Tres: Serpiente bruma.

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Las callejuelas portuarias me llevaron a casa. Tenía la mano apretada contra mí cuerpo, el miedo era notorio en la mirada. Dolía como el golpe del martillo sobre los dedos; en ese entonces tenía una vaga idea de lo que podría pasar en los siguientes días, pero me negaba a creerlo por completo. "Angae Baem" fue todo lo que mí mente pudo traer, nuevamente de la mano de las viejas historias de los ancianos de estas islas. Por lo que, el limbo en el que me encontraba mientras corría, me dejaba inquieto junto a las voces de los habitantes que estaban cerca pidiendo por mis buenos consejos antes de zarpar. El que domina las aguas, yo Yunho, tenía que dar los mejores comentarios para los que aun no habían ido más lejos de la zona de pesca con arpón.

No pude decir nada bueno a nadie, creo que tampoco fui capaz de sonreír o lo hice muy poco. Fui descortés con los adultos que me llamaron por apellido y nombre junto al nuevo apodo. No podía parar, porque a pesar de mí incredulidad, tenía miedo de que alguien pudiera leer la mentira en mí piel y todo lo bueno que había conseguido para mí familia hasta el momento, se esfumara como la Angae Baem, la mencionada en las fogatas para los niños, la serpiente bruma que habita escondida en el engaño y las malas acciones. Me lo merecía, claro que merecía que aquella entidad viniera por mí, pero no lo quería, no de ese modo.

Angae Baem fue siempre el terror de todos los mentirosos y embusteros, aunque nadie sabía si realmente era posible que, la historia de una serpiente mágica que muerde la mano de aquellos que realizaban acciones inmorales, y deshace el cuerpo en humo negro, pueda ser real. Todos le temen en secreto. Por muchos años creí que solo se trataba de un cuento para que los niños se mantengan siempre a raya con la verdad en la punta de la lengua y en el corazón. En un mundo tan hostil, siempre fue importante poder ser claros, y los pequeños son la fuente de la vida, son inocentes y manipulables, cosa que con el tiempo puede ser peligroso.

La historia de la serpiente bruma llegó a mi el día en que cumplí siete años y robé los frutos que eran para mí hermano. Él tenía apenas cinco años y yo me aproveché de aquello. Me comí cada fruto recién cosechado por mí padre, directamente del centro de la isla; los míos y los de Jongho. Él me acusó sin miedo, con ese llanto que hacen los pequeños desconsolados, claro que le creyeron, era el ser más adorable del mundo, menor, y una víctima sin importar la verdadera historia detrás. Es una exageración de mi parte decir o intentar justificar mí accionar, lo que importa es lo que mí padre NamJoon me dijo:

"¿Comiste los frutos de tu hermano? Espero que de tu boca solo salga la verdad, Yunho. No querrás que Angae baem venga por ti. Si mientes, ¿sabes lo que pasará? Desde el agua llegará tu perdición, zigzagueante, vaporosa y llena de desgracia. ¡La serpiente bruma te comerá desde adentro! Es lo que le pasa a todos los que mienten, te convertirás en humo negro que el viento arrastrará hasta el fin del mundo por la eternidad. Si quieres tener una vida tranquila, di la verdad siempre, sin importar lo que sea, Angae baem duerme hasta que la llamas con las mentiras, ¡no mientas nunca, Yunho! Si algún día, por algún motivo mientes, lo único que te salvará es disculparte y confesar el error. "

Fue tenebroso oír eso, lo admito, solo tenía siete años y los ojos de mí padre estaban vidriosos, tenía miedo, yo no sabía muy bien por qué, pero allí estaba, lo creí por muchos años, hasta que un día, simplemente lo dejé pasar. ¿Acaso nadie mentía nunca? ¿Nadie durante su vida mentía ni un poco? Me parecía absurdo creer en algo que a leguas era falso, jamás había visto a la serpiente bruma, jamás vi humo negro saliendo de nadie, simplemente no podía creerlo, sin embargo, cuando aquella cosa me mordió, creí en cada cuento que mis oídos pudieran escuchar.

Aquel día fue el peor, siendo honesto, el primero de muchos peores días que vendrían. Me encerré en la porción de pieza que me era legítima cerrando las puertas de ramas y cañas de la que estaba hecha. Cuando observé mí mano, vi los primeros indicios de que las leyendas contadas eran realmente serias, por cada orificio de la mordida se escapaba un humo negro demasiado imperceptible para verlo durante el día, pero que seguiría creciendo, seguiría creciendo y envolviendo mí cuerpo hasta asfixiarme por completo y no habría forma de ocultar la verdad.

Dentro del Kraken [YunGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora