Mi hogar

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Gotham el sitio donde todo el mundo quisiera vivir o eso decían para engañar a la gente de afuera, la realidad era otra y tenías que ser un idiota para creer lo que te dicen.

Gotham es un lugar con la tasa más grande en crímenes aún con la llegada de ese tal "Batman: el caballero de la noche" como se auto clamaba pero no se podía encargar de todos en esa ciudad ¿cierto?.

Aun habían muchos niños sin hogar y gente de bajo recursos que seguían sin tener ninguna oportunidad en la sociedad.

Y ese era el caso de Marley, sin apellidos con un nombre que su madre le dio antes de partir al más allá o más bien, antes de que su padrastro le quitara la vida frente a ella, desde entonces Marley desde sus 3 años lo único que conoce son golpes, maltratos y gritos.

No ha conocido el amor de una madre o de un padre el único afecto que recibió de su madre eran besos en su frente pero solo eran porque se sentía culpable de haberla traído a este miserable mundo.

Marley ahora con 5 años estaba en uno de muchos callejones en esa ciudad, vivía en una pequeña caja de madera que tenía lo necesario para al menos no pasar mucho frío su vestimenta solamente eran unos pantalones medios rotos de color café y una playera gris rota de la manga izquierda, en cambio con su padrastro siempre vestía más presentable el estaba en la pequeña choza que antes era el hogar de su madre y de ella.

Marley lo odiaba, lo odiaba tanto no conocía nada más que odio, odio por el sistema que les fallo a su madre y a ella, a Batman por no venir a rescatarla como a otros niños indefensos que conoció y odiaba a su madre por haberse enroscado con ese asqueroso.

Su estómago rugía implorando que lo alimentaran, ella no había comida nada desde hace 4 días.

-Debería de salir a buscar algo de comer..- Dijo Marley para levantar su vista a las calles de Gotham, para ser un lugar de mierda era hermoso de vez en cuando.

Volvió su mirada a la pequeña choza seguro su estupido padrastro estará dormido, se levantó de donde estaba y fue a donde su padrastro.

Abriendo un poco la puerta sin hacer mucho ruido exitosamente, se dio cuenta que efectivamente su padrastro estaba dormido, podía escuchar sus ronquidos desde afuera.

-Bien, aprovechare que esta dormido e iré a buscar comida para mi solamente- Dijo a secas Marley ella no estaba dispuesta a compartir su comida que con tanto esfuerzo se roba de cualquier puesto en el mercado profundo de Gotham.

Volvió a cerrar la puerta con cuidado y regreso a su caja para recoger su mochila.

-Ok, espero que no logren atraparme de nuevo, mi cuerpo no resistirá otros golpes.- Dijo frunciendo el ceño al recordar como su padrastro la tuvo que sacar de la "pequeña" cárcel en el que estaba para después regresar a la choza y estrellarla en el suelo para golpearla.

Con eso en mente salió del callejón y se dispuso a explorar su más preciada ciudad que conocía de pies a cabeza, no es como si tuviera otra cosa que hacer.

Veía como la gente salía de sus trabajos, como familias paseaban irradiando tanta felicidad que la asqueaban.

Ella no tenía nada de eso, los odiaba, siguió su camino ignorando a la gente, no se preocupaba por llamara la atención ya que las personas de ahí no se dignaban a verla o ayudarla solamente cuando ya había hecho su "crimen" es cuando le prestaban atención.

Llego a su destino, el mercado profundo, donde corruptos y criminales compran sus cosas, hasta aquí robar estaba prohibido, ridiculo.

Marley visualizo lo que estaba buscando desde que llego, a solo unos pocos metros, era el puesto de siempre, un señor de mediana edad no tan grande que su padrastro quizá unos 1.70 y con barba.

Tómame y no me dejes ir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora