Capítulo 3

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Lando 👔

Apártala, Lando. Vamos, apártala. Eso me repito una y otra vez pero, simplemente, no puedo.

Hace mucho tiempo que una mujer no me besa así, sin intentar desnudarme a la vez. Ella simplemente mantiene nuestros labios sincronizados, aunque supongo que yo también tengo que ver en eso. No es hasta que decide morder mi labio inferior que comienzo a razonar y la aparto suavemente.

―Gracias por no apartarte ―comenta con una sonrisa. Una preciosa sonrisa, debo recalcar―. Tenía muchas ganas de que me invitaran a comer mañana. Ha sido un placer ―me guiña un ojo y se aleja. Así, sin más.

―Lando, ¿qué cojones acaba de pasar? ―pregunta Charlie.

Eso mismo me pregunto yo.

―No sé, me ha cogido por sorpresa.

―¿Por sorpresa le has metido la lengua hasta la campanilla? ―se burla Javi.

―Cállate ―contesto irritado―. No he podido evitarlo.

―No te culpo, está buenísima, pero tienes pareja, Lando. Creí que estabas enamorado ―comenta Javi.

―Estoy algo desinhibido por lo que hemos bebido, eso es todo. Además, ella parece haberlo hecho por una apuesta, así que no tiene importancia ―explico más para convencerme a mí que a ellos.

―No pasa nada, Lando, nuestras bocas están selladas y, además, te entendemos perfectamente. Estas cosas también nos han pasado a nosotros alguna vez.

―O varias ―apunta Javi bebiendo más de su copa.

Joder, les quiero mucho porque son buenos amigos, pero no comparto su manera de vivir las relaciones.

―Cambiemos de tema, por favor.

Y lo hicimos. Y la noche continuó y nos lo pasamos genial. Pero, al llegar a casa, tuve que darme una ducha de agua fría para calmar las sensaciones que me había provocado aquella chica.

Dana

Vestido negro es igual a acierto.

Nona me va a llevar a comer en apenas una hora. La suerte, de nuevo, ha estado de mi parte. Anoche estábamos bebiendo y riéndonos cuando a Taylor se le ocurrió la genial idea de jugar a verdad o atrevimiento.

Un clásico, lo sé.

El caso es que me retaron a besar a un hombre sin previo aviso, cosa a la cual me negué. Pero Nona, que parecía excitarse viéndome besando a alguien, dijo que me invitaría a comer al restaurante que yo quisiera si lo hacía.

Los chicos de nuestra edad que había en el local parecían estar acompañados de sus novias, así que pasé de arriesgarme a llevarme un botellazo en la cabeza. Asumiendo que debería besar a alguien más mayor, decidí dejar que el azar decidiera por mí. Alguien que estuviera de pie sería más accesible y más fácil de sorprender, por lo que decidí contar cinco empezando por la izquierda a los hombres que había en la barra. Y el elegido... Oh, dios, ese sí que era un hombre.

Alto, pelo corto negro, vestido bastante casual, pero elegante al mismo tiempo. Sonrisa para cortarte la respiración. Y esos brazos... Sí, me ponen mucho los brazos musculados.

El caso es que avisé de mi 'decisión' a mis acompañantes, y básicamente se rieron en mi cara. Bueno, Pati dijo que lo quería para ella. Tras comentar brevemente lo guapo que nos parecía y apostar si se apartaría o no, la cosa quedó en que cada una de ellas debería pagarme una comida o cena si no sólo no me apartaba en el acto, sino que me seguía el beso. Y, bueno... Sorprendentemente lo hizo. Y yo nunca en mi vida había deseado más a alguien.

La bocina me anunció la llegada de una de mis mejores amigas, y yo, como buena amiga que soy, la hice esperar un ratito.

―¿Por qué has elegido este? ―pregunta mi rubia preferida cuando aparcamos frente al restaurante.

―Era el tercero con mejor opinión en TripAdvisor de todo Manhattan.

―¿Tercero? ¿Y la estúpida costumbre del número cinco?

―El quinto ya lo he probado ―digo guiñándole un ojo y entrando al local.

Kong's Kitchen tenía uno de los mejores decorados que había visto en mi vida. Había tantas culturas diferentes reflejadas en sus paredes que podría apostar que son todas las existentes.

―Vaya, este sitio es enorme ―se asombra Nona.

Y no miente. ¡Sería el sitio perfecto para celebrar mi cumpleaños!

―Hay que traer a las chicas y a Boston aquí. Quiero saber qué opinan de celebrar mi maravillosa existencia en este paraíso ―digo dando un par de vueltas sobre mí misma estirando los brazos.

―Deja de anticiparte, Dan. Primero habrá que ver cómo son sus platos ―replica con sensatez.

Tres cuartos de hora más tarde, no sé quién está más llena de las dos. Todo estaba para chuparse los dedos, cosa que hemos hecho. Nos encanta vivir cada instante al máximo.

―Disculpa ―dice Nona, llamando la atención de un camarero que pasaba cerca de nuestra mesa―. Tráiganos la cuenta cuando pueda, por favor.

El muchacho asiente con una sonrisa y se va al centro del local, donde está una especie de barra improvisada en forma de rectángulo para quienes quieren tomarse una copa allí.

―Voy al baño mientras te la traen, ¿vale? Así no perdemos tiempo, que tengo cosas que hacer esta tarde.

―¿Gimnasio con Boston? ―adivina.

―Este cuerpo no se mantiene solo, cariño.

La dejo atrás mientras sigo escuchando sus risas en dirección al baño.

Poca cola y limpios como los chorros del oro. ¿Es que este lugar no tiene ninguna pega?

Tras hacer mis necesidades menores y lavarme las manos con un jabón que huele extremadamente bien, salgo del servicio de muejres, con tal mala suerte de que me llevo por delante a un hombre cuyo cuerpo abarca dos veces el mío, por ser generosa.

Sus fornidos brazos evitan que me caiga en la que habría sido la caída más ridícula de mi existencia, por lo que procedo a agradecerle.

―Muchas gracias, tiendo a olvidar que las personas patosas debemos ir con cuidado.

Al mirar sus ojos, sin embargo, toda la energía con la que pronuncié esas palabras se fue al garete. Era él otra vez.


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¿Qué os ha parecidooo? 

Ya empiezan a coincidir los dos protagonistas, jeje.

Estoy súper emocionada con esta historia, de verdad. Ojalá os guste <3

Un Peligroso Azar (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora