¿Trabajar para qué?

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Despertó con un dolor de cabeza horrible, le daban pinchazos en la zona de la sien los cuales intentaba remediar haciendo presión con sus dedos en aquella zona. 

Se levantó de la cama como pudo, pues todo le daba vueltas, y fue directo a la cocina para tomarse una pastilla para el malestar. Allí mismo se encontraba su hermano, observando como la pastilla estaba en esfervescencia antes de ser bebida. Ambos se encontraban de resaca pero era notable que Toni estaba peor. 

-¿En serio me drogué anoche? ¿O fue un sueño? Dime que fue lo segundo- dijo el hermano mayor mientras se sentaba en un taburete, apoyando su cabeza en la isla de la cocina, quedando frente a Carlo-. 

-Fue lo segundo- comenzó a tragar el medicamento ya disuelto-. 

-¿En serio?

-No. 

-Joder... No me creo que haya hecho eso. Soy un siervo de la ley. No está bien lo que he hecho- sacó una pastilla del blíster y la echo a un vaso con agua, esperando a que se disolviese tal y como la de su hermano-. 

-Ni que fuera un comisario. Y mira, ayer Agustín también estaba.

-No pienso volver a hacerlo- bebió ahora él lo que le aliviaría de aquella resaca-. 

-Por cierto, Toni- esperó hasta tener la atención de su hermano-. ¿Pasó algo con Salinas anoche?- El rubio estaba desconcertado. no recordaba nada raro que hubiera pasado con el mexicano. El hecho de que enarcase una ceja fue como una contestación negativa para Carlo-. Es que me dijo algo de que tú quieres fiesta o yo que sé. No me acuerdo muy bien- agitó la mano en el aire, como si estuviera borrando algo-. Déjalo. Me voy al salón. 

Toni cogió su móvil para así ponerse al día de algo que hubiera ocurrido mientras estaba durmiendo. Se sorprendió al ver la hora, eran las una y media del mediodía. Nunca se había despertado tan tarde, excepto cuando era un adolescente en su primera borrachera. En la pantalla aparecieron muchas notificaciones de golpe que avisaban de mensajes y llamadas perdidas. 

En la bandeja de mensajes tenía de cuatro sujetos distintos: Hai, Igor, Fedor y Raúl.  También tenía algunas llamadas perdidas del chino y el mexicano. 

Al primero contacto que entró fue al de Salinas, el cual le había enviado una foto de la virgen María con letras que juntas escribían: " Buenos días, que la gracia del señor de acompañe en este estupendo día. " Esto hizo que se le escapara una pequeña sonrisa y obviándolo siguió leyendo los mensajes que ahora le informaban sobre una reunión importante esa misma tarde. Revisó los demás mensajes y todos le nombraban el hecho de que aquella tarde debían ir al Vanilla, tanto su hermano como él, ya que iban a tener una de las reuniones más importantes que hayan tenido. 


...


Llegó la hora de la quedada y ya se encontraban en el Vanilla. Toni, a pesar de siempre llevar gafas, ese día las llevaba más grandes a comparación de otros. Hizo lo posible para que no se notaran las ojeras que tenía causadas por la resaca de la noche anterior. 

Se adentraron al local y fueron directos al despacho de Hai, donde suponían (y estaban en lo correcto) que era donde se encontraban los demás. Nada más entrar, el chino les propuso que se sentaran en frente suyo pues, la decisión que habían tomado era muy importante y dependía mucho de lo que opinaran aquellos dos. 

 -A ver, como empezar a deciros esto...- Comenzó a hablar Hai con los brazos cruzados-. Esto ha sido una decisión muy difícil de hacer ya que debíamos estar todos a favor. Al inicio, hubieron algunos en desacuerdo pero finalmente todos coincidimos en que podía una buena idea. ¿No es así?- Todos los presentes asintieron-. 

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