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Agosto 1828

Casa de Campo de Los Jones en Derbyshire.

Ya habían pasado dos semanas desde que se volviera oficial el compromiso de Thomas Smith y Mary Brown, al final todos habían convenido que el matrimonio no podía hacerse con demasiada rapidez para ayudar a la reputación de Mary y por lo que la castaña sabía, ya toda la sociedad Inglesa se había enterado porque su hermana, La Duquesa, tenía muchos amigos y las cartas para contar las buenas nuevas de la familia Brown no se habían hecho esperar.

En ese momento Mary se encontraba en su recamara, ya tenía puesto el vestido gris con el que había elegido casarse, no habían podido conseguir encaje francés o alguna seda importada por falta de tiempo pero a la castaña eso la tenía sin cuidado, el vestido era precioso y hacía resaltar el color verde de sus ojos además de oler para ella a libertad.

- Te ves hermosa –comentó Camille sentándose a su lado.

-¿Estas lista? –pregunto Ava y Mary asintió.

-Te juro que nunca he estado tan lista para dar un paso en toda mi vida –comentó la castaña a quien le estaban dando los últimos retoques a su peinado, un moño bastante elaborado.

-Y el Conde no está nada mal –su hermana pequeña guiño un ojo – aunque Jacob Evans está mucho mejor. –Escondió un rizo rebelde de su cabello detrás de la oreja izquierda –Mary ¿sabes si tiene pareja o algo? –la castaña negó con la cabeza, aunque habían estado viviendo literalmente dos semanas en la misma casa no había conversado mucho con él, ni siquiera lo había hecho con su futuro esposo – es que no deja de seguirme, buscar conversación –Mary sonrió porque supo que el señor Evans estaba cumpliendo su palabra. –creo que está interesado en mí.

-Ya es hora –Harry Jones entró en la habitación sin tocar por lo que todos en ella dieron un salto –primero las Ladys. –Las dos hermanas de Mary se pusieron de pie mientras las sirvientas ordenaban todo, Ava tomó a sus dos pequeñas niñas las cuales estaban vestidas de celeste claro –que linda estas, Camille –comentó a la muchacha vestida de rosado pálido –ese color te queda muy bonito.

-Gracias –Mary pudo notar como Camille aceleraba el paso para salir de la habitación, era obvio que Harry Jones la hacía sentir incómoda.

Las sirvientas también se retiraron dejando solos a tío y sobrina, cualquiera hubiera pensado que después de cuatro años viviendo juntos aquel hombre se había vuelto como un padre para Mary y quería despedirse de ella como era debido, pero eso no estaba más lejos de la realidad.

Mary aún dormía en el cuarto de la Vizcondesa, y cuando el conde de Lancashire había cuestionado aquello, la castaña había oído como Jones le comentaba que los primeros días la muchacha se había querido escapar en varias ocasiones por lo que le pareció que mudarla más cerca a él le permitiría tenerla más vigilada, al parecer por la tranquilidad de su rostro, el padre de la castaña había quedado satisfecho con aquella explicación, pero lo que él no sabía era sobre los abusos que aquel hombre le propiciaba, ni tampoco que durante las últimas dos semanas que había convivido con ellos, Harry Jones entraba todos los días a aquella recamara a las cinco de la mañana para violar a su cuarta hija.

-Veo que ya estás lista –Mary oyó como el seguro de la puerta era corrido por Jones.

-La boda es pronto, si no vamos van a sospechar –dijo la muchacha observando los movimientos del contrario.

-Le dije a tu padre que quería tener una conversación de despedida –cada vez estaba más cerca de ella.

-Si me atacas ahora... –dijo la castaña pero Jones levantó la mano indicándole que guardara silencio.

El Tormento de Mary BrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora