Capítulo 3

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El día siguiente transcurrió normalmente como de costumbre. Por fin mi vida había vuelto a la normalidad, luego de los extraños días junto a los vecinos. 

Aquella mañana fresca me obligaba a ocultarme el estupendo atuendo que había planeado la anoche anterior con una campera abrigada. Diablos, realmente esto era lo único que detestaba del frío. De todas formas, la campera era de mi novio, Valentino. Y cada vez que la usaba me sentía especial. Al fin y al cabo, no era tan horrible ponerme la campera.

-¿Dices que te atropelló? -preguntó sorprendida mi amiga, Katelyn, abriendo sus ojos verdes como platos. Asentí y ella soltó una risa disimulada. Estábamos en clase pero era más entretenido hablar de nuestro fin de semana, que leer el pizarrón.

-No solo ocurrió eso -añadí, con un poco de misterio en mi voz, mientras anotaba apuntes en el cuaderno -. La señora Railey tiene un sobrino que me ha estado cuidando. 

Katelyn subió las cejas, divertida. 

-Así que tienes un vecino escondido hace meses y no me lo has presentado, vaya amiga -protestó, haciendo puchero y mordiendo la parte trasera de su lapicera -. Venga, dime cómo es.

Rodé los ojos. Estaba con Valentino hacía mucho tiempo, ¿Cómo le escondería que tenía un vecino? Como si lo quisiera para mí, ¡por Dios!

Antes de contestar, el timbre irrumpe en la clase del profesor. A continuación, todos salieron disparados a guardar sus cosas y salir del salón. Los pasillos eran una jungla llena de estudiantes de primero y de último grado, queriendo entrar a sus próximas clases.

 Pronto extrañaría ver esto. 

Faltaba poco para terminar mis últimas clases y empezar mi verano. En tan solo semanas le diría adiós a estos odiosos pasillos. Aquí podía analizar a cualquier persona que se cruzara por mi camino. Por un lado, percibía a los estudiantes inseguros que se escondían detrás de sus casilleros para no ser juzgados. Por otro lado, estaban aquellos que deseaban ser vistos con su grupo de amigos. 

Me dirijo hacia mi casillero y guardo un par de libros. 

-Cariño -susurran a mi oído y siento unas manos acariciarme la cintura. La corriente bajo mi piel me hace sudar y me entran los nervios. Siento su respiración en mi nuca y el corazón se me acelera por completo. Era Valentino -. No he sabido de ti estos días, te extrañe. 

Me doy la vuelta, cerrando el casillero, y me cruzo con sus ojos grises. Me miraba con un dejo de preocupación y enojo. Entendía esa sensación. Muchas tardes el tampoco me avisaba qué iba de su día. 

Katelyn se nos acerca para saludar a Valentino y me avisa que estará en la cafetería. Asiento y la veo alejarse por el pasillo entre la estampida de estudiantes. Luego dirijo mis ojos nuevamente a mi novio. Sus mejillas con pecas estaban sonrojadas y me miraba expectante, buscando una respuesta. De modo que, le cuento todo lo sucedido estos dos alocados días. La señora Railey y su torpe accidente, su sobrino cuidándome y el extraño encuentro que tuvimos a través de la ventana. 

-No te negaré que estoy celoso -señaló, mientras nos adentrábamos en la cafetería para dirigirnos hacia donde estaban nuestros amigos. En una mesa a lo lejos se encontraba Katelyn con los amigos de Valentino -. Pero agradezco que haya podido cuidarte. Lamento no haber estado ahí para ti. 

-No fue tu culpa, amor -le doy un beso en la mejilla que lo toma por sorpresa, y me lo devuelve pero en los labios -. Piensa que tendremos la casa sola por un tiempo. Allí podrás recompensármelo. 

-¡Allí están los novios! -grita uno de los amigos de Valentino, Trevor. Era uno de los amigos más simpáticos que tenía, a decir verdad. Se acerca a nosotros y pasa sus brazos por nuestros hombros para apresurarnos hacia donde estaban todos -. Katelyn ha estado hablando, Blair. Y dadas las circunstancias, debemos reunirnos en tu casa.

-¿Dadas las circunstancias? -repetí confundida, mientras me sentaba al lado de mi amiga. Miré a mi amiga en busca de una respuesta, pero ésta se encogió de hombros sin querer dar respuesta a mi pregunta. 

Trevor asintió y colocó una de sus piernas sobre el asiento, como si estuviera por pedirme matrimonio. 

-Estás muy solitaria. 

-¿Les contaste que no están mis padres? -le susurré a Katelyn, enojada. No quería hacer ninguna fiesta en casa que me pudiera meter en problemas. Solamente quería estar con Valentino, pasando el rato tranquilos. Siempre que nos veíamos venían nuestros amigos. Quería un poco de privacidad. 

Katelyn se mordió el labio. 

-Chicos, mi vecina le contará todo a mis padres, no podemos hacer nada -me excusé y todos abuchearon. 

Valentino me dio unas ligeras palmadas en la espalda y me rogó con la mirada que accediera a la oferta de Trevor. En silencio y con sus labios, me recordó que era el último año. 

-El año entrante todos iremos a diferentes universidades -siguió hablando, Trevor, insistente como siempre. Katelyn apoyó su cabeza en mi hombro y me hizo puchero. Diablos, que presión -. Sería una pena no aprovechar lo que está a simple alcance...

-¡Bien! -respondí al fin, y todos gritaron de la emoción -. Pero será una reunión pequeña, y todos me ayudarán a limpiar en cuanto termine. Y como traigan la play, se irán.

Katelyn aplaudió en cuanto puse aquella condición. Los chicos hicieron un par de muecas, pero de todas formas, terminaron accediendo. 

-Deberías invitar a tu vecino... -me susurró en el oído, Katelyn, con una sonrisa pícara. La miré con ojos de, "¿Es en serio?", y efectivamente estaba hablando con total seriedad -. Tan solo piénsalo... iría a visitarte siempre.

-Irías a visitarlo a él -dije en una mueca, incómoda y arrepentida por comentarle lo de Agnes -. ¿Podrías no insistir? es un completo imbécil y no lo quiero en mi casa.

-Vaya, qué fuerte -suspiró, Kate. Tomó un poco de su jugo de manzana y me abrazó -. Sabes que estoy bromeando, tonta. Pero sí podríamos pedirle azúcar, no me enojaría. ¡Ey! no me mires así, era una broma.

-Sí, claro -moví mi cabeza de lado a lado, Katelyn era igual de insistente como Trevor. Sin embargo, a esta propuesta no accedería. En primer lugar, Agnes pertenecía a la loca familia de Railey. Brandon era la única excepción y lo invitaría si estuviera aquí, pero no era el caso ahora. Y en segundo lugar, me había visto en toalla. No podía cruzármelo otra vez, me negaba rotundamente. 


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⏰ Última actualización: Mar 12, 2022 ⏰

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