reuniones

31 1 0
                                    


Estaban en el despacho de la alcaldesa de barcelona, sentadas en un sofá enorme mientras charlaban de algún asunto de política municipal. yolanda había ido por unas reuniones de esas que tenía con directivos de empresas que ahora no vienen al caso, ada por su parte andaba en asuntos del ayuntamiento, actuando como anfitriona de la vicepresidenta.

yolanda examinaba a ada cautelosamente, estaba cambiada desde su último encuentro en aquel mitin al que fueron en otoño. le miraba el traje, uno casual que ya le había visto en alguna que otra ocasión. el pelo lo llevaba suelto y más corto, las manos gesticulando al hablar, los ojos que le brillaban bonito hoy, los labios,,

Y desde el gobierno se podría mejorar la gestión de esos asuntos, no crees yolanda?

Eh...sí sí, esos y muchos otros, es una cuestión de,, de diálogo y compromiso desde el gobierno- quién la viera, improvisando para que su interlocutora no descubriera que no la estaba escuchando. eso ya lo había hecho otras veces con los señores con los que tiene que hablar de cosas, aunque en este caso no porque no le importara lo que hablaba sino por quedarse embobada mirándola.

ya habían casi terminado la reunión y yolanda volvía colocarse el mechón de pelo hacia atrás. a ada llevaba rato poniéndosele los mofletes rojos, era imponente hablar con una vicepresidenta, aunque fuese su yolanda, con la que era cercana desde hacía tiempo.

Entonces, creo que muy a mi pesar, este encuentro ya va llegando a su fin dado que son las,, ocho y cuarto. vaya, qué tarde se nos ha hecho- señalaba yolanda.

Toda la razón. voy avisando a tu equipo si quieres de que ya terminamos la reunión- decía la alcaldesa mientras se levantaban del sofá y se dirigía a la puerta.

Uy qué dura que está la puerta hoy, eh- no sabía si era porque le sudaban las manos de los nervios o que genuinamente eso no cedía. El edificio la verdad que ya tenía su edad y solía oponer resistencia en algunos mecanismos.

Creo que habría que avisar a las de seguridad- la política gallega se dirigió a coger su teléfono, pero no llegaba cobertura al despacho.

Y justo ahora están en el descanso, seguro que vuelven sobre las nueve para el cierre.

Pues nada, a esperar entonces.- dijeron sin no antes dar un par de golpes en la puerta sin mucha respuesta.


Y nada, que tal tu día, yolanda?

Pues algo ajetreado, como siempre.- mientras hablaban del transcurso del día, se sentaron de nuevo en los sofás, esta vez en el mismo y de manera cómoda.

Me está dando como calor, eh.- aunque corría algo de aire desde la ventana parecía que no era suficiente. ada se quitaba la chaqueta de traje, yolanda igual con los tacones negros.

después de sacar un vino que había en algún estante del despacho, no juzgamos, se sirvieron un par de copas y siguieron acercándose, tanto en la conversación como en lo físico. la ministra estaba con las piernas recogidas en el sofá y con la cabeza apoyada en la mano por encima del respaldo. ada a un palmo suyo con una pierna doblada y la otra tocando el suelo.

He echado de menos nuestras reuniones, que hace tiempo que no coincidimos, la verdad. aunque con lo ocupada que tienes la agenda, no me sorprende.

No es por falta de ganas, si fuese por mí te vería toda las semanas- dice apoyando su mano sobre la rodilla de ada. ambas sonríen tímidamente.

sonaba de fondo una banda de jazz de esas que se pueden escuchar durante horas.

Sabes que el otro día soñé contigo?

Ah sí? de que tipo era el sueño?

No del que te piensas. íbamos por un parque de aquí de barcelona cogidas de la mano

Aww

Y nos daba el sol, y cuando paseábamos por un puente que iba por encima de un lago,, pues,,- la gallega la miraba con cara burlona. Pues?

Pues nos dábamos un beso, ya está. y no me acuerdo de nada más porque ahí me despertaba.

no podía evitar mirarla con cara de amor mientras ve que ella le desvía la mirada, y se acerca un poco más.

Y cómo era el beso?- ella se mordía el labio impaciente.

Ay yolanda,, qué preguntas haces. pues no sé, un beso, no sabría decirte.- la ministra le movía el pelo hacía un lado para verle mejor la cara.

Y te gustó?- estaban tan cerca que podía oler el perfume ese de flores que se había puesto la de pelo rubio, el que reconoció nada más abrazarse a la entrada.

Estás disfrutando con esto, a que sí?-suspiró- pues fue bonito. dulce, cosquilleante, como una corriente eléctrica. como que sabe a poco.- yolanda le tocó la barbilla con el índice y el pulgar, haciendo que subiese la cara unos centímetros y le mirara a los ojos.

Me harías una demostración?- esos ojos y cómo la miraban, era obvio que yolanda estaba cómoda controlando la situación.

ada asientió con la cabeza y se aproximó a la invitada, que le correspondió con gusto.

y el beso se multiplicó por dos, por tres... aunque no fuese la primera vez que pasaba eso entre ellas, ambas lo sentían como si nunca antes se hubieran tocado de esa forma. sentían como los cuerpos se estremecían con las caricias de la otra, yolanda sentada encima de ada besándole el cuello, ella agarrándole el culo, era una sensación de entendimiento que hacía todo más fácil.

Ven aquí.- la ministra se recostó en el sofá arrastrando hacia sí a ada del cuello de la camisa, que se puso encima de ella a besarla y hacerla reír, con esa risa tan bonita que tiene. y siguieron con el colocarse el pelo hacia un lado, la torpeza desabrochando sujetadores, los suspiros de joder que bien me siento contigo, y vaya, haciendo todo lo que le gusta a estas mujeres hacer en el sofá de su despacho.


como las olas del marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora