prologue

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Mateo

La locura está sucediendo de nuevo.

Esa cosa en la que mi sangre hierve bajo mi piel y mi corazón late como si fuera a salirse del pecho.

No es un ataque al corazón. Puede que prefiera eso a saber lo que realmente es.

Mi reacción hacia él.

Veo su cara en ángulos y líneas.

La barbilla afilada y el pelo castaño que cae sobre sus ojos aún más brillantes.

Me fijo en el alargado marco de su cuerpo y en la forma en que sus manos sostienen esos cuadernos que siempre lleva.

Es un idiota y se viste como tal. Pantalones con cortes en ambas rodillas, una camiseta de cómic bajo una sudadera oscura y un par de botas Timberland. El chico necesita regresar a los años 90. La vieja década está muerta. Pondría los ojos en blanco si no los estuviera entrecerrando por aversión.

Inconsciente.

Siempre está tan inconsciente en su propio entorno.

Es temerario en esta jungla, donde los débiles son comidos vivos.

Quiero saber qué hay en la mente del idiota todo el tiempo.

¿Qué hace que su cerebro sea tan interesante como para actuar como si no hubiera nadie más a su alrededor?

Camina por los pasillos y rara vez mira a alguien.

Muchos lo miran, y él sólo levanta la vista de su libro de mierda cuando le hablan.

Es un oxímoron que sea un nerd popular.

Todo el mundo lo ama, y eso significa que lo odio.

Odio cómo se me aprieta la barriga cada vez que huelo manzanas porque ese idiota siempre huele a esa fruta.

¿Se las come a montones?

¿A quién le importa?

A mí no.

Me importa que me moleste.

Es imposible averiguarlo. Es un rompecabezas al que no le encuentro sentido.

Esta molestia comenzó no hace mucho tiempo.

Y cuanto más lo veo, peor se pone.

Apoyando un hombro contra mi taquilla, mi grupo se acerca a mí y apenas presto atención a sus conversaciones.

Bates, Sofía, París y Preston.

Ansían mi atención, pero no les presto atención. Bates presume de quién se folló el fin de semana pasado. Y Sofía tendrá su noveno problema del día, perra rica.

Las chicas pasan, compitiendo por nuestro interés. Apuesto a que se mojan cuando Bates les lanza un guiño por lástima, pero nada me interesa en este momento. Es como si el pasillo se hubiera despejado de todo el mundo.

Mis ojos se centran en él.

Con gracia masculina, él avanza por el pasillo.

Muerde su bolígrafo y lo siento en mi pecho.

Un roce.

Es entonces cuando mi ira aumenta hasta arder.

Arde dentro de mí, pidiendo a gritos una salida.

¿Cómo se atreve este imbécil a hacerme preguntar y sentir?

Soy un jugador de fútbol estrella, no tengo emociones profundas.

Y no pienso en tipos como él, eso es seguro.

No cualquier tipo.

Su expresión siempre es descuidada.

Es cruda y abierta, como si pudiera tocarla si lo intentara.

¿Por qué es así?

¿Por qué no le importa lo que la gente piense de él?

No es natural.

Ese mismo cosquilleo que siento cuando él está cerca vuelve a golpear mi garganta. Y trago saliva mientras uno de mis compañeros lanza una pelota y yo levanto la mano en el aire para atraparla por reflejo.

Las chicas animan y arrullan, tratando de acercarse a mi condición de atleta.

Es un ruido blanco. Mis ojos se enfocan por encima de sus cabezas cuando él dobla a la izquierda, desapareciendo en el departamento de ciencias.

El puto idiota probablemente va a chuparle la polla a un profesor para obtener créditos extra.

Pensar en ello hace que me atraviese un fragmento de... algo.

Algo que ignoro.

Siempre lo ignoro.

Una garrapata me mueve la mandíbula.

Unas sensaciones locas se agitan dentro de mi pecho y trato de no reaccionar.

En lugar de eso, aparto la mirada y dejo que el brazo de Sofía se enrosque en mi cintura. La animadora rubia está alegre y dispuesta a todo, como siempre.

Necesito borrar de mi mente a ese mierdecilla de Temo Lopez.

Necesito destruirlo.

Un encuentro accidental con el chico hace meses y me está arruinando la puta cabeza.

Todavía siento sus manos en mi pecho para no encontrarse con el suelo con su cara. Siento las mías en sus brazos, salvándolo de la caída.

El mismo gruñido de entonces me sube por la garganta.

Esos profundos ojos y esa maldita boca.

Me miró, muy sorprendido.

Quiero destruirlo desde los cimientos.

Hacer que no exista, para poder detener esto... lo que sea que me esté golpeando las entrañas.

Mi padre dice que hay que encontrar la debilidad del enemigo y usarla en su contra.

El nerd no es tan inocente.

Él no sabe que ha creado un némesis.

Pero pronto lo sabrá.

Los Lopez descubrirán que no son dueños de todo.

Lo quebraré.

Y no tendré que pensar nunca más en esos ojos ni en el ardor de mi pecho.


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Algo tranqui, como el matemo canon ajsdhjad. Quité "breaker" porque al final no me gustó como avanzaba. Gracias a la valiosa asesoría de acm2099  les traigo un par de nuevas traducciones y adaptaciones. <3


manhattan tormentor | matemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora