TAKASHI MITSUYA

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Mañanero

Narrador omnisciente

La cocina se había llenado del olor de las palomitas de maíz que estaban en la olla, el sonido constante que hacían al reventar le daba curiosidad y hambre a Luna, no podía esperar a comérselo todo, en cambio, la pequeña Mana se escondía tras las piernas de su hermano porque le daba algo de miedo.

—Ven, princesa, no hay de que temer. —Mitsuya cargó a la menor y, desde donde estaba, le hizo ver que a través de la tapa de cristal se notaba como la olla se llenaba de blanco—. Ves, solo es el maíz de las palomitas, estas al estar en mucho calor revientan y salen como los conoces normalmente. —Le indicó con el dedo señalando la olla, siempre manteniendo una distancia prudente por precaución. Lo menos que quería era exponer a su hermana al peligro de quemarse.

Mana miraba la olla con mucha curiosidad, aun sosteniéndose fuerte del cuello de su hermano.

—Y son muy deliciosos, ¿verdad? —Le dijiste con una gran sonrisa.

La pequeña asintió rápidamente.

—¡En especial si son dulces! —Luna intervino.

—¡Sí! —Chocaste la mano con ella, le dabas la razón al cien.

—No, amor, mucho dulce tampoco es bueno. —Mitsuya habló, ya había sacado su lado papá luchón.

—Ay, pero solo un poquito, hermano. —Luna lo miró con ojos de cachorrito mientras tenía sus palmas pegadas a la altura de su pecho, en forma de súplica.

—No deberían comer dulces de noche. —Se negó, desviando la mirada.

—Cariño~, solo un poquito, te prometo que será únicamente por nuestra pijamada de hoy. —También te uniste a la petición.

—¡Yo también lo quiero dulce! —Mana pidió, imitando la acción de su hermana mayor.

Takashi no sabía a donde mirar, sabía muy bien que iba a caer cuando mirada a alguna de ustedes, quienes eran lo más importante en su vida. Él les daría todo lo que estuviera en su alcance, pero también se preocupaba por ustedes, siempre procuraba que se alimenten bien y no coman en exceso bocaditos que les podría hacer daño con el tiempo.

Después de unos segundos, se rindió, era fin de semana, podría dejar pasar algunos gustitos.

—Está bien, princesas, pero solo poco, eh, porque ya es tarde. —Anunció.

Tú y Luna dieron unos saltitos de celebración, mientras que la pequeña Mana le depositó un gran beso en la mejilla de su hermano.

Rápidamente después de haber salido victoriosa, continuaste moviendo la olla para que no se quemaran y reventara todo el maíz, mientras que Mitsuya junto a las niñas ponían en la mesada el bol en donde iban a poner las palomitas, de paso también la sal y el azúcar que le iban a agregar.

Una vez listo, con los dos recipientes llenos de palomitas, tanto dulces como salados, se dirigieron a la sala. Se acomodaron en el gran sofá frente a la televisión, quedando a petición de las niñas que ellas estuvieran una a cada lado de ti, dejando a un lado a su hermano.

—Yo también quiero estar al lado de _____. —Mitsuya reclamó de una manera infantil.

—No hay espacio. —Luna le respondió entre risas, abrazando más tu cintura.

—¡Sí! —Mana imitó su acción.

Takashi sonrió en derrota y te miró, tú igual mantenías una sonrisa, la escena te parecía una de las más tiernas.

One Shots || Tokyo RevengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora