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Jeonghan
 

El señor Choi insistió en dormir en la sala a último momento y agradezco eso porque estoy muy apenado.
 
¿Cómo se me ocurre decirle eso? No es que no quiera convivir con él, claro que sí pero hay modos.
 
Al menos sé que ya no va estar con mi mamá, no es que intente hacer algo pero mi papá al menos no va a tener el corazón tan roto está vez.
 
Espero.
 
Salgo de la recámara ya vestido con mi ropa de ayer y bajo a la cocina porque hay ruido, solo quiero despedirme.
 
Entro y veo que el señor Choi, está bebiendo una taza de café o algo así recargado sobre la barra mientras lee el periódico.
 
No está usando camisa, sé que duerme así pero nunca lo había visto.
 
Se ve bien.
 
—Buenos días — saludo para llamar su atención.
 
—Oh, hola Han, buen día — saluda dejando el periódico en la barra— ¿Quieres desayunar? Ya están los huevos.
 
—No sabía que cocinaba— digo recordando que todo el tiempo que me quedé aquí solíamos pedir comida a domicilio
 
—No creo que saber freír huevos cuente cómo saber cocinar— asegura riendo— siéntate.
 
—De hecho solo venía para despedirme, será mejor que me vaya.
 
—Vamos Han, solo desayuna y te llevo a casa más tarde— insiste con una sonrisa.
 
No voy a aceptar, ya es demasiado todo esto, necesito aclarar mis ideas y para eso tengo que...
 
—Sí, está bien— ¡Maldita boca que funciona más rápido que mi cerebro! — entonces, solo voy a asegurarme que Hansol siga vivo.
 
Digo y salgo de la cocina, espero que se ponga una camisa mientras vuelvo porque me pone muy nervioso.
 

Seungcheol
 

Sirvo la comida mientras regresa, le preparé algo también a Hansol pero no creo que quiera levantarse de la cama, llegó en muy mal estado anoche.
 
Me quedé pensando un poco acerca de la plática que tuve con Jeonghan, me alegra que quiera pasar tiempo conmigo, me acostumbré a su presencia en muy poco tiempo.
 
Es extraño porque es muy divertido y extrovertido como Soo-ah, pero es mucho más centrado y responsable, sabe que sus acciones tienen consecuencias y a diferencia de su madre el no huye, sino las enfrenta.

—No quiere venir está muy mal— informa el entrando— pero quiere que le pase unas pastillas para las náuseas, las llevo y ya vuelvo.
 
Asentí sentándome a esperarlo, las busca con la mirada hasta que da con ellas.
 
Hay un frasco sobre la alacena pero no puede alcanzarlo, se pone de puntitas y se estira lo más posible pero no lo logra.
 
No puedo evitar soltar una risita por lo gracioso que se ve, volteó su rostro y parece querer matarme usando solo su mirada por lo que contengo mi risa.
 
Vuelve a lo suyo  y no lo logra, me levanto de la silla y voy detrás de él, alzó la mano y tomo las pastillas, se da la vuelta algo alarmado y me ve.
 
Está sorprendido por la cercanía, detalle que no le había prestado atención hasta que lo vi delante de mí.
 
No dice nada, solo me observa y hago lo mismo.
 
Sé que le gusto, me lo dijo, pero no está bien que me aproveche de la situación, es muy lindo pero no está bien.
 
Aunque ya no tengo nada que ver con su madre.
 
Me tomo el atrevimiento de dejar las pastillas en su lugar de nuevo y utilizo esa mano para tomar a Won de la cintura.
 
Me lo permite.
 
No sé en qué estoy pensando, creo que ni siquiera lo hago, pero verlo ahí, tan bonito.
 
Tan dispuesto.

Sus ojos no se desconectan de los míos, muerde un poco su labio inferior y aunque sé que es por los nervios yo lo veo como algo más, lo veo como una invitación.
 
Una invitación que quiero aceptar.
 
Me afianzo más a su cintura para acercarlo y me agacho para ponerme a su altura, necesito hacerlo.
 
Solo sé que lo necesito.
 
—¡Han! Mi cabeza va a matarne— exclama Hansol fuera de la cocina y él me aleja por reflejo— ¡Han!— repite entrando por fin.
 
Jeonghan está muy agitado, igual que yo, nadie dice nada, solo vemos que Hansol está tambaleándose ahí parado mientras tiene una mano en su cabeza.
 
—Creo que voy a morir.
 
—Lo siento señor Choi, ¿Podría pasarme las pastillas?— pregunta Han sin verme.
 
Me limito a obedecer y se las lleva después de servirle agua en un vaso, mi sobrino se toma la pastilla.
 
—Gracias, y gracias por traerme, tengo algunos recuerdos y se que me comporté como un imbécil— dice dejando el vaso en la mesa— ¿Podríamos iniciar de nuevo? No me gustaría que te lleves una mala impresión de mí.
 
—Seguro— responde elevando los hombros— pero ya desayuna, te ves muy mal.
 
—Y tu muy bien.

—No me hagas arrojarte por la ventana— lo interrumpe dándole un en el estómago.
 
Hansol empieza a reír y Han niega con la cabeza en desaprobación.
 
No sé que debo hacer, ni siquiera sé porque iba a hacerlo.
 
Pero al ver sus labios, sé que quiero volver a intentarlo.

Jeonghan
 

Soy un idiota, soy un idiota, soy un idiota, me repito una y otra vez caminando a casa, el señor Choi se ofreció a traerme pero estoy muy apenado.
 
¿Cómo pude caer víctima de mi propia mentira?
 
Entro a mi casa y como lo esperaba, mamá y papá están sentados viendo la televisión.
 
Papá está feliz, puedo notarlo, lo sorprendente es qué mi mamá también.
 
—Hola Jeonghan, que bueno que llegas—saluda mi papá— Seungcheol dijo que te quedaste con él así que no nos preocupamos, ¿Quieres almorzar?
 
—De hecho ya lo hice— anuncié yendo a las escalares— pero no pude dormir muy bien.
 
—¿Qué compraron?— preguntó mi mamá uniéndose a la conversación— si pudieron comida espero que por lo menos algo decente.
 
—El señor Choi preparó el desayuno, no comimos nada afuera.
 
—Seungcheol odia cocinar, se le quema hasta el agua— acusa entrecerrando los ojos.
 
—No estoy mintiendo, si quieres pregúntale—insisto yendo arriba— voy a dormir un poco.
 
—Es raro, nunca cocinó ni un huevito frito para mí— escucho que mi mamá dice en voz baja.
 
Por favor, no me des más motivos para generar mis ideas.

Seungcheol

Ayer no me fue tan mal, no pude llevar a Jeonghan a casa pero al menos estamos bien.
 
Hansol por su parte tiene prohibido visitarme por un tiempo, su madre muy estricta con esas cosas.
 
La lluvia que cae hoy en la ciudad no es normal, parece que se va a caer el cielo.
 
Jeonghan todavía siente atracción por mí, ya lo comprobé, pero lo que no había notado es que yo también la siento por él.
 
Tal vez como estaba casado con su madre no me había sentido en la libertad de pensar en ese modo, pero ya no hay nada que me detenga.
 
Jeonghan es muy lindo, demasiado, nunca me había sentido así por alguien de mi mismo sexo pero él se ve capaz de provocar mucho en quien sea.
 
No está bien que tenga estos pensamientos, no es correcto.
 
Pero no es que intente hacer algo al respecto, solo, voy a controlarme.

Jeonghan
 

—¡Han!, ¿Que hiciste?— pregunta Seokmin gritándome afuera del laboratorio— ¿Cómo se te ocurre mezclar cloro con amoniaco? Sé que a veces me dices que quieres morir pero no creí que fuera literal.
 
—No me di cuenta, estoy muy distraído— me excuso apenado— al menos nadie salió herido.
 
—¡Ya voy a dejar los elefantes porque veo drogas rosas!— exclama Hoshi corriendo desnudo por el patio a pesar de la lluvia.
 
Todos me miran con su mirada de desaprobación.
 
—Oigan, a mí no me pueden culpar por eso, es Hoshi, siempre es así.
 
Ahora concuerdan porque no miento.
 
Nos dejaron salir antes por el accidente, soy muy bueno en química, no sé que puedo haber pasado.
 
Trato de cubrirme de la lluvia con mi abrigo pero de nada sirve, todo está en mi contra hoy.
 
—¡Jeonghan!— me llaman y sé que es la voz del señor Choi.
 
Sí, todo en mi contra.
 
Trato de ignorarlo, haré como que no lo escuché, sigo mi camino y creo que sí lograré mi cometido.
 
Ouch.
 
¿Por qué la vida se empeña en hacerme quedar en ridículo?
 
Resbale por el agua y caí empapándome aún más, ya Dios, responde, ¿Es personal por ser gay verdad?
 
—Han, maldición, ¿Estás bien?— pregunta el señor Choi saliendo de su auto y acercándose a mí— ¿Te hiciste mucho daño?
 
—No, estoy bien, por favor ayúdeme a levantar.
 
—Claro— dice mostrando su mano.
 
—No, a mí no, a mi dignidad, creo que cayó del otro lado de la calle.

Señor Choi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora