Extra 2

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Cada día que Kisaki se levantaba y veía a Hanma recostado sobre su pecho, despeinado y con una mancha de baba seca en su mentón, tenía que enfrentarse a la terrible realidad de que estaba absurdamente enamorado. Veía a ese desastroso hombre sobre su cuerpo como alguien hermoso, una imagen íntima que solo él podía apreciar. Lo único que se proponía cada día era dejar esa devoción que sentía por cada detalle de su pareja en sus adentros, así que luego de unos minutos acariciando la cabeza de Hanma, simplemente lo empujó, dejándolo caer completamente en la cama para poder levantarse.

—Buenos... días a ti también, cariño —La voz ronca de un Hanma recién levantado se hizo presente mientras rodaba por el colchón estirándose.

—Deberías dejar de perder el tiempo. La última vez llegaste justo al límite de tiempo —Tetta habló, abriendo el armario y sacando un conjunto de ropa. Se volteó para decir algo más, encontrándose con su novio sentado en el borde de la cama, estrujándose la cara con las manos mientras tenía las piernas vulgarmente abiertas mostrando el bulto mañanero en su entrepierna.

—¿Ves algo que te guste, lindura? –Shuji habló en tono coqueto al notar la mirada que tenía encima. Kisaki no dijo absolutamente nada. Solo miró la cara de su pareja y luego su entrepierna una vez más—. Espera, ¿es en serio?

Hanma se levantó y abrazó a Kisaki desde atrás, dejando que su erección se frotara en el trasero de Tetta. La fricción que le proporcionaba incluso con la ropa puesta fueron más que suficiente para terminarlo de animar. Sus manos se deslizaron por el torso de Kisaki, metiéndose por debajo de la ropa, subiendo hasta tocar sus pezones y bajando lentamente hasta poder meter la punta de sus dedos dentro de su pijama, sintiendo el elástico de su bóxer.

—Shuji, a veces puedes ser tan aburrido —Los roces de Hanma se detuvieron de inmediato y apoyó su cabeza sobre un hombro de Kisaki conectando sus miradas—. ¿Solo buscas sexo? —Hanma tomó su rostro entre sus manos y lo observó detenidamente. Kisaki lo permitió. Permitió que viera su expresión. Permitió que comprendiera en qué tipo de juego estaban, que tenía que encontrar qué era lo que deseaba. A Tetta no le importaba ser fácil de leer mientras se diera en esa situación. Le gustaba la atención, los ojos de Hanma sobre él sonriendo con dulzura.

—¿Quieres ser tú quien reciba un oral? –Kisaki frunció el ceño y Hanma se rió—. Llevamos tiempo sin salir en una cita...

—Porque somos hombres muy profesionales y hay que ser discretos.

—Pero tú no quieres eso, ¿cierto? –Tetta se volteó para que pudieran quedar frente a frente y Hanma lo abrazó, yendo directo a su cuello para esparcir besos y suaves mordidas—. Podemos irnos a la mierda en mi moto. Joder, tengo años que no la uso...

—¿Cuándo te volviste un hombre tan civilizado?

Hanma tomó la pregunta como una broma y solo sonrió, pero para Kisaki fue un poco más en serio. Había estado al lado de Hanma todo el tiempo, pero si recordaba cómo era cuando iniciaron todo, la diferencia era sorprendente.

Shuji ya no luchaba... tanto. Sus peleas eran muy limitadas y se había sumergido en la vida que tenía al lado suyo, así que a veces se preguntaba, ¿era feliz con una vida así? Podía notarlo de vez en cuando: la forma apagada con la que trabajaba, la manera en que se quedaba viendo el paisaje tan seguido como si pudiera llevar su mente más allá de donde estaba. Sin embargo, cada que Kisaki lo llamaba, los ojos que le mostraba Hanma estaban llenos de vida, emoción y alegría. Kisaki podía notar su mal ánimo si lo veía de lejos, pero cada que estaba al lado del hombre era como si todo cambiara radicalmente. Era un poder que tenía sobre él. Kisaki era la chispa de Hanma, y pensar en ello hacía su cuerpo vibrar.

Yes or YesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora