Cap. 11

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Javier, que se encontraba durmiendo en el sillón, se levantó bastante cansado pues solo había dormido unas cuatro horas como máximo, dio un largo bostezo para despertarse por completo y se quedó viendo fijamente al techo recapitulando lo que había pasado en su madrugada.

Siguiendo la rutina había salido tarde del trabajo como costumbre, se había quedado llenando informes hasta tarde como costumbre y se había ido a la cama de madrugada como costumbre

Pero lo que no acostumbraba era encontrar sentado frente de su ventana a un chico que había visto bailar en un bar, que luego de devolver unas llaves intentara quitarse la vida. Estaba acostumbrado desvelarse todos los días, pero en su propia casa no en un hospital acompañando a un extraño solo por pura bondad y preocupación

Para la gente normal sin duda sería demasiado extraño y hasta sospechoso, sin embargo, para cualquiera que haya trabajado con él sería lo más normal del mundo, pues para él la prioridad número uno siempre sería el ciudadano y su bienestar

En cuanto entró a trabajar al FBI todos se dieron cuenta fácilmente de su gran talento como policía, era el mejor para resolver casos que a oficiales tenían dando vueltas en círculos por meses, incluso sacando a la luz a varios casos de corrupción en altos cargos en el departamento; todos decían lo mismo ‘Javier es un excelente policía y también es excelente en ignorar a los demás’

Si bien en cualquier lugar que trabajara destacaba rápido por su eficacia, por algún motivo nunca lograba llevarse bien con sus compañeros y no porque siempre se peleara con los demás, solo que algo no funciona bien, Javier siempre era ese hombre serio, responsable, sumamente capaz y comprometido con todo lo que se proponía hacer, que sin querer (o a veces queriendo), era desagradable con el resto y que también era un verdadero adicto al trabajo; tanto dentro como fuera de horas laborables.

“Valiente, testarudo y eficaz, cumple con sus labores admirablemente tanto que ni en días libres se le ve descansando, pero sus compañeros de patrulla o investigación siempre reclaman su mala actitud y está obsesionado con matarse trabajando” era lo que más aparecía en sus reportes desempeño

Y aunque su compromiso era algo de admirar, también era preocupante en extremo pues habían épocas en las que el tiempo que pasaba trabajando y el desgaste físico que le provocaba hacía que se desplomara por el cansancio, siempre tenía un caso nuevo, siempre estaba revisando documentos, rebuscando cosas que se le pasarán por alto la primera vez, llenando cualquier documento que tuviera por ahí y si no tenía nada de eso revisaba exhaustivamente los viejos casos archivados más interesantes, tal es su obsesión que sus superiores tienen que forzarlo a tomar un descanso obligatorio cada mes para evitar alguna tragedia
Siendo una persona que nunca suelta el arma y que mira de forma amarga y desagradable a todo el mundo, fue una sorpresa para todo el mundo que Jasón, una incorporación que llegó un tiempo después, quisiera y lograra volverse, aunque sea mínimamente íntimo con Javier luego de una patrulla con él, pues se cuenta que algo pasó en aquella primera patrulla juntos que los hizo cercanos

Nadie sabe ni entiende por qué o el como del funcionamiento cerebral de ese joven y talentoso policía, no entienden porque se obsesiona tanto con su trabajo, no saben porque se preocupa tanto por las víctimas, no entienden porque se empeña en cerrar cada caso que llegue a sus manos, nadie logra entender porque no insiste al tener un caso sólido que la víctima no quiere continuar, no entienden porque es tan desagradable con todos, no saben que cada que le hablan desea estar solo, no saben cuan falsas son sus sonrisas ni cuan real puede llegar a verse su máscara cuando dice no arrepentirse de nada, nadie sabe del dolor de su pasado y nadie entenderá nunca el remordimiento de su presente, aunque ni el mismo lo llega a entender; nunca...

Javier; ''Nadie...'' dijo de repente saliendo de su ensimismamiento

Mientras miraba un punto negro en el techo, de repente Javier se acordó que luego de aquel abrazo con ese chico que se había sentido tan extraño, lo había dejado dormir en su habitación con tranquilidad, con bastante cuidado se acercó a la puerta para no despertar a quien estuviera adentro, y al abrirla se encontró con un cuarto vacío

Aunque en realidad estaba “vacío” la cama estaba tendida de forma impecable con algo oscuro y rectangular en la almohada, era un pequeño teléfono desechable de un modelo descontinuado prácticamente imposible de rastrear, tenía una nota con una letra muy bonita

Espera la llamada, por favor - O

Sin dudas sospechoso y un poco espeluznante, dio un vistazo rápido al basurero para revisar y en efecto, había un teléfono hecho añicos ahí. Inclusive había pequeñas piezas por todos lados, como si alguien se hubiera desquitado con él

Sintiéndose aún cansado y sabiendo que no lo dejarían entrar si se presenta hoy al trabajo, se acostó a sus anchas en la cama cuando un reflejo de luz le impidió estar cómodo por completo

El responsable del molesto brillo era un bello collar con una esfera grabada y dos alas a los lados, estaba tirado en el suelo como dejado atrás por accidente mientras alguien salía deprisa por la ventana, se apresuró a tomar el collar, se veía muy precioso como para estar tirado en el suelo, mientras regresaba a su cama se quedó observando el accesorio

Pero no... nadie sabe lo que es eso, aun si se encuentra a alguien en exactamente la misma situación esa persona nunca sabrá ni entenderá que sientes, que piensas, ¡Nada!... Cada quién es un mundo y cada quién tiene sus diferentes problemas y aunque sepan nunca llegarían a entender realmente

El sufrimiento de aquellos ajenos a la mente propia nunca saben, nunca comprenden, nunca entienden....

‘‘Nunca nadie’’

Gracias a TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora