

—Puedo hablar con mi madre después del trabajo para resolver eso. No será problema alguno.—Le avisó con una sonrisa pequeña. Chip lo miró.—No me mires así, sabes que haría todo por ti... Siempre lo he hecho.—Le acarició el cabello.

—Freddy, sabes que no me gusta que uses tu influencia en esos casos. Puedes quedar mal si te descubren.—Explicó Chip de la forma más sincera.—Agradezco todo lo que haces por mi, mi amor, pero no deberías.

—¿Y por qué no? Se a lo que te refieres, la reputación de mi familia podría dañarse por eso... Lo sé, es un riesgo pero lo estoy haciendo por el bien de tu madre. No va a ocurrir nada malo, déjame hacerlo.

Freddy le agarró de la mano, acercándose a él. Chip después de pensarlo unos momentos, aceptó la ayuda. Freddy sonrió feliz de aquello, abrazándolo, y dándole un gran beso en la mejilla.
El menor estaba feliz de que podría ayudarlo una vez más. Se levantó del sillón, yendo hacía su escritorio para dar inicio a algunas llamadas que lo ayudarían en ese caso.

¿Quién diría que después de una semana la señora Hernández estaría ahí? Chip estaba de lo más feliz de poder tener a su madre con él después de tanto tiempo, que podría tenerla a unos cuantos minutos de dónde vivía para ir a visitarla. Sus hermanos junto con él estaban emocionados de que después de tanto ya esté con ellos.

Eso demostraba el gran poder que tenía la familia Fazbear para lograr sus objetivos.

𝘾𝙊𝙊𝙆𝙄𝙀𝙎 𝘼𝙉𝘿 𝙆𝙄𝙎𝙎𝙀𝙎 | frechip.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora