Capítulo 15

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LA VIDA MISMA

No somos conscientes de lo corta que es la vida, hasta que la perdemos, dicen que cuando estás en el filo de la muerte, cuando tu cuerpo lucha por seguir en pie, dicen que ves tus mejores recuerdos y a tus personas favoritas que han estado en alguna etapa de tu vida; Por algún motivo, yo vi a mi familia, lo normal, pero también vi a Dereck, mi mafioso... Vi todos los besos que nos dimos, la vez que me estuvo cuidando y cada vez que aunque él pensaba que no lo sabía, me vigilaba y cuidaba entre las sombras.

Esta muy claro.

Demasiado a mi parecer.

Me he enamorado del mafioso... Mi enemigo.

No se que es lo que quiere el destino para mi, pero si salgo de esta, juro le daré una oportunidad, por una vez en mi vida, voy a sacrificar todo por lo que siento.

A decir verdad, sentí eso que llaman amor a primera vista... Mi madre siempre habla de ello, de cómo se conocieron ella y mi padre en un café y siempre quedaban... Yo nunca creí en eso... Hasta ahora, me temo.

La primera vez que le vi en persona, cuando vino a mi casa, sentí la dilatación en sus pupilas castañas y en las mías... Sentí que jamás le ganaría en esta batalla que creamos nosotros mismos, sentí que sería alguien muy importante en mi vida, alguien que a pesar de todo, estaría ahí, pero sobre todo... Alguien a quien le entregaría mis sentimientos y mi amor, tristeza o rabia.

Nunca me permití amar a alguien después de él, después de aquel chico que me volvía loca desde los 10, pero cuando me tuve que mudar a los 13, me clavó el puñal por la espalda después de decirme que me quería, convirtiéndose en un mujeriego de primera, que solo tuvo ligues y quiso acostarse con todas, yo incluida, a lo que me negué rotundamente.

Nunca me permití amar, hasta ahora.

Ese maldito Smith, rompió todas mis reglas y muros, entrando en mi pasado casi por completo.

Sinceramente no sé cuál de las dos ideas que pasan por mi mente, será la correcta...

Primero, podría ser que de verdad el me quiera tanto, como demuestra en todos nuestros encuentros.

Segundo, puede ser un mujeriego como el chico de mi adolescencia, que solo quiere aprovecharse de mi, aunque a decir verdad simplemente espero no sea esta.

Dejo de divagar en mis pensamientos cuando mi cuerpo empieza a reaccionar a sea, lo que sea, que pasa a mi alrededor.

Lo primero que noto al abrir mis ojos, es un gran foco blanco que va directo a mi cara, proveniente del techo, después noto la situación en la que estoy.

Al parecer me encuentro en una cama, atada de manos y pies, y lo peor... Mi ropa del trabajo ha desaparecido y solo llevo mi ropa interior de encaje rojo, que no se porque cojones me la tuve que poner justo hoy, no había otras ¿No?

Lo bueno es que estoy sola en la habitación y no parece que me hayan tocado de más... Eso espero al menos.

Forgeceo en contra de las cadenas de mis extremidades, en vano, era lógico que no iba a romper el hierro de esa manera, pero bueno más valía intentarlo, aunque hayan dejado marcas rojas en mis muñecas y tobillos.

Me rindo y decido buscar algo con lo que liberar mi cuerpo. En la mesita de noche veo un gancho, del tamaño de la cerradura... Puedo usarlo como llave.

Al fin usaré esas habilidades que me enseñaron en El equipo de investigación especial.

Me balanceo de un lado a otro, en la cama, para alcanzar finalmente y tras varios intentos el gancho. Con mis dedos, lo doblo un poco, a decir verdad no es un metal muy duro y es fácil hacerlo.

Una vez tiene forma de L, lo introduzco por la cerradura de mi muñeca izquierda y tras hacerlo adaptarse a la forma del cerrojo, lo giro para oír un "Clic" del interior.

Lo abrí.

Repito lo mismo con las otras tres cerraduras que me quedan, para finalmente quedar libre.

Ya que estoy sin esas malditas cadenas, decido repasar la habitación, para ver qué más puede ser útil. Hay un par de puertas, una cerrada y otra que da a un aseo, también mobiliario blanco y negro; un escritorio, dos mesitas de noche, y un armario con dos puertas; dentro del armario hay de todo tipo de ropa, provocativa y ajustada, pero hay.

Decido coger unos leggings largos y un top rosa, para al menos no ir con estas pintas. Me meto al baño a cambiarme y para asear e un poco, a saber cuánto tiempo llevo inconsciente gracias a la bala, que me atravesó el vientre.

Miro la cicatriz, todavía están los puntos y sangra un poco, pero nada que no pueda soportar, así que decido curarme lo que queda yo sola, tapándolo con una gasa y algodón, tras desinfectarlo con alcohol.

Una vez creo estoy lista para enfrentarme a lo que sea que haya allí fuera, salgo del aseo con la idea de buscar algún arma, pero como no, el destino está en mi contra...

Allí, sentado tranquilamente en la cama se encuentra el mafioso italiano, el criminal más buscado después de la mafia rusa, Malik Stevenson.

Intento no hacer ruido alguno, ya que esta de espaldas al lugar en el que me encuentro, por lo que avanzó en calcetines hasta su espalda, donde me avalando contra el, para ahorcarle.

Parece no funcionar... Este hombre es de hierro, al contrario que yo, que tras él reaccionar y empujarme, salgo volando hasta caer en el colchón de la cama, después de que el me girara.

- ¿Pensaste me podrías matar? Ay querida, eso no va a ser posible, al menos no tan fácil.

No respondo, simplemente me siento delante de él con la mirada más gélida que puedo otorgarle.

- Me sorprende te hayas liberado, pero no saldrás de aquí.

-¿Qué quieres de mi?

- Lo descubrirás tu sólita fiera... Bienvenida al juego.

La policía y la mafia (I ¿Enemigos enamorados?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora