Fall in love with strangers

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Iba a actualizar antes, pero, citando a Macri, pasaron cosas. En fin. En este cap hay salseo hard, pero pueden saltearse esa parte ya que no es demasiado relevante.

-x-

It feels like a perfect night (Se siente como una noche perfecta)

To dress up like hipsters (Para vestirse como hipsters)

And make fun of our exes (Y burlarnos de nuestros ex)

Ah-ah, ah-ah

It feels like a perfect night (Se siente como una noche perfecta)

For breakfast at midnight (Para desayunar a la medianoche)

To fall in love with strangers (Para enamorarse de extraños)

Ah-ah, ah-ah

-x-

—¿Quién te vistió? ¿Takemichi?

Le tiro una servilleta arrugada a Mitsuya y frunzo la boca y el ceño. Él se ríe.

Suspiro y relajo la cara.

—Es culpa de ese metalero frustrado que se quedó con todas mis remeras buenas. —le digo tocándome la camisa que, en efecto, me regaló Takemichi. Es horrible, de un animal print atigrado espantoso, pero qué se le va a hacer. Era esto, ropa sucia, o de entrenamiento.

Mitsuya se ríe y toma un trago de su Cubalibre. Yo lo imito y agarro mi cerveza haciendo de cuenta que no me afectó mi propio comentario, pero a él no lo engaña ni el mejor jugador de póker, menos yo, que ya siento el entrecejo duro de tanto fruncirlo.

—¿Pasó algo que terminaron con las bromas pesadas?

—No eran bromas. —le digo mirando la barra del bar que se nos volvió habitual. —De verdad quería molestarlo, hacerlo sentir mal.

—Ay, Fuyu, ¿tanta cara de boludo tengo? —hace una pausa y levanta la mano. —Dejá, no me contestes.

Termina su trago y se limpia las comisuras de la boca con el dedo índice y el pulgar. Cuando me mira, bajo la cabeza mirando mi vaso casi vacío.

—En serio, ¿qué pasó? —me pregunta con un tono más parental que otra cosa. —Estás... demacrado. Feo.

Eso me hace reír y logra que lo mire a los ojos.

—Nunca estoy feo.

Mitsuya me sonríe, pero no va a soltar el tema hasta que le cuente qué me pasa.

—Están viviendo juntos. —me froto los ojos con la palma de las manos. No quiero ni pienso llorar. Además, ya lloré demasiado. No me sorprendería haber sacado músculos en los lagrimales.

Mitsuya no dice nada, así que lo miro. A juzgar por su expresión, no me entendió.

—Con ese tipo está viviendo, Mitsuya. Con el que me cagó.

Ahí parece entender. Las luces del bar le dan justo en los ojos, y ese color entre celeste grisáceo que tiene se vuelve casi lila.

Niega frunciendo la boca. Para dejar sin palabras a Mitsuya hay que decir una boludez muy grande o algo grave. Y sé que no fue lo primero.

Mi ex es mi vecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora