Capítulo 6

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Lando 👔

Llevo media hora intentando hacer una triste tortilla francesa, pero soy incapaz de pensar en otra cosa que no sea lo que pasó hace unas horas. Adentrarme en ella ha sido exquisito. Ya no sólo por el placer que las relaciones sexuales aportan, sino por la conexión.

El momento en el que me hizo sentarme y se puso encima, metiendo y sacando mi masculinidad una y otra vez mientras saltaba sobre mí, todo ello sin apartar sus ojos de los míos... Es una jodida locura, pero he sentido que pertenecía a ella. Que ella me pertenecía. Que éramos uno.

Salgo de mi locura cuando mi teléfono suena. Debido a que descansa sobre la mesa tras de mí, lo cojo al segundo tono.

―¿Has hecho lo que te pedí? ―la odiosa voz de Helen me recibe. No puede darme una sola tregua.

Respecto a lo que me pidió, sí, lo hice. Muy a mi pesar.

―Claro. Vamos en la misma dirección, Helen, lo sabes ―respondo sonando alegre. Al final yo también voy a tener un don para la interpretación.

―Eso espero. Te mandaré a un viejo amigo que solía ser mi cocinero personal, así podréis elaborarlo de tal manera que cuadre con vuestro restaurante ―comenta como si nada.

―Excelente ―miento―. ¿Cuándo tendré el honor de recibirlo?

―El jueves o el viernes podrá estar ahí, supongo, así que tienes varios días para consultar con vuestros cocineros diferentes ideas para el plato especial, así podréis enseñárselas a Zhenj para ver si puede sacar algo de ahí ―sugiere como si no fuera una ofensa a mis encargados de cocina.

―Estarán encantados. Tendréis sus ideas para entonces.

―Bien. Nos vemos ―dice antes de colgar.

Maravilloso. Simplemente maravilloso.

Necesito una copa.

Dana

Hay veces que odio a la gente.

En serio, ¿tanto cuesta ser amable?

―Le digo que el fallo de los frenos estaba cuando compré el coche. Casi me mato nada más cogerlo por primera vez ―repite por millonésima vez la odiosa señora.

La política de la empresa es mostrar el coche antes de la compra. Esto es: les damos una vuelta por un circuito privado que tenemos a un par de kilómetros de aquí. Dicho circuito tiene curvas,  pendientes y numerosas rectas para así poder probar el coche en diferentes tesituras. Posteriormente, les dejamos media hora como conductores, para que lo prueben en sus carnes. Y ahora viene la señora dichosa a intentar estafarme. Encima viene tras dos semanas, ¿me está queriendo decir que ha dejado el coche dos semanas aparcado muerto del asco? JÁ.

―Le repito, señora Bak, que es imposible que viniera así de fábrica. ¡Su hijo y usted misma estaban aquí el día de la prueba! ¡Condujeron el maldito coche! ―digo perdiendo los papeles ligeramente. Doña paciencia, me llaman.

―¿Me está llamando mentirosa? ¡Exijo hablar con su superior! No voy a consentir semejante ataque.

―No se preocupe, yo misma haré que se encargue otra persona. Si hay algo que no soporto en la vida es a la gente aprovechada. Buenos días ―remato para después dirigirme al despacho de Gabriele.

Tras un par de toques en su puerta, me anima a pasar.

―Dime, Dana. ¿Ha pasado algo? ―cuestiona levantando la vista de su cuaderno. Todos los números los revisa a mano. Es un hombre chapado a la antigua en ese aspecto, pero en lo demás es muy moderno.

―Hay una señora intentando colarnos que el coche que compró hace dos semanas tenía mal los frenos. Me ha faltado poco para mandarla a la mierda y ahora exige hablar contigo ―digo con los ojos cerrados. Gabriele es un jefe maravilloso, pero a medida que le voy diciendo lo que ha ocurrido me doy cuenta de que me he pasado.

―Maravilloso ―suspira―. Ahora mismo voy.

Guardando las distancias, por supuesto, escucho toda la conversación que mi jefe mantiene con la clienta mentirosa. Tras media hora, escucho las risas compartidas entre Gabriele y el demonio. Una vez se va, no sin antes echarme una mirada maliciosa, Gabriele se aproxima a mí con paso decidido. Trago saliva.

―Hemos llegado a un acuerdo. Como bien has dicho, nos la ha querido colar. Aún así, la he dejado ―explica.

―¿Qué? ¿Por qué? ―protesto.

Gabriele me sonríe como si fuera una niña inocente que no sabe nada de la vida. No sé cómo me hace sentir eso.

―Es una clienta, Dana. Y con una familia grande llena de conductores que adorarían seguir comprando sus automóviles aquí. A veces hay que perder algunas batallas si quieres ganar la guerra ―argumenta. Mierda, tiene sentido. Pero sigue sin parecerme justo.

―Siento mucho mi comportamiento, Gabriele. He sido imprudente y obstinada ―reconozco con la cabeza gacha.

―Eh, está todo bien ―asegura posando dos dedos en mi barbilla y elevándola, forzándome a mirarlo―. Además, tú misma trasladarás el coche al taller para mostrar tu arrepentimiento. Intuyo que aún recuerdas tu antiguo lugar de trabajo, ¿verdad? ―comenta retirándose hacia su despacho.

Bueno, lo bueno es que volveré a ver a Mattia.

Poco después de comer, llevo el coche de la señora Bak ―y a la señora en cuestión― al taller. Mattia viene sonriente a darme un abrazo.

―Bienvenida, forastera. Me alegro de verte ―saluda tras separarnos.

―Y yo a ti, Matti. Venimos a que arregles un problema de frenos con el coche de esta buena mujer ―sonrío señalando al bicho a mis espaldas como si fuera adorable. Espero no estar sobreactuando.

―Claro, echémosle un vistazo.

Tras unas horas, el coche está en perfecto estado y la señora se va feliz mientras yo pago al taller el dinero que cuesta la reparación. Todo muy justo.

―Me cuesta creer que el coche saliera así del concesionario ―comenta Mattia mientras tomamos un refresco apoyados en la entrada al garaje.

―Es que no lo hizo. Esa señora nos ha tomado el pelo.

Mattia ríe, lo que hace que indudablemente le golpee en el brazo. Idiota.

―Gajes del oficio. Pronto te acostumbrarás ―continúa riéndose y, esta vez, me revuelve el pelo como si fuera un perro.

Un cabreo comienza aapoderarse de mí, pero muere tan pronto como veo quién trae su coche al taller.

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Pobre Lando, teniendo que aguantar las exigencias de Helen.. Y Dana, que está teniendo un día espectacular en el trabajo (nótese la ironía).

Esperemos que este encuentro por puro azar le sirva para mejorar su humor 🤭

¡Nos leemos pronto!

Un Peligroso Azar (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora