Una habitación que no me pertenece. Hoy, el cielo se muestra sereno. Continúo mi intento de escribir, aunque parece en vano. Apenas logro dejar una marca en el papel con el carboncillo del lápiz. Esta mañana, divagué sobre temas que podrían dar sentido a estas líneas vacías. Irónicamente, aquello también carecía de sentido, pero al menos poseía un significado más profundo que esta pérdida de tiempo. No afirmo que yo esté desperdiciando mi tiempo; son ustedes quienes lo hacen al leer esto. En mi caso, lo aprovecho para satisfacer mi necesidad de escribir. Sin embargo, sigo sin comprender el origen de esa necesidad.
Hago una pausa y jugueteo con el lápiz, reflexionando sobre si plasmar esto tiene algún propósito, y decido malgastar este valioso espacio en la hoja. Sé que no estoy en mis mejores días de inspiración, pero ni siquiera en esos momentos el instrumento que uso para transmitir mis ideas se movía con tanta fluidez como ahora. Quizás, salvo por mis arrebatos emocionales, cuando el éxtasis de un sentimiento fugaz me hacía sentir como un dios ante mi creación, perfectamente imperfecta.
Acéptenlo: somos seres imperfectos, y ese hecho es tan evidente que a menudo lo olvidamos o lo ignoramos, creyéndonos superiores. ¡Qué tontería! Es irracional pensar que somos completamente racionales. Perdón por divagar. Debería concluir. Pero no tengo ni idea de cómo hacerlo. ¿Qué tal así? ¡Hasta la próxima! ¿No? Vaya cosa absurda. Bueno, hasta la próxima.

ESTÁS LEYENDO
Letras Que Nacen De Un Vacío
ParanormalEscritos hechos a partir de historias personales y otras no tan personales