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Agosto 1828

Posada en Leicester

La primera parada era una posada que quedaba en el condado de Leicestershire, había empezado la ruta a promediar las doce de mañana y habiendo oscurecido aún no llegaban a su destino lo que tenía al Conde visiblemente irritado.

-¿Por qué tienes el ceño fruncido? –preguntó Mary a Thomas Smith.

-Es por que tiene hambre –comentó Jacob Evans haciendo que el Conde frunciera más el ceño. –lección número uno sobre tu esposo –el hombre rió –jamás permitas que pase más de cinco horas sin comer o se volverá un cascarrabias.

-Lo tendré en cuenta –dijo Mary sonriendo.

-No le hagas caso –comentó Thomas relajando el rostro –estoy molesto porque seguimos en ruta, ya quiero llegar a la posada, ya te había comentado que odio viajar de noche –Jacob negó con la cabeza.

-Es hambre, estoy seguro –aseveró.

-¿Cómo podrías saber tú lo que me pasa a mí más que yo mismo? –preguntó el Conde frunciendo otra vez el ceño.

-Porque te conozco más de lo que te conoces tú mismo –ambos cruzaron miradas hasta que Thomas no pudo aguantar la risa contagiando a los otros dos.

-¿Desde cuándo se conocen? –pregunto la castaña que iba sentada frente a su esposo.

-Más de seis años –comentó Thomas.

-Es mucho tiempo –Mary se arregló el ruedo del vestido.

-Hemos pasado por mucho –asintió el Conde –como irnos a vivir a La India.

-¿Se fueron los dos solos? –Ambos asintieron – ¿y cómo es?

-Muy caluroso –afirmó Jacob –no puedes usar la misma ropa que aquí.

-A menos que quieras sancocharte vivo –confirmó Thomas.

-¿Algún día podré ir? –Mary miró a su flamante esposo.

-¿A La India? –Dijo él alzando una ceja –mejor visitamos Paris o Roma –la castaña negó con la cabeza.

-Quiero conocer todo lo que tú ya conoces –dijo ella con determinación en su voz y cuando el conde abrió la boca para responder el carruaje paró.

-Hemos llegado –dijo el chofer haciendo que los tres vitorearan de alivio, los viajes largos siempre eran cansados.

La puerta del lujoso carruaje se abrió y el primero en bajar fue Thomas Smith quien inmediatamente volteo para darle la mano a Mary y ayudarla a descender, a pesar de que todo ese matrimonio era por conveniencia él se estaba portando como un caballero.

-Su habitación ya debe estar lista –Dijo Jacob y Thomas lo miró sin entender –supuse que ibas a querer pasar tu noche de bodas con la Condesa –Mary sonrió leve no estaba aún acostumbrada a que la llamaran así pero frunció levemente el ceño cuando noto la incomodidad del Conde, al parecer él no querías pasar la noche con ella.

Una señora pequeña se acercó a saludar a Jacob y hablo algo con él mientras los recién casados esperaban parados a un lado de la entrada visiblemente incómodos.

-La comida está servida –dijo Evans acercándose a ellos de nuevo –podemos cenar si lo deseamos.

-Me parece perfecto –murmuró Thomas aunque hizo un mohín cuando Jacob rió por lo bajo.

Mary no pudo hablar, simplemente aun pensaba porque Thomas se sentía tan incómodo, o sea se entendía que seguramente en el condado o en algún otro lado, su verdadero amor lo estaba esperando para compartir su cama, pero ella era su esposa y él tenía que engendrar un hijo, era obvio que tenían que pasar la noche juntos y no solo esa.

El Tormento de Mary BrownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora