Capítulo ocho.
Olivia, presa del pánico más absoluto, se encontraba ahora en el maletero del auto que la había secuestrado. Su cuerpo temblaba incontrolablemente, su corazón latía con fuerza desmedida y el dolor de cabeza la atormentaba. Las clases de defensa personal con Hellen y Susan habían mejorado sus reflejos, sí, pero ¿eso sería suficiente para enfrentar a matones despiadados?
Se sentía indefensa y a la deriva. Atrapada en una pesadilla, en la cruel realidad que no quería aceptar: Thomas Morelli la quería muerta. En su mente retorcida, ella era la culpable de la muerte de su hijo. Su única esperanza, era ofrecer cualquier cosa que le permitiera seguir respirando. ¿Pero qué podría ser lo suficientemente valioso como para aplacar su sed de venganza y, tal vez, obtener una segunda oportunidad?
¿Había algo más importante que pudiera ofrecerle, algo que le hiciera olvidar la muerte de Jackson? Sabía que era egoísta querer eso, dado el dolor que había causado, pero su vida ahora estaba en juego y tenía muchas razones por las que vivir. Una de esas razones era él: Lucas.
Olivia retrocedió en el tiempo, recordando con nostalgia las temporadas en que los Morelli y los Morgan participaban juntos en las olimpiadas de juegos organizadas por la alcaldía para las familias de sus empleados. Deseaba volver a esos tiempos, cuando todo parecía estar bien, aunque no lo fuera. Sus hermanos, Peter y Shelley, eran las estrellas de esas competencias, dejando tras de sí un rastro de suspiros y admiración entre las adolescentes.
Altos, fornidos y con una belleza natural, Olivia los consideraba los hombres más apuestos que había visto jamás. Hasta que la vida la cruzó con él. Un chico de cabello negro azabache, musculoso y que, aunque veces era un idiota, lograba arrancarle un gesto similar a una sonrisa, a pesar del tormento que ahora la consumía.
Los recuerdos se desvanecieron como la bruma, dejando a Olivia de nuevo frente a su cruda realidad. Debía encontrar algo, cualquier cosa, que apaciguara la furia de Thomas Morelli.
Las preguntas se arremolinaban en su mente: ¿Qué habría pasado con Isaías y su padre? ¿Habían logrado escapar? Y Lucas... ¿lograría llegar a tiempo para salvarla? Un anhelo de verlo, de sentirlo, la invadió. La última vez que había estado con Lucas, su mirada le había transmitido algo más que una promesa de protección.
Había una intensidad en sus ojos que la hizo sentir segura y querida, algo que nunca antes había experimentado, ni siquiera con Molineri A lo largo de los días, Lucas se había convertido en más que un simple guardaespaldas, o un aliado. Había algo más que los unía. Ultimamente, su presencia le proporcionaba una tranquilidad inesperada en medio del caos que la rodeaba. Y ahora, en la oscuridad del maletero, se aferraba a ese sentimiento con todas sus fuerzas.
Sin embargo, otra vez la realidad la estaba lanzando contra una enorme pared de concreto: si lograba salir de este infierno, los Morelli estarían esperándola para ajustar cuentas.
Antes de que eso sucediera necesitaba saber que Isaías, y su padre, por lo menos, estaban bien y verlo a él, una vez más. No sabía cómo, pero Lucas se había colado en su corazón y, ahora más que nunca, deseaba besarlo y que él le correspondiera. Nunca se había dado la oportunidad de sentir algo como eso y le asustaba, pero también le daba mucha curiosidad. ¿Él sentiría lo mismo?
—¿Hay alguien ahí? ¡Suéltenme ya! — gritó un par de veces, pero, al parecer, nadie la escuchaba. ¿Lucas vendría por ella o se preparaba para lo peor? La preocupación la invadió. Lágrimas de impotencia brotaron de sus ojos mientras la oscuridad la envolvía, robándole la esperanza. El auto había parado en seco; habían llegado a su destino.
Lucas, por otro lado, observaba desde su escondite. Su intuición no le había fallado, y estaba ahora a unos pasos de la casa de los Morelli, y del conductor del auto, el hombre que minutos antes los había emboscado y había raptado a Olivia. Ahora todo tenía sentido: ese había sido el plan de Thomas desde el principio, usar a Olivia como señuelo para llevarlos a ellos hasta allí. Debió haberlo imaginado, debió haber sabido que el pasado nunca duerme.
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Olivia Morgan: destino de sangre
NouvellesLa vida de Olivia Morgan está a punto de dar un vuelco. Durante mas de una década, su familia ha movido los hilos de su vida, eligiendo todo, desde su equipo de seguridad hasta su prometido. Ahora Olivia, hija de un político de alcurnia, tiene que h...