Capitulo 2

22 2 0
                                    

Al día siguiente, en cuanto desperté, recuerdo ver un par de rosas azules en un jarrón plateado junto a mi cama. La habitación ya no se encontraba tan vacía como el día anterior. De hecho, parecía ser otra. Habían nuevos cuadros colgados en las paredes blancas, y un nuevo armario. 

Me preguntaba cómo no me había despertado con tanto ruido, pero es verdad que mi sueño es el más pesado que he conocido. Aún recuerdo ese día en mi niñez donde, inesperadamente sonó la alarma, logrando despertar a todos... menos a mí. Recuerdo cómo me sacudieron repetidamente para despertarme, pensando que nos habían robado. Cabe decir que, no valió la pena despertarme. La alarma se había disparado porque el vecino estaba borracho y había intentado entrar por el jardín. Maldito seas, Señor Ross. 

Bueno, mejor no maldigamos a los muertos. 

Coloco mis pies descalzos sobre el piso frío -intentando no hacer ruido -, y me acerco a la puerta. La señora Railey estaba del otro lado, aparentemente cantando una tonta canción en la radio. A decir verdad, esa canción sería genial escucharla en una fiesta. 

Abro la puerta y me dirijo hacia donde se encuentra mi vecina. Su casa no era un misterio para mí. Recuerdo haber compartido tardes inolvidables con su hijo, hasta que éste decidió mudarse con su padre biológico al otro lado del mundo. Luego de haber pasado la mayor parte de su vida con sus padres adoptivos, había decidido darle una oportunidad a su padre biológico. Buscar respuestas. 

-Buenas tardes, señorita. Dios, ustedes los jóvenes sí que saben dormir -dijo Railey, asustándome por completo. ¿Por dónde me había visto? -Ay, cariño, perdón por asustarte. Tengo ojos en la espalda, como toda madre. Ya sabes. Dios, como extraño a Brandon.

La señora Railey tenía muchas ganas de hablar, al parecer. Y si bien mis planes eran marcharme cuanto antes de esta extraña situación, quería entender qué había ocurrido exactamente. Es decir, ¿por qué mis padres habían marchado a Boston? ¿Acaso ya lo sabía y lo había olvidado?

-¿Desayunas o almuerzas? -preguntó Railey, sosteniendo un plato en cada mano. Por un lado, había un par de huevos revueltos con dos tostadas acompañadas de aguacate. En la otra mano, sin embargo, había un churrasco con puré de papa. -Difícil decisión, entiendo. Agnes siempre desayuna y almuerza al mismo tiempo. Se despierta incluso más tarde que tú.

Reí.

-Creo que prefiero volver a casa, si no es molestia -contesté con un poco de verguenza, intentando buscar la puerta principal con los ojos.

Railey negó con la cabeza rotundamente y colocó ambos platos en la mesa, frente a mí. Señaló un asiento y me indicó que me sentara. 

-De ninguna manera, jovencita. Tus padres hablaron conmigo y prometí estar pendiente a ti. No creas que te perderé de vista, luego del accidente que cometí ayer contigo -mientras Railey hablaba, aproveché a sentarme y morder una tostada. 

A continuación, Railey relató qué había ocurrido con mis padres. Por qué habían emprendido viaje desesperadamente a Boston. En cuanto la vecina pronunció el nombre de mi tía, ya había entendido la situación Según parece, mi tía Carla estaba atravesando una crisis financiera y necesitaba ayuda. 

Carla siempre había sido extremadamente buena, incluso más de lo que tenía que ser. Por esta razón, siempre se envolvía en problemas con personas malvadas que abusaban de su sensible personalidad. Mi padre -como su hermano mayor -siempre la había protegido de estas situaciones. Siempre se mantenía a su lado. Sobre todo por lo poco independiente que era su hermana. 

-Tus padres me pidieron que te quedaras aquí -señaló, Railey, lavando algunos platos para sentarse frente a mí después -. Están un poco asustados de dejarte sola por un par de semanas, quieren que estés acompañada. De todas formas, no te obligaré a quedarte aquí, ya eres grande. Solamente ten en cuenta que mis puertas siempre estarán abiertas para ti.

En todos ladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora