El primer pensamiento que tuve al entrar al departamento de mi amiga, llamemosla C; fue sobre el cambio drástico en la atmósfera, esto debido al calentador eléctrico que aumentaba la temperatura de la habitación de unos tres grados a unos 27 grados. Para ser franca, nunca había sentido algo así, ya que en mi ciudad natal las temperaturas son muy altas y lo normal es comprar aires acondicionados para bajarlas, y yo sé que es una situación normal que cada casa se adapte a los climas de la ciudad, pero confieso que yo a mis 17 años era más ignorante que inocente, y no sé hasta qué edad dejé de creer que todos los países estaban dentro de Colombia siendo Colombia el país más grande del mundo.
Después de un rato charlando con C y su amigo, llamemoslo A; decidimos ir a dar una vuelta por la ciudad en busca de un café, al que C denominó "mi primer café en Buenos Aires ".
Caminamos por todo pueyrredon hasta llegar a la avenida las Heras, donde un pequeño y acogedor Starbucks estaba abriendo sus puertas listo para recibirnos. Imagínate, mi primer café de Starbucks, mi primer café en la Argentina, mi primer café del día, mi primer café de Starbucks del día en Argentina... muchas primeras veces resueltas en menos de 5 minutos.
A lo largo del día C y A se tomaron el tiempo de enseñarme todo lo básico para moverme en la ciudad, cómo tomar el subte y no perderme, cómo funcionan los colectivos, cómo funciona el sistema de la SUBE, y varias cosas más.
Y yo solo podía pensar "dios mío esto es lo mejor que me ha pasado en la vida, amo esta ciudad y no pienso irme nunca más ". Y técnicamente así fue por cinco años, me mantuve en la ciudad de la furia aprendiendo tantas cosas de la vida y de mi misma que al día de hoy sigo sin poder creer que hayan pasado cinco años y que abandoné la ciudad de la furia.Recuerdo que la primera vez que escuché de Buenos Aires, tenía unos trece años, estaba en mi cuarto en casa de mis padres viendo televisión. Ese particular canal llamado cartoon networks, fui cien por ciento fan de ese canal y sus maravillosas obras, un show más, las chicas superpoderosas, los chicos del barrio, entre muchísimas otras grandes producciones. Un día cualquiera apareció esa propaganda que invitaba a viajar a la ciudad del tango, de Messi, del mejor asado, la ciudad donde siempre hay algo para hacer; y yo pensé esa vez "tal vez nunca pueda ir allá, y que importa si yo vivo acá "; nunca pensé que encontraría a la mujer que siempre he deseado ser en la ciudad del tango, de Messi y del mejor asado.