La dama del tiempo (TN x Bruno Madrigal)

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La jefa de la familia no podría estar más sorprendida de lo que había pasado, pero no había otra opción, su hijo la miro esperando de nuevo aquellas palabras duras pero no fue así, la mujer miraba a su hija que preparaba las cosas con suma rapidez, mientras ella detenía el sangrado de la mano de su hijo, Pepa llegó a ayudar a su hermana más que alarmada ante lo que había pasado, y el resto no podía estar más que sorprendido del acto.

-Hijo mío... ¿Que sucedió?, ¿No me digas que realmente no quieres ir?- La mujer le miro preocupada, quizá haya Sido mala idea después de todo, pensó la mujer algo triste.

-Mamá... ¿Puedo decirte algo?- La mujer le sonrió afirmando, y el hombre hablo de lo que quería hacer.

-Esta bien, pero esto no se puede volver a repetir, Bruno.- El hombre afirmó algo adolorido y sintiéndose culpable, aún no confiaba en las reacciones que su madre podría tener.

-Julieta... Está todo listo?- La mujer vio a su hija tener varias comidas listas.

-Si... Quizá sea mejor que se cancele la cena, no podré curarlo de inmediato.- Aclaro la dama de los remedios, ante la situación.

-No... Iremos varios en representación...- Dijo la mujer pensando un poco en lo que iban a hacer.

-Vendra conmigo Pepa y Felix, de tu parte... Irá Mirabel con Agustín.-

-Entonces... Bruno acepta todo esto?- Pregunto Pepa algo sorprendida.

-Si... Espero que todo salga bien.- Dijo la mujer algo preocupada.

-Por ahora... Vamos... Tenemos que empezar el tratamiento de Bruno.- Con eso las tres mujeres tomaron un platillo y fueron con el vidente, que tendría un largo camino que recorrer.

Momentos antes...

La gente del pueblo no podía estar más que alborotada, se hablaba mucho de que ese día se daría el si definitivo de aquella niña, el compromiso sería un hecho a lo que muchas madres y señoritas del lugar sonreían aliviadas.

-Que bueno que todo quedó resuelto...- Dijo una mujer mientras compraba algunas especias.

-Si, pero... No creo que sea correcto hacer las cosas de esta manera.- Dijo otra pensando en la niña que sería la nueva señora Madrigal. -Ella tiene derecho a enamorarse...-

-Fue decisión de su madre, no nuestra...- Dijo una tercera, bastante seria. -En eso ya no podemos opinar o meternos.- Aquella chica lo escucho todo, sabía que la gente del pueblo sentía alivio que no fueran sus hijas las que cumplirían la petición, la chica continuaba pensando en que conseguiría su familia con todo eso.

-Mi madre por su profunda envidia y deseo de un poder que en realidad no existe... Me metió en esta situación.- Dijo la niña al aire. -Ojala Bruno Madrigal sea como el señor que conocí hace un momento, sería muy tranquilo llevar las cosas.- Sonrió para si misma mientras apresuraba el paso.

Al llegar vio a su madre más que molesta por la tardanza, pero la mujer no pidió explicaciones, rápidamente las dos terminaron de preparar la cena, el padre había llegado para arreglarse y la hermana menor de aquella chica, estaba más que nada con una sonrisa burlona, sentia lastima por su hermana, que se habia enredado en aquella situación con el peor hombre de la historia.

-Que triste hermana mía, casarte con un viejo... Va a ser muy asqueroso...- Dijo con una sonrisa afilada.

-Minimo será un matrimonio y no un rechazo como el que claramente hizo Camilo Madrigal hacia tu persona.- Dijo la chica encarando a su hermana que se fue bastante molesta, ella sabe que no debería hablarle así, su hermana tiene tan metidas las ideas de su madre que ahora no podría hacer nada por ella, lo del Madrigal no era más que un capricho por complacer los deseos de su madre.