Capítulo 4

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Es bien sabido que todos pasamos por periodos donde la vida se nos vuelve difícil de llevar, y donde las situaciones cotidianas casi nos llevan al borde del abismo. Cada uno maneja sus crisis como puede, entre mis 18 y 19 años pasé por un momento bastante complicado de salud mental, no puedo decir con exactitud que era, porque nunca tuve la oportunidad de ir a un profesional,  pero puedo asegurar que jamás he vuelto estar así, y no necesariamente porque mi vida ahora mismo sea color de rosa o porque no tenga problemas con nada ni nadie; si no, porque apesar de todo, considero que tengo una estabilidad emocional un poco más sólida que la que tenia a esa edad.
En ese tiempo empecé mi tratamiento de planificación con anticonceptivos orales, al mismo tiempo atravesaba una relación que me hacía sentir bastante insegura, en algún punto perdí el interés por mis estudios y poco a poco fui perdiendo a mis amistades y mi relación con mi familia.

Sumando piedras y sumando piedras, terminé por pasar semanas enteras tirada en la cama, viendo series que me evadían de mi realidad y durmiendo insanamente más de 18 horas seguidas.
Y no, nadie lo notaba, nadie se daba cuenta que Giselle, la que tenía sueños y esperanzas de una vida llena de aventuras; estaba ahí en su cama debajo de las cobijas, sin motivación para nada, nisiquiera para lavarse los dientes.

En la Ciudad De La Furia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora