CARA O CRUZ

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A cara o cruz dije este día, y a cara o cruz juego mi querer

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A cara o cruz dije este día, y a cara o cruz juego mi querer. Arrojo la cruel moneda al viento y nuestros destinos le entrego. Y mientras gira loca, recuerdo lo que fui.

Era un náufrago de la vida, surcaba los días a la deriva de botella en botella ahogándome en el dolor, hasta que sus labios me encontraron y terminó mi padecer.

Un mundo nuevo emergió, sin las nubes de los tormentos, repletos de su dulce perfume, de sus suaves caricias, de su adictiva piel. No me reconocía, era otro, había vuelto a nacer. Tenía la fuerza de un dios y a nada le temía, porque ella estaba junto a mí. Sin darme cuenta me embriagué con algo que jamás había saboreado, algo a lo que llaman felicidad.

Hasta el día que pronunció esas malditas palabras.

— ¿Me amas? —preguntó... y no respondí.

Escapé con una sonrisa a otro mundo y ella ingenua me siguió.

Pero con cada noche, con cada beso, la pregunta vuelve como una inocente tortura. Quiero gritarle que no me obligue a reconocer esa emoción que habita este loco corazón. En mí siempre fue una maldición, ya que siempre me hirieron al pronunciar ese querer.

Sin pensarlo me doy cuenta que a su amor no correspondía como ella deseaba, mala cosa. El sabor dulce de sus besos se tornó amargo, y sus caricias ásperas.

Yo era poco para ella, o ella era mucho para mí, no lo sé. Lo que sí sé es que poco a poco vi escurrirse la alegría de nuestras vidas. Ella parecía no notarlo, seguía fabricando sueños, viendo en mi alguien que ya no era, o quizás alguien que yo no lograba ver.

Como todo un cobarde quería huir del dolor que me provocaría perderla. Pensé en entregarme a los brazos de la soledad, que aborrezco, pero que siempre está ahí para acobijarme. Aunque reconozco que un corazón solitario, no tiene una razón de existir.

Quiero liberarla de mí, su condena, quien la hará sufrir. Pero al marcharme seré un cruel mago que convertirá sus sueños en penas, sus sonrisas en lágrimas, su alegría en dolor. No me lo permitiré. No se lo merece. Después de todo, nada tengo sin ella.

No la quiero dejar, no me quiere dejar, no encuentro solución.

Los sentimientos me atormentan, el miedo a que me abandone y me lastime, no deja que decida mi camino.

Amor o dolor... sueños o penas... sonrisas o lagrimas... vida o muerte... cara o cruz...

Descubro la solución. "Perdóname" digo al silencio y preparo un solitario plomo.

A cara o cruz, uno de los dos debe morir.

Y aquí estoy viendo la moneda girar al viento, yo desafiando mí destino, deseando tener la suerte de los perdedores, pues ganar no quiero.

Ella llega con su eterna sonrisa, con su delicioso perfume, me abraza por detrás. Mi boca la busca y la moneda cae al suelo con su metálico tintinar.

¿Cara o cruz?, ¿Vida o muerte? Ya no importa. Porque mientras la beso veo nuestro destino.

Me separo tan solo un poco de su boca, lo justo para que los labios se rocen al hablar. Le digo que la amo y en un nuevo beso, nos entrego a la cruz. 



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¿Alguna vez sufriste un amor que no querias dejar pero no podias seguir? 

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