Querido

De regreso en la estación 9 3/4

Para: Draco Malfoy

Te vi.

Aunque sabia que podía pasar,  no quería que fuera así, le rezaba a Dios, Morgana, Merlín y todo lo existe para que así no fuese. Pero paso.

De alguna manera desde que decidimos que Rose asista a Hogwarts, decidí engañarme, diciendo que no te cruzaría ni por casualidad. Pero estuve equivocada, cómo siempre que tiene que ver contigo.

Hoy Rose tomo su primer expreso hacia la mejor escuela de magia y hechicería. Fuimos junto a Luck y Hugo, mi hijo menor, a llevarla. En el camino le conté sobre mi primera vez allí y como cada vez que venía aquí significaba que una nueva aventura junto a sus tíos comenzaba.

Allí nos reunimos con los Potter y los Weasley, era todo tan sentimental, tan nostálgico, que fue como volver en el tiempo. Y fue así que no te vi entrar.  Pero me basto ver la cara de incomodidad de Harry para saber que estabas allí.  Sigue siendo el mismo chico transparente de siempre.

No supe dónde exactamente estabas hasta que tu hijo corriendo a saludar a quienes supongo son sus amigos se llevó puesta a mi hija. Y cómo típica escena de película muggle, la ayudo a levantarse y se quedaron mirando por algunos segundos.

No fue necesario que me digieran que era tu hijo, lo supe, es igual a ti, en actitud y físico. Y mi hija es idéntica a mi. Se enojó porque él tiró sus libros, el no se disculpó. Ella le ladro y él respondió. Perfectamente podríamos haber sido tu y yo, en un día normal de nuestros años en esta estación.

Pero lo más impresionante fue verte de lejos, ver que allí estabas, tan bien vestido, elegante, junto a tu esposa y padres, tan correcto, tan formal, tan tu. Vi cómo ella te decía algo al oído, volteaste a vernos y saludaste con la mano, con tu tipa mueca de cuando estás haciendo algo obligado.

Eso dolió.

Dolió saber que solo me saludas por obligación. Bueno no a mi, sino a todos. Pero no puedo evitar sentirlo personal. Que después de tanto tiempo, fuimos reducidos a esto, duele.

Pero más me lastimó que ni siquiera me miraste, sabiendo que allí estaba. Jamás me miraste.

Igualmente quiero que sepas que me dio mucha paz el verte bien, feliz y realizado. Con la familia que siempre quisiste tener, cumpliendo todo lo que alguna vez me contaste. Me hizo sentir menos egoísta por haber avanzado en mí vida, por cumplir con otro lo que te prometí y por ser feliz.

Aunque creo que eso es culpa de mi ego, siempre quise creer que si bien era tu elección estar allí, aun sentías algo por mi. Duele más tenerte cerca que extrañarte definitivamente.

Pero no voy a llorar, aunque no puedo evitar lo que yo siento. Aunque tenga ganas de odiarte no puedo hacerlo. Porque hoy tal vez sea momento que yo tenga que entender que nunca te podré olvidar. Y que ya es momento de dejar de preguntarme qué hubiera sido de nosotros si no te hubieras ido.

Hasta aqui llegue. Hasta aquí llegamos.

H.  G