Alma

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Mi alma pide a gritos ser liberada. Quiere volver al lugar de donde vino. No sabe dónde es ni cómo es. Mi cuerpo, un simple recipiente roto, pronto quedará vacío y dejará de ser útil.
Hay algo que retiene a la prisionera. Una estrella solitaria ilumina sus noches oscuras. Sabe que no es digna de merecer su luz pero la celeste insiste en quedarse y seguir emitiendo esplendor a pesar de las quejas. Una cosa corrompida no merece la compañía de algo tan puro, la mancharía. Debaten eso de vez en cuando. También discuten: una insiste en no merecer ser iluminada, la otra, testaruda, que se va a quedar.
Mi alma ya no se quiere ir. Se ha enamorado de manera irremediable de la estrella. Es feliz aunque su querida es inalcanzable. No se queja ya. Aceptó que ese lucero siente algún afecto hacia ella. Definitivamente es feliz, aunque de vez en cuando se pregunta cuánto va a durar esta felicidad. Bueno, eso es ya otra historia.

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