015. Papá.

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Jimin se encontraba pintando afuera de la casa, habían pasado varios días desde la cita y la verdad se encontraba muy feliz con Jungkook.

Con ninguna persona se había sentido así, solamente con él y agradecía eso, sabía que Jungkook no le haría daño.

Estaba tan concentrado con su trabajo que llegó una de las sirvientas de la casa.

— Hasta que lo encuentro joven Jimin, no sabía dónde estaba pero es que me urgía verlo .— dijo la señora agitada.

— Hola, ¿pasa algo? .— preguntó.

— Su papá le habló por teléfono, lo está esperando. El teléfono está en su recámara .— anunció la sirvienta y se fue.

El peligris dejó sus cosas en su lugar, nadie iba tocarlo, de todas maneras iba a volver. Tal vez su papá le preguntaría cómo estaba y nada más.

Llegó a su recámara y buscó el teléfono, este se encontraba en la cama. Lo tomó y habló.

— Hola papá, ¿cómo estás? .— habló Jimin.

— Estoy muy bien, hijo. La verdad te extraño mucho pero estoy feliz de que estés disfrutando tus vacaciones aunque ya se acabarán la próxima semana, ¿cuando vienes? .

— No sabes las cosas que tengo que contarte, son muchas anécdotas y las mayorías son buenas, aparte que conocí a un muchacho muy amable .— continuó hablando por teléfono, evitando el tema.



Jungkook ya estaba acabando de fumigar la milpa, pronto acabaría pero antes le envío un mensaje a Jimin pero este nunca le contestó, se imagino que se encontraba ocupado pero el pelinegro quería darle una sorpresa.

Después de unos minutos, acabó y fue a dejar las cosas a su lugar, buscó su sombrero y se lo puso.

— Vamos por las rosas .— se dijo a sí mismo.

Ese era la sorpresa, un bello y enorme ramo de rosas, sabía que Jimin las amaba y demasiado, quería ver su carita de felicidad y que le diera muchos veces.

Cuando terminó de hacer el ramo, decidió y a buscarlo, no quería esperar más.

— Hola, ¿alguien sabe donde está el joven Jimin? .— preguntó a uno de los trabajadores.

— Creo que el joven fue a su recámara, ahí debe estar .— respondió uno.

— Gracias .— sonrió y se retiró del lugar.


El peligris aún seguía hablando por teléfono con su papá, estaba contándole una anécdota.

— Entonces la nana de Taehyung me dio unas enchiladas y acabé enchilado, ella me dijo que no picaban .— reía.

— Ay hijo, que bueno que te la estés pasando bien, entonces, ¿cuándo vendrás? .— preguntó de nuevo.

— Me iré para la otra semana papá, solo tengo que decirle a alguien muy importante para mi, me tengo que ir, debo seguir pintando .— colgó la llamada.

Al momento de voltear, no espero ver a Jungkook con su sombrero y en sus manos llevaba un enorme ramo de rosas.

Sus flores favoritas.

— Hola Jungkookie, ¿qué haces aquí? .— sonrió.

— Jimin, ¿te irás? ¿Es cierto que te vas la próxima semana? .— dijo dolido.

— Jungkook, yo-yo .— no sabía qué decirle el peligris.

— Me vas a dejar, y yo que pensaba decirte que fueras mi novio.

— No, espera, primero deja explicártelo .— respondió.

— No, lo mejor es que lo dejemos hasta aquí, no quiero sufrir más, no quiero enamorarme más de ti .— y sin más que decir se marchó.



Dejando a Jimin llorando en aquella recámara.

Amor de rancho [km au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora